Capítulo 25

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Eran las once de la mañana cuando me dirigía a casa de mi mejor amiga para contarle sobre mi marcha. No sabía a ciencia cierta cómo reaccionaría, pero sí sabía que al principio le costaría bastante, igual que me costará a mí, pero ella debería entenderme y apoyarme, porque si fuese al revés, yo haría lo mismo con ella. No nos hemos separado desde que nos conocimos, siempre estábamos en la misma clase y cuando nos separaban, hacíamos lo imposible por estar juntas, pero esta situación es diferente: ella se queda y yo, me voy a Francia.

Llegué a su casa y llamé al timbre. Unos segundos más tarde, abrió la puerta Lauren, la madre de Doris.

- Alice, querida. ¿Qué tal te fue en París?

- Muy bien señora.

- Pero pasa, no te quedes ahí fuera. Doris está en su habitación.

Entré en la casa y subí las escaleras en busca de mi mejor amiga. Cuando llegué a la primera planta, escuché música en un volumen verdaderamente alto y yo supe casi al instante que provenía de la habitación de Doris. Entré y, en efecto, no me equivoqué. La encontré tirada en su cama con los ojos cerrados mientras escuchaba esa canción. Ella no se había percatado de mi presencia, así que me tiré en la cama al lado de ella esperando a que reaccionase.

- Alice - dijo abriendo los ojos y apagando la música con el mando a distancia - ¿Habíamos quedado hoy?

- No nena, no habíamos quedado. Simplemente, me apetecía ver a mi mejor amiga y aquí estoy.

- ¿En serio? - preguntó mirándome fijamente - Cada vez que vienes a mi casa o que yo voy a la tuya sin avisar, es porque algo ha pasado. Así que, ¿ha pasado algo?

- Sí, y no te va a gustar - suspiré.

Mi mejor amiga se sentó en la cama, gesto que yo imité.

- ¿Qué ha pasado?

- Me voy a París.

- ¿Qué? ¿Otra vez? ¿Por qué? - dijo casi sin respirar - No me digas que ese tal Philip te ha vuelto a hablar y te ha convencido de volver allí.

- No, para nada. No he tenido noticias de él desde que me fui y espero que siga siendo así, incluso cuando vuelva.

- Entonces, ¿por qué te vas? ¿Pasa algo con tu padre?

- Mi padre está bien, todo allí está bien.

- Entonces, ¿qué es lo que ha cambiado en estos días?

- Me han aceptado en la Escuela de Bellas Artes de París... Voy a continuar allí mis estudios.

La cara de Doris fue perdiendo el color a cada segundo que pasaba. Sé que estaba asimilando la información que acababa de darle.

- Es una broma, ¿verdad?

- No, no lo es.

Habían pasado varios minutos y mi mejor amiga no había pronunciado ni una sola palabra, por lo que decidí romper el silencio y la tensión que entre nosotras se había creado.

- Di algo, por favor...

- ¿Qué quieres que te diga?

- No lo sé... Pero saber que me apoyas en esto es muy importante para mí.

- ¿Tienes que irte tan lejos? ¿Acaso no hay escuelas de Bellas Artes aquí?

- Me imagino que sí, pero he decidido ir allí.

- ¿Por qué? Es por ese niño, ¿verdad?

- No voy a negarte que al principio, en parte, sí que lo hice por él, pero jamás llegué a decírselo. Él no sabe nada de esto.

Te conocí en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora