Hoy comenzaba mi primer año en la Escuela de Bellas Artes de París y decir que estaba nerviosa se quedaba corto.
Me levanté a las a las seis y media de la mañana. El sol todavía no había salido y yo me moría de sueño. Hacía mucho tiempo que no madrugaba tanto. Me vestí, me peiné y antes de salir de mi habitación, comprobé los mensajes que tenía en mi teléfono móvil.
Doris: Bonjour mademoiselle!! Suerte en tu primer día de clases, seguro que lo bordas ;)
Yo: Merci :) Luego te cuento.
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Jared: Hola Alice!! Espero que te vaya bien el primer día. Demuestra que eres la mejor :)
Yo: Muchas gracias! No sé qué haría sin vosotros.
Miré y volví a mirar la conversación con mi querido francés, debatiendo si hablarle o no. Su última conexión fue a las 2:35 de la madrugada, pero no había ni rastro de interés en continuar hablando conmigo o simplemente por saber de mí y, como no estaba dispuesta a ser yo la que hablase, guardé mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón y bajé las escaleras.
- ¡Buenos días! - exclamé.
- Buenos días jolie, ¿cómo estás? - contestó mi padre llevándose la taza de café a la boca.
- Estoy que me subo por las paredes - dije con una risita nerviosa.
- Tranquila, seguro que todo saldrá bien - dijo - Venga siéntate aquí y desayuna, te he preparado mis famosos crêpes - rió cerrando el periódico que estaba leyendo y se levantó del sillón para cederme el asiento.
- Gracias papá - dije y me dió un beso en la cabeza.
- Me voy a trabajar. Después nos vemos, cielo - dijo mi padre saliendo de casa.
Desayuné tan rápido como pude y volví a subir las escaleras para lavarme los dientes. Me miré al espejo mil veces y con un nerviosismo que no sentía desde hacía bastante tiempo, cogí mi mochila para dirigirme a la Escuela.
Veinte minutos después, llegué al gran edificio donde pasaría varios años de mi vida. Me adentré en él y sentí como me hacía pequeñita cuando vi tanta gente a mi alrededor. Rápidamente, sin dejar que el miedo se apoderase de mí, me dirigí al mostrador donde meses atrás rellené la solicitud.
- Buenos días - saludé a la mujer que se encontraba allí - ¿Podría decirme dónde está el despacho de la directora Sra. Lachance, por favor?
- La Sra. Lachance soy yo. ¿Quién es usted? - preguntó la mujer.
- Soy Alice Grestel y estuvimos hablando hace un par de meses por teléfono. No sé si me recordará, pero soy la estudiante inglesa.
- ¡Ah sí! Ya me acuerdo - contestó ella muy contenta - Bienvenida a nuestra escuela, Alice. Sígame, voy a darle su horario y le indicaré dónde tiene clase ahora.
Presté atención a todo lo que la directora de la escuela me decía, pero inevitablemente sentía que esto me quedaba demasiado grande. No quería defraudar a nadie, pero principalmente, no quería defraudarme a mí misma. Esto era lo que siempre había soñado e intentaré hacerlo lo mejor posible.
Después de recorrer varios pasillos, llegamos a una zona un poco más tranquila y entramos en un despacho bastante espacioso. Denisse me hizo una seña para que me sentara en la silla que estaba en frente de la suya.
- Este es tu horario y esto - dijo señalando un apartado en el papel - es el listado de los profesores. Tu clase ha comenzado hace varios minutos y el aula en la que se está impartiendo es la 204. Si la señorita Jane te dice algo, dile que estabas conmigo - sonrió.
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Te conocí en París
Dla nastolatków- Yo... No puedo - dije consciente de que estaba haciéndole daño. - ¿Por qué no puedes? Y no me digas que es por mi hermana. Tú y yo somos mayores de edad y no tenemos que estar escondiéndonos por Doris. - Jared, yo... - le miré a los ojos y dud...