Me han aceptado.
Me han aceptado.
¡ME HAN ACEPTADO!
No me lo puedo creer. ¡Por fin una buena noticia! Verás cuando se lo cuente a mis amigos... ¡Y a mis padres!
1 semana antes...
- ¿Piensas seguir ignorándolo? - me preguntó Doris al ver que acababa de rechazar otra llamada de las muchas que me había hecho Philip.
- ¿Tú qué crees? Él me engañó. No creo que tengamos nada más de lo que hablar.
- Sí, lo sé...
- ¿Pero?
- Pero si insiste tanto en hablar contigo, será por algo, ¿no? - respondió poniéndose frente a mí.
- ¿Qué quieres decir?
- Bueno, algún día tendrás que volver a Francia. Habla con él, que tu corazoncito sane aquí y vuelvas a París con las pilas cargadas.
En algún momento tendré que volver a Francia... ¿En serio?
- ¿Y si no vuelvo? - me pregunté a mí misma.
- ¿Cómo que "y si no vuelvo"? ¿En qué estás pensando Alice Grestel?
Ni siquiera respondí a su pregunta cuando ya iba corriendo en dirección a mi dormitorio en busca de mi portátil.
Estudiar Arte en Inglaterra.
Inmediatamente una sonrisa se instaló en mi labios. La posibilidad de no volver a París para estudiar estaba al alcance de mi mano. Tenía que conseguirlo.
- ¿Pero se puede saber qué te pasa? - preguntó Doris entrando en mi habitación bastante malhumorada - ¡Me has dejado con la palabra en la boca!
- Pues... Esto es lo que pasa - dije enseñándole mi portátil.
Mi amiga leyó atentamente la información que le estaba mostrando y, aunque se la veía feliz, había un ápice de duda en su mirada.
- ¿Estás segura? - preguntó.
- Tengo que hablar con mis padres - respondí totalmente segura.
Y eso hice. Hablé con ellos y, como siempre, estuvieron de acuerdo y me apoyaron en todo lo que decidiese. Eso sí, tuve que prometerle que iría a París a verle, aunque algo dentro de mí me decía que lo vería demasiado pronto.
Actualidad...
Así que, aquí estaba ahora: con la confirmación en mis manos de haber entrado a estudiar Arte en nada más y nada menos que en Manchester.
Busqué a mi madre por toda la casa. Corriendo. Casi como si me estuviese pasando algo.
- ¡Mamá! ¡Mamá!
- ¿Qué pasa? - respondió mi madre agitada por mis gritos.
- ¡He entrado! ¡Me han aceptado! - grité sonriendo.
Estaba feliz. Muy feliz.
- ¡Ay cariño! ¡Qué alegría!
- Estoy tan feliz. Tenemos que empezar a prepararlo todo: el alojamiento, el dinero, los medios de transporte, la universidad...
- Cariño, espera - dijo mi madre interrumpiéndome - ¿no crees que lo más importante que tienes que hacer es avisar a tu padre?
- ¡Tienes razón!
Mi padre se alegró muchísimo, al igual que mi madre, pero estaba claro que el hecho de irme de su casa lo entristecía.
- Voy a echarte de menos en casa, hija - dijo mi padre a través del teléfono.
ESTÁS LEYENDO
Te conocí en París
Ficção Adolescente- Yo... No puedo - dije consciente de que estaba haciéndole daño. - ¿Por qué no puedes? Y no me digas que es por mi hermana. Tú y yo somos mayores de edad y no tenemos que estar escondiéndonos por Doris. - Jared, yo... - le miré a los ojos y dud...