Llevaba una hora preparada esperando a Philip. Parecía que el tiempo no pasara y yo estaba tremendamente nerviosa. Quedaban cinco minutos para que diesen las cinco de la tarde cuando escuché una moto estacionar fuera de mi casa. Miré por la ventana y ahí estaba él, tan guapo como siempre. Salí corriendo a su encuentro, me tiré a sus brazos y lo besé.
- Hola preciosa - dijo Philip sorprendido por mi reacción - Creo que alguien me ha echado de menos.
- Y yo creo que son imaginaciones tuyas - respondí riendo - Tenía muchas ganas de verte.
Philip volvió a abrazarme. Creo que esa era su manera de decir que él también me había echado de menos. Y me gustaba.
- ¿Nos vamos? - preguntó.
- ¿A dónde? - volví a preguntar mientras me ponía el casco de su moto.
- Espera y verás.
Philip arrancó su moto. La brisa me daba en la cara y desde aquí atrás, podía oler su colonia. Todo de él me encantaba, no podía negarlo. Necesitaba que todo el mundo supiera lo feliz que estaba en ese momento pero también sabía que no debía hacerlo. Al menos, por el momento.
Minutos más tarde, estacionamos delante de una casa un poco más pequeña que la de mi padre. No estábamos muy lejos de mi calle, pero el barrio era muy parecido. Philip me cogió de la mano y nos dirigimos al interior de la casa.
- Bienvenida a mi casa, Alice.
- ¿Vives solo?
- Sí, pero no. Mis padres viven aquí también pero nunca están en casa. Ellos trabajan fuera de París y solo vienen algún fin de semana y en vacaciones - dijo sentándose en el sofá invitándome a que me sentase con él.
- ¿No tienes hermanos?
- Soy hijo único. Igual que tú. Creo.
- Sí - respondí con una sonrisa - Tienes una casa muy bonita.
- Todavía lo es más si tú estás aquí - respondió.
Philip comenzó a besarme. Una parte de mí me decía que me dejase llevar mientras que la otra me recomendó que parase. Esto era peligroso, acababa de conocerle y estábamos en su casa. No podía seguir. Me levanté un poco nerviosa y comencé a caminar por la sala.
- ¿Qué pasa? - me preguntó poniéndose enfrente mía.
- Yo... - titubeé - No estoy lista todavía... Lo siento, Philip.
- Está bien, no te preocupes preciosa - dijo Philip y me besó - He leído tu mensaje y creo que tienes razón.
- Entonces, te escucho - respondí sentándome de nuevo en el sofá del que hacía unos minutos acababa de levantarme.
- Monique y yo comenzamos a salir hace un año, más o menos. Ella era una de las mejores amigas de tu prima pero su amistad se rompió.
- ¿Por qué?
- Bueno... Monique creía que tu prima estaba enamorada de mi y por eso ella dejó de hablar con Vanessa. Tu prima piensa que yo fui el culpable de que Monique y ella sigan sin ser amigas, aunque la realidad es que yo jamás me metería en esos temas. Esa es la razón por la que tu prima no quiere saber nada de mi.
- ¿Has hablado alguna vez con Vanessa de esto?
- No, y de momento, prefiero que las cosas se queden así. Tu prima es una chica muy simpática pero teniendo tan reciente la ruptura con Monique y ahora que ella ha dejado de molestarme, no quiero que piense cosas que no son.
- No tienes que estar pendiente de todo lo que piense Monique, ¿sabes? Eso es darle demasiada importancia.
- Lo sé. Pero tu no sabes cómo es ella.
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Te conocí en París
Teen Fiction- Yo... No puedo - dije consciente de que estaba haciéndole daño. - ¿Por qué no puedes? Y no me digas que es por mi hermana. Tú y yo somos mayores de edad y no tenemos que estar escondiéndonos por Doris. - Jared, yo... - le miré a los ojos y dud...