Capítulo 22: El nuevo jefe

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—¡Eres increíble, Ale Tremaine! No puedo creerlo, tenemos esta ciudad —Ulises parecía emocionado al llegar a la peluquería de Lady Tremaine.

—Ya lo sé, soy lo mejor, nadie me puede vencer —Alessandro resopló sus uñas. Alessandro le encantaba que le dijeran que era el mejor, amaba cuando los demás pronunciaban su nombre y apellido con asombro y admiración.

—Hey, quítate esa ropa, anda y sube, tenemos una sorpresa para ti —Regina sonreía pícaramente.

Alessandro sonrió arqueando una ceja. —De acuerdo —subió las escaleras a su habitación.

Mientras se cambia su andrajosa ropa pirata por su acostumbrada ropa a su estilo, se miró al espejo viendo un brillo de orgullo en sus ojos. No hace mucho no tenía nada. Ni reputación, ni un equipo sólido, ni siquiera era un líder. Pero hoy era diferente. Hoy era un líder.

***

Cuando Alessandro bajó las escaleras hacia la peluquería se sorprendió, un trono de madera oscura acolchado con tela roja oscura y magenta estaba montado en una mesa. —¿Y eso? —preguntó él.

—Para un líder —Ulises dijo sonriendo.

Alessandro se emocionó. El no esperaba esto. Era un agradable malvado detalle de parte de su equipo. Regina ofreció su mano, para que Alessandro se subiera a la mesa y se sentara en el trono. Cuando tomó asiento se sintió muy cómodo, como un rey, como un líder.

—Son las 12:00 am, debes abrir la tienda —Zyma dijo mirando su reloj.

—Abre entonces —Alessandro mandó desde el trono. Luego se bajó, y los clientes comenzaron a llegar.

La clientela comenzó a teñirse el pelo, Anastasia atendía a Madame Medusa, y Drizella retocaba las raíces blancas de Cruella. Prendieron el televisor, en la pantalla se mostró a Mal otra vez en ese estúpido evento en Cinderellasburg.

Zyma, Regina y Ulises se quedaron cerca de un sillón echados sobre una mesa cercana. Alessandro fue a buscar unas cajas de fijador en spray. Podías ser rey de la Isla de los Perdidos, pero aun así tenías que trabajar para ganarte un sueldo. Acceder al trono de la ciudad no traía consigo un castillo o fortuna.

Alessandro miró el televisor con desdén. Esa tonta de Mal, la emoción de hace un momento se le había ido al recordar a Mal, esa traidora estaba con la familia real de Cinderellasburg, todo lo que odiaba Alessandro estaba proyectándose en la pantalla.

—Maldita impostora —Alessandro le gritó al televisor—. Ehmm, ¿qué esperan? —él esperaba que su equipo insultara a Mal.

—Traidora, perra maldita, princesa chupa vergas de la realeza —dijeron los tres niños villanos seguidamente.

—Me gustaría borrarle esa sonrisa de su rostro —Zyma le dijo a Alessandro.

—Pronto, querida. Pronto

—Míralos tan felices en Aburri-don —Regina se acercó a él.

—Esa maldita hada de cabello purpura, siempre me humillo delante todo el mundo —Alessandro dijo a su equipo—. Pero pronto ella y su equipo no serán nada. Y Auradon será mío —dijo el mirando hacia arriba con emoción, los tres niños villanos lo miraron fijamente haciendo una mueca—. Perdón, quise decir nuestro. Porque tengo al mejor equipo de todos, la hija de Yzma, la hija de la Reina de Corazones, y al hijo de Úrsula. Y lo más importante, ¡Yo!, nieto de Lady Tremaine —añadió entrelazando sus brazos en sus cuellos.

—¡Claro que sí! Porque un nuevo jefe en esta isla los hará temblar —dijo Ulises reía malvadamente.

—Entonces dime, ¿cuál es el nombre del nuevo jefe de aquí? —preguntó Alessandro acercándose a Ulises.

La Descendencia de la Isla de los PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora