Capítulo treinta y nueve.

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Ayer se me fue el día leyendo (amo a BG. 5), so... aquí está su cap., ¡que lo disfruten!

—Nota del 17 de Mayo de 2018 (hoy es 8 de Enero de 2021 y me sigue encantando BG.5)

Puse los ojos en blanco tras los párpados y gruñí, sintiendo las cadenas rodeándome entera, mientras mis parejas gritan órdenes con tendencias homicidas hacia mis ayudantes en mi cabeza, grité e intenté librarme de mis ataduras, en vano.

¡Debes matarlo a todos!

¡Córtales la cabeza!

¡Despedaza a sus hijos!

¡Destruye... su... hogar!

Resiste, Hope, ignóralos.

¡Colm!

¿Qué? No voy a apoyar sus tendencias homicidas.

— ¿Hope?—Miré a Aria con los ojos entornados, ella tenía en brazos a Korbin, quien se removió, desesperado, en sus brazos al verme. Jadeé e intenté tomar a mi pequeño.

Dah dah. —Balbuceó él, tirando sus bracitos hacia mí.

Quítale la vida.

— ¡NO!—Rugí, tirando con más potencia de mis cadenas, el sudor empapaba mi cuerpo e imposibilitaba mi visión. — ¡Mis hijos no, hijos de perra!—Chillé y miré mis muñecas, volví mi vista a Korbin y sollocé. —A la mierda. —Enredé mis muñecas en las cadenas y las rompí, mi visión se nubló ante el dolor mientras mordía mi labio inferior para no gritar.

— ¡Hope!—Aria me miró horrorizada, le di mi mejor sonrisa de lado, tratando de tranquilizarla.

—Así... no seré un... peligro. —Jadeé con dificultad mientras luchaba contra las inexistentes lágrimas que luchaban por salir.

Carajo, esta está más loca que Asedora.

Ya la mordimos, no podemos devolverla.

¿Podrían dejar de hablar así de ella? No es un juguete con el cual jugar o devolver cuando les dé la gana.

Descansa, Hope, volveremos después.

Dejé caer mi cabeza sobre la almohada, jadeando, mientras intentaba ignorar el dolor en mis muñecas. Cerré los ojos, buscando un poco de alivio del dolor en el país de los sueños. Sin embargo, dicho alivio, o sueño, nunca llegó.

(...)

Pasé mi lengua por mis labios resecos, entrecerré los ojos ante la repentina luz mortecina y miré a mi alrededor, desconcertada. Estaba en medio del bosque, no en la cabaña de la manada Moon.

Dirigí mi atención a mi cuerpo, encontrándome en libertad y con mis muñecas estaban casi curadas, fruncí el ceño y me incorporé con lentitud. Una rama se rompió detrás de mí, a lo que giré con rapidez y encontré a Abraham con Korbin en brazos, mostré mis colmillos de vampiro en ademán amenazante.

—Guarda los colmillos, mamá murciélago, no le voy a hacer nada a tu bebé. —Acarició su cabellera lacia y oscura y me miró a los ojos, con una sonrisa ladina asomando en sus labios. —Aún.

—Dame a mi hijo, Bennett. —Gruñí, tensa, él rio entre dientes.

—Vamos a jugar un pequeño juego, es conocido como "Quítale la cola al zorro". Consiste en ponerse una cola de zorro y correr con un pote de pintura agujerado en la mano, si te atrapan antes de que la pintura se acabe, pierdes, pero, si la pintura se acaba y aún conservas tu cola, ganas.

Cazadora: Licántropos y VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora