Capítulo 29: Hogar.

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«No pertenezco aquí» —Mal, Descendientes 2.

Cierto tiempo después...

Mal acababa de llegar de sus clases, entró a su habitación y lanzó la mochila a la cama, se quitó sus zapatos y comenzó a sacar los libros de su morral. Evie no estaba, había decidido y a cenar con Doug y sus tíos, así que tenía el cuarto para ella sola. A Mal le gustaba mucho la paz, la tranquilidad y la privacidad, aveces, toda esa tensión que generaba ser la novia real, realmente le enseñó a valorar aquellas cosas. Claro, la prensa y los fotógrafos se habían calmado un poco. Pero ciertamente estaban todavía ansiosos por tener un noticia nueva del rey y su —futura esposa y reina— novia.

Se sentó en su escritorio que daba a una ventana en su habitación, comenzó a hacer sus tareas. Memorizó los rangos de la nobleza, ya que iban para el examen del lunes, en la clase electiva de Políticas de el Palacio, también tenia que hacer un informe para Historia Real de Auradon, y no olvidemos la exposición de Habilidades de la Vida sin Magia. Tenía una agenda de tareas escolares algo apretada, pero Mal entendía que debía hacer esto por su futuro. Auradon era su futuro. Así que tenia que mejorar sus calificaciones. Mientras se ordenaba y sacaba algunos libros y una laptop de color púrpura con negro, observó por la ventana, mas allá de los jardines de la Preparatoria de Auradon estaba el eterno azul del mar, pero aun más allá, estaba una pequeña isla que se veía como una mancha marrón y negra. Hogar, pensó Mal.

Auradon era su futuro, y vivía allí, pero la Isla de los Perdidos siempre fue su primer hogar, donde creció, donde vivió (mejor dicho, sobrevivió) su infancia y en gran parte su adolescencia.

Mal sabia que no podía hacer lo mismo que hizo hace varias semanas. Irse de Auradon y visitar la Isla de los Perdidos así por así, no era una buena idea, ahora ella era una noble, y la novia del rey. Si se iba a mitad de un periodo escolar, obviamente todos se darían cuenta. Pero ella le había comentado a Evie no hace mucho sus ganas de ir otra vez solo a buscar unas cosas que había dejado en la Isla, era solo eso, iba de incógnita, abría la cúpula, llegaba al Castillo de las Gangas, entraba su habitación y salia otra vez, Mal pensó. Pero luego sacudió su cabeza, si volvía y alguien se enteraba seguramente planificarían algo. Mal tenia muchos enemigos en la Isla de los Perdidos, Mad Maddy, Ginny Gothel, Harry Hook, Anthony Tremaine, incluso Uma (aunque no estuviera atrapada en la Isla, lo cual seguía preocupando a Mal)... La lista podía seguir.

Claro, algunos hijos de villanos la querían y les causaba inspiración, ese famoso club de Anti-Héroes, habían toda clase de hijos de villanos que querían seguir los buenos pasos de Mal y sus amigos. Seguramente si Mal volvía a la Isla, también tendría amigos esperándola allá, Hadie, Yzla, Big Murphy y todos los miembros del Club de Anti-Héroes. Evie le comentó a Mal, que cuando le había dicho de los hijos de villanos que les gustaría ir a Auradon pensó en los miembros del club.

Mal se levantó del escritorio y fue a su cama a buscar un lápiz para comenzar a escribir sus anotaciones para el examen. Cuando revisaba la mochila notó algo peculiar en la almohada, algo que no había visto allí antes de entrar a la habitación.

Era un sobre, el papel estaba desgastado y amarillento, Mal lo tomó con curiosidad. ¿Quien le dejaría una carta a ella? Mal miró la parte de atrás, y allí al leer: De la Isla de los Perdidos, Mal enseguida tomó enserio esta carta, era una carta de la Isla, raramente llegaban a Auradon. Mal abrió el sobre, y observó un pedazo de papel amarillento y gastado. ¿De quien podría ser esa carta? ¿Una amenaza de Uma? ¿Algún mensaje nuevo que mandó el profesor Yen Sid sobre las Catacumbas de la Perdición?. Sin poder resistir más la intriga, Mal la abrió y leyó:

Tenemos el desagradable placer de invitar a Lady Mal, hija de Maléfica, al evento que se celebra en la Isla de los Perdidos, el Festival del Mal, un evento donde homenajeamos a todos los villanos. Usted siendo descendiente de la villana mas temida de todos los tiempos, nos encantaría contar con su presencia para este evento, que se realizará el fin de semana.

Atentamente: A.T.

¿A.T.? ¿Quien es A.T.?, pensó Mal. Ella trató de recordar a muchas personas en su vida que comenzarán su nombre con A y T. Mmm, ¿quien podría ser? ¡Anthony Tremaine!, quizás era él quien le había mandado esto, pero Anthony Tremaine la aborrecía y destetaba, ¿Por qué Anthony Tremaine le escribiría una carta para invitarla a un evento de la Isla? Definitivamente, Mal olió algo podrido en esto, y no precisamente de un plan malvado que se pensaba ejecutar, era la carta, olía a basura y suciedad, los olores de su hogar la hizo sentir un tanto nostálgica. Hogar, podrido hogar.

Pero había algo en esa carta, algo que hizo pensar a Mal en volver a su antiguo hogar, era viernes y era de noche, si iba a la Isla y se movía rápido estaría de vuelta en Auradon para las 10 pm, además no podía quedarse mucho en la Isla, aunque sintiera el deseo de asistir a esa festival. Mal recordó asistir varias veces, a ese evento, su madre siempre le comento que las fiestas eran lo mas tonto y estupido del mundo, pero Maléfica le daba su aprobación si era ese tipo de evento. Cualquier cosa que se celebrase el mal, a Mal y Maléfica les encantaba.

Pero no podía dejar Auradon otra vez, tenía que darle una explicación clara a Ben y a sus amigos. Ella no podía abusar de su confianza. Porque Ben no la dejaría volver sola, y Mal no quería que él o algunos de sus amigos fueran secuestrados como había hecho Uma hace tiempo.

Si nadie se enteraba nadie sufría daño, pensó Mal, luego sacudió su cabeza, ¿que duendes estaba pensando ella? Estaba engañando, mintiendo, y abusando de la confianza de Ben.

Abrir la cúpula de la Isla era un delito grave en Auradon, y Mal lo sabía, si era encontrada infraganti seguramente se le daría un severo castigo, incluso devuelta a la Isla, y Mal no podía vivir su vida sin estar sin Ben.

Así que tenia que hacer una decisión, volver rápidamente a la Isla y buscar algunas pertenencias, o quedarse aquí en Auradon y seguir adelante.

Mal quería tener algunas cosas de la Isla para sentirse mas a gusto, como su collar de garra de dragón que Maléfica le había regalado por su cumpleaños número dieciséis, enseguida Mal volteó hacia el lagarto que estaba en la caja de cristal en su habitación.

Solo iría un par de horas. Nadie se enteraría, ya lo había hecho antes. Por qué esta vez seria diferente. Mal tomó su mochila, fue a su armario, y saco un conjunto de ropa.

Una chaqueta negra y en las mangas moradas, un camisa color ciruela, y pantalones negros de cuero ajustados, sus botas de tacón alto, y sus viejos guantes sin dedos.

Su decisión estaba hecha. Después de que hiciera esto y volviera, ella le contaría todos a sus amigos. Pero necesitaba dejar un señuelo para que no supieran que se había ido, así que puso dos almohadas bajo su sabana, y coloco una peluca morada que extrañamente Evie tenía en su closet. Se prometió no usar magia para ello, ya que estaba haciendo algo incorrecto con el hecho de irse.

La Descendencia de la Isla de los PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora