Capítulo 68

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Me han aceptado.

Me han aceptado.

¡ME HAN ACEPTADO!

No me lo puedo creer. ¡Por fin una buena noticia! Verás cuando se lo cuente a mis amigos... ¡Y a mis padres!

1 semana antes...

- ¿Piensas seguir ignorándolo? - me preguntó Doris al ver que acababa de rechazar otra llamada de las muchas que me había hecho Philip.

- ¿Tú qué crees? Él me engañó. No creo que tengamos nada más de lo que hablar.

- Sí, lo sé...

- ¿Pero?

- Pero si insiste tanto en hablar contigo, será por algo, ¿no? - respondió poniéndose frente a mí.

- ¿Qué quieres decir?

- Bueno, algún día tendrás que volver a Francia. Habla con él, que tu corazoncito sane aquí y vuelvas a París con las pilas cargadas.

En algún momento tendré que volver a Francia... ¿En serio?

- ¿Y si no vuelvo? - me pregunté a mí misma.

- ¿Cómo que "y si no vuelvo"? ¿En qué estás pensando Alice Grestel?

Ni siquiera respondí a su pregunta cuando ya iba corriendo en dirección a mi dormitorio en busca de mi portátil.

Estudiar Arte en Inglaterra.

Inmediatamente una sonrisa se instaló en mi labios. La posibilidad de no volver a París para estudiar estaba al alcance de mi mano. Tenía que conseguirlo.

- ¿Pero se puede saber qué te pasa? - preguntó Doris entrando en mi habitación bastante malhumorada - ¡Me has dejado con la palabra en la boca!

- Pues... Esto es lo que pasa - dije enseñándole mi portátil.

Mi amiga leyó atentamente la información que le estaba mostrando y, aunque se la veía feliz, había un ápice de duda en su mirada.

- ¿Estás segura? - preguntó.

- Tengo que hablar con mis padres - respondí totalmente segura.

Y eso hice. Hablé con ellos y, como siempre, estuvieron de acuerdo y me apoyaron en todo lo que decidiese. Eso sí, tuve que prometerle que iría a París a verle, aunque algo dentro de mí me decía que lo vería demasiado pronto.

Actualidad...

Así que, aquí estaba ahora: con la confirmación en mis manos de haber entrado a estudiar Arte en nada más y nada menos que en Manchester.

Busqué a mi madre por toda la casa. Corriendo. Casi como si me estuviese pasando algo.

- ¡Mamá! ¡Mamá!

- ¿Qué pasa? - respondió mi madre agitada por mis gritos.

- ¡He entrado! ¡Me han aceptado! - grité sonriendo.

Estaba feliz. Muy feliz.

- ¡Ay cariño! ¡Qué alegría!

- Estoy tan feliz. Tenemos que empezar a prepararlo todo: el alojamiento, el dinero, los medios de transporte, la universidad...

- Cariño, espera - dijo mi madre interrumpiéndome - ¿no crees que lo más importante que tienes que hacer es avisar a tu padre?

- ¡Tienes razón!

Mi padre se alegró muchísimo, al igual que mi madre, pero estaba claro que el hecho de irme de su casa lo entristecía.

- Voy a echarte de menos en casa, hija - dijo mi padre a través del teléfono.

Te conocí en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora