Capítulo 11

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- Alice, despierta cariño.

Escuché la voz de mi padre lo que hizo que poco a poco fuese abriendo los ojos.

- Papá ¿qué pasa? ¿qué hora es? - pregunté somnolienta.

- Son las 10 de la mañana, Alice. Se me olvidó decirte ayer que hoy comeríamos en casa del tío Klauss. Tengo que salir a recoger unos papeles, te recogeré a las doce, ¿vale?

- Está bien, no te preocupes papá - respondí mientras me incorporaba - A las doce estaré lista.

Mi padre salió de mi habitación y yo volví a tirarme en la cama. No había pasado una buena noche pensando en las palabras que ayer me dijo mi prima pero había decidido que no podía seguir pensando en eso. He venido a París para ver a mi padre y para disfrutar, no para enamorarme.

El reloj marcaba las diez y cuarto de la mañana así que decidí llamar a mi madre. La realidad es que la echaba muchísimo de menos y, si no fuese porque ella está en Inglaterra, no dudaría en quedarme a vivir aquí. París me gustaba en todos los sentidos, era un sueño y yo lo había hecho realidad.

Después de media hora hablando con mi madre, comprobé los mensajes que tenía en mi móvil.

Vanessa: Buenos días primita. Vendrás a comer a mi casa?

Yo: Claro.

Vanessa: Trae la ropa que llevarás a la fiesta. Saldremos desde aquí ;)

Yo: Estupendo. Te veo luego :)

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Philip: Buenos días inglesa. Tienes planes para esta noche?

Yo: Lo siento Philip pero no puedo quedar contigo. Iré a una fiesta con las chicas. Nos vemos otro día? :)

Philip: Está bien. Que te diviertas ;)

Tenía varios mensajes de Doris y también de mi amiga Kaia. Sin duda, echaba de menos a este par, pero ahora mismo no tenía mucho tiempo para hablar con ellas así que, se lo hice saber.

Miré de nuevo el reloj y esta vez marcaba las once y cinco de la mañana. Tenía que darme prisa si no quería hacer esperar a mi puntual padre.

El día junto a mi familia se pasó maravillosamente rápido. Al final, fuimos a comer a un restaurante donde la comida estaba realmente exquisita. Los días que llevo aquí me habían convertido en una fanática de las delicias de este país.

Por la tarde estuvimos dando un paseo por los alrededores mientras mi padre y mis tíos contaban anécdotas del pasado. Mi familia era sencillamente increíble.

- Alice, como no salgas ya del baño tendré que sacarte a la fuerza - se quejaba mi prima desde el otro lado de la puerta.

- No quiero salir me da vergüenza.

- No seas tonta, seguro que estas guapísima - no respondí nada - ¿Alice?

- Está bien, voy pero no te rías.

- Pero como me voy a reír... Vaya... Estás... No tengo palabras - dijo mi prima al verme salir del baño.

- Vanessa, ¿y si nos quedamos aquí y vemos películas románticas? Podemos hacer palomitas - Insistí de nuevo.

- ¿Estás loca, verdad? - niego con la cabeza - Mira Alice estás preciosa, ¿vale? Ese vestido celeste agua te queda genial y combina con tu piel - me sonríe - Vamos, lo pasaremos bien.

- Si no queda más remedio...

Una hora más tarde nos encontrábamos en la fiesta. El bar estaba lleno de gente y la música petaba mis oídos. Mi prima y las chicas estaban en la pista bailando con varios chicos mientras que yo estaba en la barra jugando con el líquido que estaba en mi copa.

Te conocí en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora