Capítulo treinta y ocho.

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¿Por qué tardas tanto en despertar?

¿Hope?

Hope.

¡Hope!

Abrí los ojos y gemí ante el dolor de cabeza estridente que me atacó, masajeé mis sienes y miré a mi alrededor con la vista borrosa, esforzándome en enfocar. Una vez que logré hacerlo encontré el rostro ceñudo de Matty a unos centímetros de mí.

—Se fueron. —Lo miré sin comprender, él se sentó en mi estómago mientras cargaba a Korbin. —Papi y tío Woody se fueron con los malos. —Hizo un puchero y Korbin lo imitó.

— ¿Dónde están los demás?—Miré a mi alrededor mientras nos sentaba con cuidado.

—No lo sé, tío Ezra hizo magia y nos trajo aquí. —Se pegó a mí, temblando, Korbin se quejó ligeramente. —Ya, hermanito, yo te cuido.

Miré con ternura a mis hijos. El chasquido de una rama al romperse me puso en tensión y pronto sentí un tirón en la vena de mi cuello del lado izquierdo, hombres lobo.

— ¿Quiénes son ustedes?—Gruñó una voz masculina, tomé a mis hijos en brazos y me levanté con rapidez, los puse detrás de mí y miré al Alpha ante mí.

— ¿Quién eres tú?—Inquirí, enarcando una ceja.

—Matthew Moon, Alpha de la manada de Los Ángeles.

—Hope Green, Cazadora semi retirada.

—Ah, hola. —Alcé una ceja, ¿un Alpha podía ser tan despreocupado?—Sé que no vienes de caza porque traes a esos niños contigo, así que...

— ¿Matt? ¿Quiénes son los intrusos?—Una chica castaña acompañada de una niña de la edad de Matty apareció, me apuntó con un arma. — ¿Amiga o enemiga?

—Ninguna. —Me pasé una mano por el cabello. —No entiendo, ¿cómo llegamos aquí?—Korbin comenzó a llorar en brazos de su hermano, me giré y lo tomé en brazos. — ¿Creen que podrían darnos asilo? Solo por esta noche.

—Por supuesto. —Dijo la chica luego de escanearme con la mirada. —Aria Young.

—Hope Green. Ellos son mis hijos, Mathyas y Korbin.

—Vamos dentro, ahí te presentamos a nuestra manada. —Matt tomó en brazos a la niña y ella rio de manera encantadora, Matty la miró embobado.

— ¿Ella puede ser mi novia, mami?—Preguntó, Matt y yo lo miramos con rapidez, el Alpha gruñó.

—Tú, niño, a cinco metros de mi hija o tendrás problemas. —Mi hijo me miró asustado, me encogí de hombros.

—Cavaste tu tumba solo, hijo, sal de ahí por tu cuenta. —Se abrazó a mi pierna y todos comenzamos a caminar hacia la que parecía una enorme cabaña. —Lindo hogar.

—Gracias, costó tenerlo. —Aria le sonrió a Matt, él besó su coronilla y pronto apareció otro niño ante nosotros.

— ¡Hola!—Saludó, entusiasmado, y corrió a Mathyas. —Mi nombre es West, si te acercas a mi hermana te corto el cabello.

— ¡Matthew!—Exclamó Aria reclamándole a su pareja, quien miraba al pequeño West con orgullo.

— ¿Qué? Mi hija es una preciosidad y alguien tiene que protegerla.

— ¡Los rizos de oro no!—Chilló mi hijo y corrió dentro de la cabaña, West hizo una mueca.

—Ahí va un amigo menos. —Hizo un puchero, reí quedamente.

Cazadora: Licántropos y VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora