Cinco de la mañana y mi móvil no paraba de sonar. Quejándome empecé a buscarlo hasta que mi mano lo encontró.
Philip: Alice, estás despierta??
Yo: Sabes que son las 5 de la mañana??
Philip: Ya... Lo siento, pero necesito hablar contigo
Yo: Ahora? No puedes esperar unas horas?
Philip: Puedes salir? Estoy fuera
Yo: Fuera?
Philip: Estoy en la puerta de tu casa
Me levanté de golpe y me miré al espejo. Estaba horrible, pero eso es lo normal cuando te despiertan a las cinco de la mañana y acabas de volver de una fiesta ¿no? Sin más, bajé las escaleras y le abrí la puerta.
- ¿Sabes que estás guapa incluso a estas horas de la madrugada?
- Philip, ¿qué haces aquí? - ignoré su comentario. Todavía estaba molesta por lo que había pasado hace apenas unas horas.
- Sé que no son horas de hablar y lo siento si te desperté, pero necesito hablar de lo que ha pasado en la fiesta.
- ¿Qué ha pasado según tu punto de vista? - dije bastante molesta.
- Pasa que crees que soy un mentiroso.
- No lo pienso, Philip. Lo eres - mi enfado iba en aumento - Me buscas desesperadamente en la fiesta y cuando me encuentras, te comportas como si fuera algo tuyo, me acorralas contra la pared y me besas. Después de eso, te largas y lo siguiente que veo es que estás intentando ligarte y besando a mi prima. ¿Qué te piensas que soy?
- Alice, escúchame, por favor.
- No, escúchame tú a mí. En primer lugar, no soy nada tuyo y puedo hablar, bailar o lo que sea con quien yo quiera. En segundo lugar, no tenías ningún derecho a besarme y en tercer lugar, ¿quién te crees que eres para venir a mi casa a las cinco de la mañana?
- Yo... - su tono de voz me decía que estaba arrepentido - Yo lo siento, Alice. Pero la realidad es que no sé qué me pasa contigo. Desde que te vi aquel día en el parque no he parado de pensar en ti - dijo cogiéndome la mano - Cuando llegué a la fiesta, te vi bailando con el estúpido de Marc y no supe cómo reaccionar. Estabas tan feliz que lo primero que se me ocurrió fue decirle que eras mi novia - dijo sonriendo - Quería que supiera que tú estabas conmigo aunque no fuese verdad. Y ahora sé que no debería haberlo hecho.
Su confesión me pilló de improvisto. Me limité a mirarle a los ojos, dándole a entender que siguiera su explicación.
- Con respecto a tu prima, solo estaba hablando con ella. No la besé en ningún momento. Reconozco que intenté que te sintieras como yo me había sentido minutos antes al verte con ese chico. Estaba confuso y aún lo estoy. Jamás en mi vida había reaccionado así, ni siquiera con Monique - dijo mientras apretaba mi mano - Perdóname, por favor.
- No tengo nada que perdonarte. Ni siquiera sé por qué te estoy pidiendo explicaciones de lo que haces. No eres nada mío como tampoco soy nada tuyo.
- Pero yo sí quiero eso - dijo mirándome asustado.
- Me voy en cuatro días, Philip - respondí - Después te olvidarás de mí.
- ¿Quién te ha dicho que yo voy a olvidarme de ti?
Estaba dejándome sin palabras. Lo único que podía hacer era admirar al hombre que tenía delante. Ese hombre que me había robado el aliento y el corazón.
- ¿Acaso tú te olvidarías de mí? - preguntó soltando mi mano - Soy un estúpido - dijo mientras caminaba en dirección contraria a mi.
Philip se marchaba. Iba a perderlo y no podía dejar que eso sucediera. Comencé a caminar en dirección a él y lo llamé. Al principio, dudó en volverse pero finalmente lo logré. Me permití el lujo de admirarlo una vez más. Era perfecto.
Estábamos frente a frente, en medio de la calle a las cinco de la madrugada, pero no me importaba. Nos miramos a los ojos y no lo dudé ni un solo segundo. Acorté la distancia que nos separaba y le besé. Lo hice con desesperación, con miedo y con ansia. Nuestras respiraciones se aceleraban pero necesitaba que supiera todo lo que él significa para mí y que nadie jamás me había hecho sentir lo que ahora siento por él. Nos separamos por falta de aire y pegó su frente a la mía.
- Jamás podría olvidarme de ti.
- Creo que me ha quedado claro - respondió abrazándome.
- Esto es una locura - dije mirando a Philip.
- Entonces, vivamos nuestra locura - me respondió sonriendo. Volví a besarlo.
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Te conocí en París
Teen Fiction- Yo... No puedo - dije consciente de que estaba haciéndole daño. - ¿Por qué no puedes? Y no me digas que es por mi hermana. Tú y yo somos mayores de edad y no tenemos que estar escondiéndonos por Doris. - Jared, yo... - le miré a los ojos y dud...