39. Beso de luna

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Tú, luna rota, sabes que estoy aquí con la esperanza de que regrese a mí 🎶

* * *

El domingo llegó, era el último día que Alec tenía de vacaciones, la última noche que podría desvelarse y pasar fuera con su Luna.

Habían bastado unos cuántos días para volverse adicto a Él, a su presencia, su luz, su voz...aquellas caricias tan únicas. Tan especial.

Sentía que ya no podría dormir, ni vivir, sin él. Sus ojos se cerraban con su canto y dormía pacíficamente. Soñaba, casi soñaba, con Él. Lo tenía tan cerca, tan cerca de recordar, pero siempre despertaba y él no estaba, ni la Luna.

Esa noche se despidieron en cierto modo: -Mañana vuelvo a mi trabajo.

-Lo sé.

-V-voy...a... Voy a extrañarte.

-Estaré aquí cada noche para ti, Alexander. Siempre. Hasta mi último día, incluso cuando no me veas, estaré aquí. Estoy aquí y si tú estás cansado y no quieres hablar, no hará falta. Tu sola presencia es un alivio para mí.

-Para mí también -aquellas mejillas teñidas de rojo enamoraron un poco más a la Luna.

-Ahora descansa, cuida a mi bebé, y cuídate tú. No te esfuerces mañana en tus clases. Piensa en...mí. No me olvides.

-Nunca podría hacerlo.

Y entonces algo nuevo sucedió: un beso de la Luna.

Que se sintió real, que revivió sensaciones. Ella, él, ya lo había besado antes.

* * *

El lunes fue el día más difícil. Alec sentía que todos lo miraban demasiado, fijamente a su vientre.

-Es tu imaginación -decía Esperanza-. Ni siquiera se nota con esa ropa que traes. Ese suéter flojo y feo.

-No es feo -Alec hizo un puchero.

* * *

El martes tenía menos clases, así que, sin esperar a Esperanza, volvió solo a casa para poder verlo. Estar aunque fuera unos minutos con él antes de caer rendido en brazos de morfeo.

* * *

El miércoles Alec se desmayó a media clase. Y Magnus, a una realidad de separación, de algún modo lo sintió. Estaba ansioso porque llegara la noche y poder ver que estaba bien, que era sólo un presentimiento falso.

Pero el tiempo pasaba tan lento que cometió una locura: visitó al sol.

En su forma de Magnus, aquella que ella amaba. La visitó sólo un momento, sólo para ver desde su posición. Sólo un minuto.

Y ella lo vio, lo vio mirar a aquel mortal ojiazul.

* * *

Para el jueves Magnus seguía preocupado por Alec, y por las palabras de Camille. Pero Alexander, su Alexander, se veía tan cansado que no pudo decirle, no quería preocuparlo. Ya hablarían después.

En cambio, tras otro beso de luz de Luna, dijo "Hasta mañana" esta vez sintiendo que era real, pues mañana era Luna llena, no más contacto de Luna, mañana estarían frente a frente como Magnus y Alexander.

La sonrisa de Alec era incluso más brillante de lo que la Luna sería nunca, acarició su vientre: -Estamos contando los segundos.

CONTINUARÁ...

Hasta mañana con el gran día! 🙌

Hijo de la luna (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora