- Por supuesto que no. Ese día pasó lo que menos esperaba. Cuando me confesaste tus sentimientos, me di cuenta que yo sentía lo mismo por ti. Déjame remediar mi error, Alice, por favor...
¿Remediar su error? ¿Podría intentarlo? ¿Lo quería tanto como para olvidar todo esto?
Definitivamente no.
- Yo... Yo no puedo - respondí sintiendo que me rompía en mil pedazos - Todos me dijeron en algún momento que no me fiara, pero yo confié en ti, me arriesgué y me has dado el palo más grande de mi vida.
El corazón me latía a mil por horas. Ni siquiera sabía cómo era capaz de hablar en estos momentos, pero tenía que decirle todo lo que sentía. Necesitaba estar en paz.
- Me has hecho inmensamente feliz en estos últimos meses y créeme cuando te digo que nada me gustaría más en este mundo que decirte que soy capaz de olvidar todo esto y seguir hacia delante contigo.
- Entonces, ¿por qué no me das otra oportunidad? - preguntó en un susurró.
- Porque no puedo, Philip. Esta es la segunda vez que me engañas, la segunda en menos de un año y no voy a poder soportar una tercera.
Miré mi muñeca derecha, sabiendo que allí estaba la pulsera que me regaló hace casi un año y que ya le devolví una vez. Él mismo me prometió que jamás me volvería a hacer daño, por lo que nunca más tendría que volver a dársela, pero había incumplido su promesa, como otras tantas desde que lo conozco.
- No me hagas esto - rogó cuando vio que iba a quitármela.
Pero yo ya no quería escuchar los ruegos de Philip, así que me la quité. Pensé y volví a pensar. ¿Quería devolvérsela? ¿Quería acabar de verdad con todos los recuerdos que Philip y yo habíamos creado?
Para todas esas preguntas solo había una única respuesta: sí.
Definitivamente sí quería olvidarme de él y de todo lo que había pasado, pero no podía devolvérsela. Quería guardar algo nuestro, algo que me recordase lo feliz que fui y lo equivocada que estuve durante todo el tiempo que duró nuestra relación. No quería repetir los mismos errores en el futuro. Decidida guardé la pulsera en uno de los bolsillos de mi pantalón y volví a mirarlo.
- Yo no estoy haciendo nada. Esto lo has hecho tú solito.
Y sin dejar que Philip respondiese a esto último que acababa de decirle, atravesé el portón de su casa, pero me giré a verle por última vez. Mi querido francés tenía los ojos hinchados y rojos, pero eso no le impedía que se viese tremendamente guapo.
Inmediatamente, pensé en lo bonita que podría haber sido nuestra relación y en lo felices que habríamos podido ser si él no lo hubiese estropeado todo. Quería odiarlo, quería apartarlo de mi mente y de mi corazón. Sin embargo, sabía que no iba a poder olvidarme de él, ni ahora ni nunca. Él había sido mi primer amor y por mucho daño que me haya hecho, eso nadie puede cambiarlo.
- Espero que seas muy feliz, Philip - dije antes de salir.
Salí de su casa hecha un mar de lágrimas y me apresuré en llegar a la mía. Desconecté mi móvil y lo dejé en alguna parte de mi habitación. No quería saber nada de nadie. Lo único que deseaba era tirarme en la cama y llorar por la mala suerte que había tenido. Y eso hice.
¿Cómo podía haber sido tan tonta?
¿Cómo no me había dado cuenta antes?
¿Cómo había sido capaz de creer todas y cada una de sus malditas excusas?
¿Cómo he sido capaz de anteponer nuestra relación a mis amigos de toda la vida?
Y esto último fue el detonante para que estallase en un llanto que no tenía intención de parar.
Mi primer amor y ya me habían roto el corazón.
Estaba enfadada, cabreada, malhumorada... Con él, pero sobre todo conmigo.
Yo había sido la que había vuelto a caer en sus redes aún sabiendo lo que pasó con ella la primera vez.
Yo había sido la que ignoró al resto de personas que me aconsejaban para escuchar sus mentiras.
Yo había sido la que creyó todas y cada una de sus excusas sin cuestionarme ninguna.
Yo había sido la que se arriesgó.
Pero una cosa tenía clara: desde luego, no había sido yo la que había perdido.
Hola!!! Solo nos pasamos por aquí para recordaros que solo quedan cuatro capítulos.
Tic tac, tic tac... Esto se acaba ;D
Saludos!
Mandre Tabodi :)
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Te conocí en París
Teen Fiction- Yo... No puedo - dije consciente de que estaba haciéndole daño. - ¿Por qué no puedes? Y no me digas que es por mi hermana. Tú y yo somos mayores de edad y no tenemos que estar escondiéndonos por Doris. - Jared, yo... - le miré a los ojos y dud...