En un beso sabrás todo lo que he callado.
(Pablo Neruda)* * *
Magnus se congeló al tener a Alec tan cerca, había esa mirada vidriosa en sus ojos, y eran azules. Magnus había empezado a notar que sus ojos se mantenían cada vez más tiempo azules, aunque estuvieran cerca. Era como si realmente estuviera ahora con él, con Magnus, y lo con la Luna. Como si él quisiera estar y no fuera un simple vínculo.
El dedo de Alec, cálido y suave, delineando su labio. Magnus tragó y cerró sus ojos, obligándose a controlarse y no besar a Alec ahí mismo. Podía perder todo lo que había ganado sólo por precipitarse, justo cuando lo veía ya tan cerca y posible.
El dedo de Alec se detuvo sobre las comisuras de sus labios y jadeó. Magnus no tuvo que preguntar. Él también lo vio.
<<Hace dos mil años, un beso especial. Era un día de fiesta en el pueblo, todos estaban festejando en la plaza, Magnus les había dado permiso, pero él se quedó, y Alec también.
Alec había pensado en que fueran, como siempre, al lugar al que iban cada noche. Pero cuando fue a buscar a Magnus, él estaba en la cocina, metiendo su dedo en una mezcla dulce que la cocinera había dejado lista. Se lo llevó a la boca y gimió ante el sabor, sin darse cuenta de la presencia de Alec, hasta que sintió sus manos envolver su cintura. -¿Rico? -preguntó Alec con una sonrisa.
Magnus sonrió también con un "Sí", Alec dijo "Déjame probar" y Magnus lo apresó en un abrazo y lo beso con dulzura, dulce el sabor compartido y dulces los movimientos de sus labios.>>
Alec no despegó su mirada de Magnus, su pecho subía y bajaba con cada respiración. Ya fuera que sus deseos crearon la imagen, o la fantasía contribuyó a sus deseos, se inclinó más hacia Magnus, su dedo limpió la mezcla bajo su labio, pero él siguió acercándose.
Magnus suspiró un "Alexander" y Alec rozó apenas sus labios.
Un primer beso, tan dulce, como si detuviera el tiempo, como si lo regresara, como si creara uno propio, sólo de ellos.
CONTINUARÁ...
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Hijo de la luna (Malec Mpreg)
FanfictionTERMINADA» Alexander Lightwood no quería casarse, sus preferencias siempre fueron evidentes, pero él tenía un deseo demasiado grande: quería un hijo. Entonces se le ocurrió, ¿por qué no? Pedir un deseo...a la luna. La luna era una divinidad y, como...