El sonido del despertador retumbaba en mis oídos y poco a poco fui abriendo los ojos a la vez que una sonrisa se iba apoderando de mi cara.
Normalmente, suelo quedarme en la cama y esperar a que la alarma vuelva a sonar un par de veces más pero hoy era diferente. ¿El motivo? Por fin había llegado el último día de clases.
Rápidamente, me levanté de la cama y miré por la ventana.
Después de varios días, el sol volvía a brillar en Crawley Down, lo que me hizo pensar que este sería uno de los mejores días de mi vida. Todo apuntaba a eso.
El reloj marcaba las siete y veinte de la mañana cuando salí de la ducha, me sequé y peiné el pelo y comencé a vestirme. Luego de un par de minutos, me miré al espejo y verdaderamente me gustaba el resultado. El mono azul que había escogido resaltaba mi piel blanca y mis Converse le daban ese toque informal tan propio de mí. Me disponía a salir de mi habitación cuando escuché a mi madre desde la cocina.
- ¡A desayunar!
- Buenos días mamá - dije sentándome en la mesa mientras ella me servía. A pesar de ser inglesas, mi madre y yo no desayunabamos el tan conocido "full English breakfast" y preferíamos un tazón de cereales o un croissant.
- Te ves radiante y bastante animada hoy, Alice. -
- ¡Será porque es el último día de clase, mamá! - exclamé realmente emocionada. - No puedo creer que el día haya llegado. ¿Sabes cuánto tiempo llevo esperando este momento?
- Todo llega mi niña. Te has esforzado demasiado y te mereces un buen descanso. Aunque eso no quiere decir que dejes de lado otras responsabilidades. ¿Qué me dices de tu futuro? ¿Has pensado en alguna carrera ya?
De nuevo mi madre me hacía esa pregunta a la que todavía no había encontrado respuesta.
Es cierto, hoy acaban las clases y en una semana cumpliré 18 años, pero todavía no tenía ni la más remota idea de qué hacer. Tenía claro que quería seguir estudiando, pero no sabía qué ni cuándo. Me encanta dibujar, sin embargo, no me decidía a dar el paso y llegar más allá.
Ni siquiera me dio tiempo a responder cuando sonó el timbre y la voz de mi mejor amiga se hizo presente.
- ¡Último día! - exclamó Doris llena de euforia, las dos empezamos a saltar como locas en la cocina.
- Calma chicas, llegareis tarde - Reía mi madre con nosotras. - Será mejor que os deis prisa si no queréis llegar tarde - Nos despedimos de mi madre y salimos de mi casa.
Doris y yo nos conocimos el primer día de colegio cuando teníamos 6 años y, desde entonces, somos inseparables. Hemos ido a la misma escuela y al mismo instituto y todavía no podía creerme que nuestros caminos se separarían ahora que vamos a la universidad. Ella es mi mejor amiga y me conoce mejor que nadie.
- Alice, ¿ya tienes pensado qué vas a hacer por tu cumpleaños? Tiene que ser algo espectacular.
- No nena, aún no lo sé. Seguramente, mi madre preparará un pastel e iremos al cine juntas. Ya sabes, como todos los años.
- Pero Alice, ¡es tu 18 cumpleaños!
- Ya lo sé, pero sabes que no me van todas esas cosas.
- Después de esta fiesta de cumpleaños, seguro que cambiarás de opinión. ¡Eres joven, chica! Disfruta ahora que podemos, la vida pasa demasiado rápido.
- No sé yo...- dije no convencida del todo.
La verdad es que Doris tenía razón: la vida pasa demasiado rápido. Por eso, yo prefería dibujar y tomar fotografías. Esa era mi verdadera pasión, pero por ahora, tendría que conformarme con pasar las próximas seis horas de clase y los exámenes para poder entrar en la universidad.
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Te conocí en París
Ficção Adolescente- Yo... No puedo - dije consciente de que estaba haciéndole daño. - ¿Por qué no puedes? Y no me digas que es por mi hermana. Tú y yo somos mayores de edad y no tenemos que estar escondiéndonos por Doris. - Jared, yo... - le miré a los ojos y dud...