20. La primera Luna

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Siguiendo la luna no llegare lejos, tan lejos como se pueda llegar 🎶

* * *

Faltaban más de dos semanas para la Luna llena.

Para ese momento, Alec ya tendría un mes de embarazo según sus cálculos.

Un mes. Aparentemente se había embarazado en la Luna llena anterior...

En ese momento dejó de escuchar lo que Esperanza decía.

La Luna llena anterior. Él vendría en la siguiente Luna llena. Alec quedó embarazo en Luna llena... Y, oh dios, ¿él había estado aquí? ¿Aquí junto a él para cumplir su deseo?

Entonces llegaron a su mente fragmentos del primer sueño. De esa noche. No recordaba al hombre, pero sus mejillas se tiñeron de rojo y una corriente de electricidad recorrió su cuerpo como una suave caricia, un cosquilleo en su vientre.

Recordaba las caricias. Las manos suaves. Los labios húmedos, calientes y delicados sobre su piel.

Recordaba la luz de la Luna sobre Él.

Él. Había sido él y Alec no podía recordarlo.

Sus ojos se cerraron intentado retener la imagen y las sensaciones, pero no pudo.

-Nada -respondió una y otra vez cuando su amiga preguntaba insistentemente si le pasaba algo.

Esa noche no salió al balcón. No dejó la puerta abierta. No tuvo sueños.

Él no vino.

* * *

Pasaron dos noches sin que su mortal saliera, ya casi se acababa la segunda semana.

Pero Magnus decidió no bajar. Primero, porque estaba muy débil y estar con él sólo un minuto sólo lo hacía desear más, ansiar más, y dolía no poder.

No de momento.

Y segundo, porque era evidente que Alexander estaba molesto. Sentía su rechazo, el vínculo entre ellos se estaba haciendo más fuerte, aunque Magnus no entendiera cómo o por qué.

A la tercera noche su mortal salió. Un amplio suéter ocultando su cuerpo, su vientre, sus brazos...

Oro y plata parpadearon en los ojos de Magnus cuando lo miró y el azul de los de Alexander le regresaron la mirada.

-Estuviste aquí -el susurro llegó claro a los oídos de Magnus.

¿Estuve ahí?

-¿De qué hablas? -no se dio cuenta que habló en voz alta hasta que aquellos ojos azules se abrieron demasiado. ¿Era posible? ¿Cómo?-. ¿Me escuchaste, Alexander?

Alexander, su Alexander, incapaz de hablar, sólo asintió. Su mirada azul fija en él.

-Te... -Magnus no podía creer lo que estaba a punto de decir-, ...te quiero, Alexander.

Él no sabía qué contestar a eso. No lo conocía. No negaba como algo cálido se agito en su pecho, y hubo mariposas en su estómago, pero no podía decir "Yo también". No ahora.

-¿Estuviste aquí la pasada Luna llena? -por fin pudo preguntar-. En mi... mi... mi cama -bajó su mirada y sintió una caricia cálida en su rostro que lo hizo volver la mirada a la Luna cuando la voz de Magnus se escuchó: -Estuve contigo.



CONTINUARÁ...

Ya se hablaron!!!

No les diré que cambio habrá luego de la Luna llena. Será bueno y malo... pero más bueno 🙌❤

Hijo de la luna (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora