Capítulo veintitrés.

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Colm's POV

Sentí un profundo dolor recorrer todo mi cuerpo, por lo que me levanté de un salto de la cama y corrí hasta el espejo que había en el baño.

—Mierda. —Mascullé al verme palidecer de manera antinatural.

—Es... Hope. —Jadeó Luther apareciendo a mi lado, se llevó una mano al corazón. —Creo que...

—No, no puede estar muerta. —Lo interrumpí. —Espera, ¿cómo es que puedes sentirla?

—Te dije que era mi Mate.

—Imposible, ella ya tuvo a Abraham, además, es tu hermana.

—También es la tuya.

—Solo de padre, no cuenta.

Ambos gritamos al sentir un dolor perforarnos el corazón. Caímos al suelo de rodillas e intercambiamos una mirada.

—Es humana. —Dijimos al unísono y nos miramos, preocupados. —Oh, no.

(...)

— ¿En serio acaban de interrumpir mi sueño de belleza por Hope?—Preguntó Spencer tallando su ojo derecho.

—Sí. —Musitamos al unísono Luther y yo luego de intercambiar una mirada.

—Malditos. —Gruñó nuestro amigo y nos hizo pasar a su habitación. —Denme su sangre, debo realizar un hechizo.

Desgarré la carne de mis muñecas con mis colmillos y dejé que el delicioso líquido escarlata cayera sobre una especie de cáliz, Luther hizo lo mismo y ambos nos sentamos en el suelo frente a Spencer, a la espera de que realizara su hechizo.

—Ya voy. —Volvió a gruñir y tomó el cáliz. —Hope Green. —Susurró y la sangre se iluminó, él hizo una mueca antes de beber hasta la última gota de sangre en el recipiente.

—Oye, no es por nada, pero se supone que el vampiro aquí soy yo. —Me mofé para aligerar el ambiente, me ignoró abiertamente.

—Es humana. Y lo mejor de todo, es pareja de ambos.

—Imposible.

—Es posible. Al ser híbrida podrá tener seis parejas, son excepciones que pasan no muy a menudo así que siéntanse afortunados.

Luther masculló una maldición por lo bajo y me miró, en sus ojos solo había frustración y confusión.

—Es mía. —Gruñó, le mostré los colmillos.

—Ni en sueños.

—Nenas, nenas, las dos son bonitas, cálmense.

— ¿Crees poder evitar, o romper, eso?

—Probablemente, pero Hope debe estar presente.

—Debo encontrarla.

—No. —Masculló Luther. —Tú tienes un hijo que cuidar, yo la buscaré y la traeré aquí.

—Pero...

—Nada, pronto seré el Alpha por lo que debo tener a mi Luna a mi lado.

Los celos hicieron que la sangre me hirviera en las venas al imaginarlo besándola o inclusive, acostándose con ella, dejando a sus descendientes en ella. No, no lo permitiré.

— ¿Cuándo partirás?

—En una semana. —Asentí y salí, volviendo a la habitación que compartía con Mathyas, mi hijo.

— ¿Papi?

— ¿Sí, campeón?

—Quiero a mami. —Dijo en voz queda y sorbió de su nariz.

— ¿Otra vez la pesadilla?

—Sí. —Admitió haciendo un adorable puchero y comenzó a llorar.

Me apresuré a llegar a su lado en la cama y lo tomé en brazos, sentándolo en mi regazo y acariciando sus rizos, intentando apaciguar su llanto.

—Ella volverá, ya verás.

— ¿No morirá?

—No, ¿sabes por qué?—Negó con la cabeza, sonreí y sequé sus regordetas mejillas con mis pulgares. —Porque no dejaré que nada malo le pase, nunca.

— ¿La amas, papi?

—Claro que sí.

— ¿Y a mí?

—También. —Besé su cabeza y nos recosté a ambos en la cama. —Ahora, a dormir.

— ¿La Diosa Luna me cuida?

—No, mejor aún, yo te cuido.

Matty rio y me abrazó con fuerza, al tiempo que enterraba su cabeza rizada en el hueco de mi cuello, ocasionando que aspire su olor a cítricos, muy diferente al olor de su madre.

Ella huele a sangre y metal, todo el tiempo.

Miré al techo y poco a poco mis párpados comenzaron a traicionarme, hasta que terminé profundamente dormido.

(...)

Chelzea había enfermado repentinamente, por lo que mi hermano y cuñada se encontraban histéricos. Mathyas estaba abrazado a mi pierna derecha y miraba a su prima con miedo, miedo a que algo muy malo le pasara. Un ejemplo: morir.

— ¿Chelzea va a morir, papi?

—No lo sé, campeón. —Lo tomé en brazos y él se aferró a mi cuello con fuerza.

—No quiero que muera.

—Yo tampoco, pequeño.

Intercambié una mirada preocupada con Spencer, quien había rodeado a Chelzea con sus frascos, en los cuales guardaba todo tipo de plantas y pociones. Llevé a Mathyas a mi habitación, una vez ahí esperé a que cayera en un sueño profundo antes de volver al lado de mi hermano y cuñada.

—Le han lanzado un hechizo. —Me informó Cedric por lo bajo con la mandíbula tensa, sin apartar la mirada del cuerpecito de su hija.

— ¿Quiénes?

—Las Hechiceras. No sé por qué ni cuándo pasó. Spencer está con Aurora haciendo un contra hechizo o algo así.

—Sabes que no es tan fácil, mucho menos si hablamos de las mentoras de Hope.

—Mierda, lo sé, pero quiero que mi hija se recupere.

— ¿Y si solo lo empeora?

— ¿Qué sugieres? ¿Que no haga nada?—Permanecí en silencio ante su brusco cuestionamiento y esperé, al igual que él.

Por favor, Diosa Luna, ayuda a mi sobrina.



Por favor, Diosa Luna, ayuda a mi sobrina

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Cazadora: Licántropos y VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora