Después de la escuela Alessandro Tremaine estaba listo para proponer algo a sus tres no-amigos. Había evitado cualquier contacto con ellos, y evitó decirles cuál era su proposición. Todos ellos se miraron curiosos entre sí. Quizás era por qué Alessandro no era del tipo de hacer reuniones. Pero ellos al notar la seriedad en su voz, decidieron ir a la peluquería aquella noche. Alessandro estuvo todo el día un tanto ansioso. Pero, tragó sus ansias y ligero temor. Esta era una parte de su plan, tenía que demostrar determinación para ejecutarlo.
Mientras acomodaba el lugar mientras esperaba que los demás llegarán (Generalmente, llegaban tarde, era una costumbre en la Isla), tomó ese tiempo de espera para practicar lo que iba a decir y hacer. Tengo que convencerlos, pensó el, mientras hacía gestos con las manos. Para sus dieseis años, Alessandro era un chico alto y con un cabello rojo como el fuego, y unos penetrantes ojos como heredados de su abuela. Así que pensó que ambicioso era en lo que se había metido. Algo que no era para los cobardes y muchos menos para los débiles de corazón. Y Alessandro no era nada de eso. Toda su vida se había esforzado por lo que quería, arañando, y golpeando su camino a la cima, su camino hacia su respeto, hacia su puesto como uno de los temidos en esta isla. Le había costado mucho. Pero lo había logrado, Alessandro no era precisamente el rey de la ciudad (no aún), pero se había quebrado la espalda por ser una fuerza con la cual contar. Él nunca se conformó con solo ser otro nieto de Lady Tremaine, él quería más, mucho más. Quería su lugar en los puestos más altos del tótem, y hoy había reforzado ese lugar. Anthony, había sido su boleto a la fama en Dragon Hall, y en la Isla de los Perdidos la fama (infamia, para ser más exactos) y tu nombre—lo era todo. Si él podía hacer eso, entonces podía con cualquier cosa. La idea lo emociono.
Ulises, Zyma, y Regina entraron a la peluquería, el trío de jóvenes villanos se veían totalmente aburridos cuando se sentaron las sillas para atender clientes, Zyma y Regina ojearon algunos zapatos que estaban en la mesa frente a ella. Mientras que Ulises se reclinó muy relajado en una silla.
—Por fin llegan, pensé que venían desde Agrabah en caracoles —Alessandro se quejó.
—Estos zapatos son muy lindos —comentó Regina sosteniendo una zapatilla de cuero gastado.
—Annie las fabrica, son bellísimas como una zapatilla de cristal, y más cómodas que unas pantuflas —Alessandro estaba orgulloso del talento de su hermana menor—. Agradecería que no tocaran nada. Se lo que deje aquí, si algo desaparece mientras ustedes están ya saben lo que pasara.
Regina rodó los ojos. Zyma y Ulises hicieron un gemido con desdén.
—Bien, que bueno que están aquí. Tengo algo que decirles —Alessandro se paró erguido, y trato de sonar tan serio como su abuela.
—Que eres gay, lo sabíamos —Ulises se rió, Zyma y Regina dieron una risita.
Alessandro rodó los ojos. —¡No! Y no me gustan los chicos.
—¿Entonces qué? ¿Para qué nos manda a venir para acá? ¿Debe haber algún motivo? —Zyma miraba a Alessandro.
Alessandro suspiró profundamente. Tenía que hacer esto de una vez por todas. ¡Era ahora o nunca!
Él iba a ser franco y directo, no quería andar con ródeos.
—¿Quieren formar parte de un gran plan malvado? —pregunto él. Tenía que comenzar con algo, ¿no?
—¿Y qué plan seria ese? —preguntaron los tres niños villanos a coro.
Alessandrocomenzó a hablar, montado en una mesa, como cuando un líder quería hacerse very escuchar. Les explico cada detalle de su plan, fase por fase, ellosescucharon muy atentamente.
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La Descendencia de la Isla de los Perdidos
Fanfiction¡Cuidado con los lugares a dónde vuelves! En la remota Isla de los Perdidos, un evento único se realizará, el Festival del Mal, reúne a todos los villanos de la Isla para celebrar el orgullo que los representa. Y cuando el viejo amigo de Mal, Alessa...