Las luces de la Ciudad de Auradon brillaban cuando la limusina real comenzaba a acercarse a la costa. Pasaron por la carretera que daba hacia el Puerto de Bella, y tomaron el camino principal hasta la capital de Auradon. Cuando todos llegaron a la Preparatoria de Auradon, estaban cansados, exhaustos, y nadie tenia ganas de decir algo.
Mal, Evie, Freddie y Ben, se bajaron de la limusina.
—Llevaré la limusina al taller mecánico para que la reparen —dijo Carlos con Jay abordo en el asiento del copiloto—. Ya sabes, el vidrio roto y el daño a el recubrimiento del interior.
—¿Ben, qué decimos cuando vean a dos hijos de villanos con la limusina del rey toda dañada? —quiso saber Jay.
—Diles a los mecánicos que vienen de parte del rey, y que cualquier cosa me comunicaré y daré una explicación por ustedes —respondió seriamente.
—Está bien. Nos vemos luego, chicos —ambos hijos de villanos se alejaron en el vehículo.
—Freddie y yo iremos a descansar y preparar todo para mañana —dijo Evie.
—Pero yo no quiero ir a ese tonto baile y preparar vestidos —se quejó la hija del Hombre Sombra.
Evie lanzó una mirada fulminante y sería, en ese momento se parecía mucho a su madre cuando daba ordenes a sus secuaces.
—Sí quieres, Freddie. No tenemos absolutamente nada que estar haciendo aquí —dijo tomándola del brazo y alejándola donde estaban parados Mal y Ben.
Cuando las chicas se alejaron, Ben rompió el silencio.
—¿Podemos hablar en privado? —carraspeó.
Mal asintió, y caminaron hacia su despacho.
Mientras caminaban, ninguno de los dos dijo absolutamente nada. El silencio de la noche se mezclaba con su respiraciones algo calmadas. Quizás era cansancio.
Eso era. Cansancio. Tanto físico como mental. Soportar todo lo que habían pasado los tenía exhaustos. Pero, ¿podrían recuperarse?.
¿Era sólo otra de las tantas pruebas que se presentaban ante ellos?
Entraron al estudio de Ben, Mal pasó primero, y él cerró la puerta.
Ella se paró en medio de la habitación, y observó en una pared un retrato. Era una foto de ella agarrada de la mano de Ben. Había tanta felicidad en sus rostros.
La sonrisa de Ben en la foto hizo que Mal sintiera una ligera punzada de culpa y dolor en su corazón.
Ben caminó hasta donde estaba ella, pero Mal se alejó. Le hizo una seña para que mantuviera su distancia.
—Ben, por favor.
Él suspiró y se sentó en el borde de su escritorio, sus brazos cruzados.
—Bueno, eso fue intenso —dijo rascándose la nuca con un brazo.
Mal se preguntaba si se refería a lo que había pasado en la Isla, o con ellos. Posiblemente ambas cosas. Recogió un mechón morado de su cabello y lo ubicó detrás de su oreja. Volvió a suspirar, trataba de no mirar directamente a los ojos. Tenía miedo, miedo de que viera en el verde de su mirada el sentimiento de culpa y tristeza que había provocado a sí misma.
—¿Tienes algo que decirme, Mal? —Ben preguntó, su voz estaba más calmada.
—Lo lamento —Mal sabía que era inapropiado decir eso, precisamente en ese momento. ¿Una simple y sincera disculpa arreglaría todo como siempre? ¿Realmente lo haría?
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La Descendencia de la Isla de los Perdidos
Fanfiction¡Cuidado con los lugares a dónde vuelves! En la remota Isla de los Perdidos, un evento único se realizará, el Festival del Mal, reúne a todos los villanos de la Isla para celebrar el orgullo que los representa. Y cuando el viejo amigo de Mal, Alessa...