144. Primeros besos

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Nada es para siempre, amor, hoy nos toca compartir la misma luna, y mañana quién sabe si hay una separación o habrá fortuna 🎶

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* * *

Las manos de Alec seguían en el rostro de Magnus, sintiendo la suave piel que se sentía conocida bajo sus dedos. Una mano de Magnus fue a su espalda, como si quisiera mantenerlo cerca, como si en cualquier momento fuera a desaparecer, y la otra se quedó a un lado de su vientre.

Era un nuevo primer beso.

No en primero, hace dos mil años, siendo humanos, bajo la tormenta.

No el primero, como la Luna, y como Alexander, cumpliendo un deseo en un sueño.

No el primero, como la Luna y Alexander consciente del beso.

Era el primero como Alec y Magnus, en una realidad complicada, con secretos y verdades a medias, con un embarazo que parecería imposible, con sus hijos entre ellos; pero era, sobre todo y lo más importante, un beso deseado. Un beso mutuo.

Fue fugaz, pero se sintió como una eternidad juntos. Fue lento y despertó un torbellino rápido de sensaciones conocidas y olvidadas. Fue suave y golpeó fuerte el corazón.

Magnus mantuvo sus ojos cerrados, con miedo de abrirlos y ver el arrepentimiento de Alec.

Alec se aferró a él. No había arrepentimiento en ese momento. Sólo el fantasma de los labios de Magnus sobre los suyos y una sensación cálida en su pecho, y sus hijos felices. Max y Elara se moviendo felices.

Alec no quería alejarse. Alec quería otro beso, uno más fuerte, más real.

Magnus terminó por envolverlo en un abrazo, los utensilios de cocina olvidados. Quería decir algo, pero no encontraba palabras: ¿Esperaba tanto este momento? ¿Me gustas? ¿Te quiero? ¿Te amo? ¿Nos amamos hace milenios? ¿Soy la Luna?

Fue Alec quien rompió el silencio. Y no fue lo que dijo, fue la firmeza en su voz: -Magnus.

Y él no necesitó más. Aunque no podían confesarse todo, eran ellos dos. Magnus y Alec. Y el futuro juntos estaba cerca.

-Oh... Lo siento -las palabras de Esperanza y el lloriqueo de Rafa los hizo separarse-. No quería interrumpir, pero tiene hambre, y no estoy segura de cómo... Ustedes saben más de eso...

-Dámelo -dijeron al unísono y luego se sonrieron, ignorando la mirada de sospecha de Esperanza.

-Alguien debería recoger eso -ella señaló la mezcla en el piso y la cuchara tirada.

Alec empezó a hacer ruiditos hacia Rafa que rió en cuanto lo tomó en brazos. -Yo no puedo agacharme y no lo tiré yo.

Magnus abrió su boca indignado. Rafa se rió. -Pero fue tu culpa.

Alec evitó su mirada y ocultó su sonrisa y su sonrojo en Rafa.

Lo había besado.

-No lo tiré yo -canturreó mientras le explicaba a Esperanza cómo preparar la leche de Rafa. Rafa pateó feliz sobre el vientre de Alec, ese golpe suave que siempre daba como asegurándose que seguían ahí. Una patadita que hizo a Alec llevarse la mano al vientre le respondió-. No sé por qué me imagino que es Elara.

Magnus sonrió mientras limpiaba el piso. Tenía la misma idea. Elara iba a traer problemas y desastres, y Max sería el niño tranquilo en brazos de sus padres.

Eso y que, en sus visiones, Rafa y Elara siempre aparecían juntos.


CONTINUARÁ...

Hijo de la luna (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora