Capítulo trece.

13.5K 1.2K 116
                                    

Enterré mis pulgares en sus cuencas, presionando con mis uñas sus ojos, logrando que suelte su arma al tiempo que suelta un alarido de dolor. Di una especie de voltereta hacia atrás y pateé su mandíbula con fuerza, aterricé parada con un golpe sordo mientras que Mickey se desplomaba sobre el suelo de concreto de la habitación.

—Lo que tú crees saber yo lo aprendí antes, te lo enseñé y lo puse en práctica cien veces más que tú, sé cuál es tu siguiente paso mientras que tú a penas y podrás adivinar el décimo que daré, acéptalo, hermano, estuviste derrotado apenas levantaste tu hacha en mi dirección. —Musité mirándolo con superioridad, él me miró con odio.

—Estás acabada, criatura. —Se levantó de un salto e hizo girar entre sus dedos un cuchillo de caza. Me puse en posición de pelea, tensando mis músculos y mostrando los colmillos, lista para su siguiente movimiento.

Llevó la afilada hoja del cuchillo en dirección a mi cuello, puse los ojos en blanco y lo esquivé con facilidad, llevando mi puño hacia atrás para luego descargarlo con fuerza sobre su nariz, sintiendo el tabique romperse bajo mis nudillos.

Mickey soltó un alarido y soltó el cuchillo, primer error. Le di otro golpe con mi puño en el pómulo antes de dejarme caer y darle una buena patada en las espinillas, logrando que él caiga, de nuevo, hacia atrás.

—No eres rival para la Cazadora, hermano, termina ya con esta idiotez. —Dije con superioridad, él me fulminó con la mirada y, sin decir nada más, salió corriendo por la puerta. —Canalla. —Bufé, poniendo el cuchillo de caza en mi cinturón.

—Sigues dando una buena pelea, Hope. —Me felicitó Tyron con una sonrisa, palmeando mi espalda.

—Creo que acabas de pisotear su orgullo.

—Déjenlo en paz, solo es un adolescente incomprendido por sus idiotas hermanos. —Golpeé a Ezra con mi puño en el pecho, sacándole el aliento. —Por cierto, ¿me liberan ya? Debo irme antes de que Cedric mande a cortar mi cabeza.

—Deberás volver en una semana, ¿entendido?

—No preguntes, asuntos de Rastreadores.

—Bien, hasta entonces. —Me despedí y salté por la ventana, cayendo limpiamente sobre un arbusto con zarzamoras.

Corrí a través del bosque hasta que llegué a la civilización, donde me detuve a comer algo y recuperar el aliento.

Entré en una taberna, acaparando la atención de varios hombres con unas copas de más. Los ignoré y caminé hasta la barra, una vez ahí me senté en un taburete de madera y esperé para que me tomaran la orden.

—Una hamburguesa y una cerveza, por favor. —Pedí al hombre de barba blanca y larga frente a mí, él asintió y fue a preparar mi pedido.

—Hola, Cazadora, ¿qué te trae por aquí?

Sentí un tirón en la vena de la izquierda, la cual conecta al corazón, por lo que supe al instante que se trataba de un licántropo, tomé sutilmente el cuchillo de caza en mi cinturón y miré indiferente a la criatura.

—Aléjate si sabes lo que te conviene. —Gruñí, el miedo brilló en sus ojos mas no se alejó, fastidiándome. —En serio, animal, lárgate antes de que tus ojos terminen en esta sucia barra.

—Tú mataste a mi Luna.

—He matado a varias como para recordar a la tuya. —Contesté con simpleza, encogiéndome de hombros. —Adiós.

Rugió y en menos de diez segundos tuve a un enorme lobo café intentando morderme con sus enormes fauces, gruñí por el esfuerzo intentando quitarlo de encima de mí y levanté una pierna, golpeando su costado derecho con fuerza.

Cazadora: Licántropos y VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora