Capítulo 3

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Por fin había llegado el día de mi 18 cumpleaños y aunque no había recibido noticias de mi padre, estaba entusiasmada porque llegase este día.

- Perfecta - susurré mientras me veía al espejo. Me dispuse a bajar la escalera cuando el timbre de mi casa sonó - ¡Ya abro yo! - grité para que mi madre me escuchara.

Mi madre y yo habíamos preparado una merienda y luego me iría con mis amigos de fiesta. Aunque a mí no me gustaba mucho la idea, Doris había insistido tanto que finalmente cedí así que, este era mi plan para mi 18 cumpleaños.

- Alice, ¡por fin abres! Feliz cumpleaños preciosa - Mi mejor amiga me abrazó y me entregó una caja envuelta en papel de regalo.

- Muchas gracias nena, te ves espectacular. - nos abrazamos y volvió a felicitarme.

- Feliz cumpleaños jolie. - dijo recordándome a mi padre que también me llamaba así. - Espero que esta noche disfrutes mucho de tu día y que te guste mi regalo. 

- ¡Jared! Muchas gracias por venir y no tenías por qué molestarte. Venga, entrad y poneos cómodos. Mi familia no tardará en llegar y Kaia está de camino.

Doris y Jared entraron y saludaron a mi madre que se alegró muchísimo de volver a verlos.

Mis primas, mi abuela y Kaia no tardaron en llegar por lo que antes de que pudiese darme cuenta, me encontraba delante de una tarta de tres chocolates esperando para soplar las velas mientras mis invitados me cantaban "feliz cumpleaños".

- ¡Vamos Alice! Pide un deseo - me dijo mi abuela con una gran sonrisa en sus labios.

Un deseo... deseaba muchas cosas, pero al mismo tiempo sabía que no eran tan importantes como para pedirlas en un día tan especial como hoy. Ante mi incertidumbre, cerré los ojos y lo primero en lo que pensé fue en mi padre así que, instintivamente, pedí volver a verle mientras soplaba las velas de mi tarta.

Finalmente llegó la hora de los regalos. Mi madre y mi abuela me habían dado un vale para las clases en la autoescuela, mis primas ropa y una colonia, Jared un collar de plata con la inicial de mi nombre que me puse inmediatamente, mientras que Doris y Kaia me habían regalado un álbum con nuestras fotos.

Una vez que había acabado, me dispuse a dar las gracias a todos por haber asistido a mi cumpleaños y por todos los regalos, pero el timbre de mi casa me interrumpió. Esperaba encontrarme a alguien que se había equivocado o bien, a alguna de mis tías que habían podido escaparse unos minutos del trabajo para poder venir a felicitarme. Por el contrario, me encontré con el cartero.

- Buenas tardes, traigo una carta para Alice Grestel, ¿es usted?

- Sí, soy yo.

- Estupendo, necesito que me firme aquí para confirmar la entrega - dijo entregándome un papel que yo firmé rápidamente. - Muchas gracias señorita.

- A usted.

Cerré la puerta y me dirigí al salón para informar a mi madre de quién era la persona que había llamado a la puerta hace varios minutos.

Una vez que informé a mi madre, me apresuré a mirar quién me había enviado la carta y casi me da un vuelco el corazón cuando descubrí el remitente: era mi padre. Miré a mi madre que al ver mi reacción ya sabía quién había sido y asintió con la cabeza dándome permiso para que fuese a mi habitación a leer la carta.

Rápidamente me dirigí a mi cuarto, me senté en la cama y comencé a mirar el sobre, preguntándome si debería abrirlo o no.

¿Por qué me había escrito una carta en vez de venir a verme? ¿Por qué no me había llamado? Había tantas preguntas rondando mi cabeza que decidí abrir la carta y con un nudo en la garganta, comencé a leerla.

Mi querida niña,

Seguramente te preguntarás la razón de esta carta y quizás pensarás en por qué no te he llamado en este día tan especial para ti. El motivo es que mi vida en Francia es un poco complicada y mi trabajo no me ha permitido estar contigo ahora en este momento, por eso he pensado que te haría ilusión recibir esta carta.

Quiero que sepas que no hay un solo día que no me acuerde de ti y que no desee volver a verte de nuevo. Eres mi hija y no hay persona a la que quiera más que a ti. Por eso mismo, he pensado que el mejor regalo que yo podría darte es mi presencia y, ahora que eres mayor de edad, es algo que podemos hacer realidad.

Al final de esta carta tienes unos códigos que se corresponden con un vuelo de ida y vuelta a París. También tienes mi nuevo número de móvil, por si tienes algún problema o simplemente necesitas hablar conmigo. Espero que aceptes mi regalo pues tengo muchísimas ganas de volver a verte ma jolie fille.

Con amor.

Te quiere, papá.

Te conocí en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora