Nada

8.4K 811 120
                                    

Yoon Gi lucía una vestimenta negra en su totalidad. También había un cubre bocas que apenas se asomaba bajo la bufanda gris que llevaba. Su cabello era cubierto completamente por su gorro negro y parecía incluso más alto, había algo distinto en él.

Y dada la naturaleza agresiva de aquel correo, entendí que no podía dejar verme en ningún sitio público con Min Yoon Gi o con alguien de IMN. No tenía otra opción, debíamos ingresar a mi habitación de hotel.
No pensé en nada, tan sólo me enfoqué en buscar la respuesta clave que me llevara a encontrar al autor de la amenaza o como quisieran llamarle. Ni siquiera pensé en la última vez que vi a Yoon Gi ni en todo lo que había pasado.
Mi mente no se encontraba apta para esos pensamientos.

Nos adentramos en mi habitación e indiqué a Yoon Gi tomar asiento en el pequeño sofá que había junto a mi cama, debido a que mi cuarto era pequeño.

-Disculpa el desorden, no desempaqué nada porque espero no tener que quedarme aquí por mucho tiempo- Dije, mientras retiraba de mi cama mis maletas y cosas esparcidas con la intención de ordenar un poco.

-Quién diría que Helena Greci podría ser aunque sea un poco desordenada- Yoon Gi soltó una triste risa.

Fue ahí que retiró su bufanda, cubre bocas y gorro de su cuerpo. Cuando vi su cabellera noté que había vuelto a ser color rubio blanquecino, como en nuestros años de universidad; como en el tiempo en que nos amamos.

En ese instante parecía no haber nada distinto en él.

-No... No estamos aquí para hablar de desorden- Balbuceé, intentado sacar todo pensamiento sobre el cabello de Yoon Gi de mi cabeza.- Necesito que me digas qué es lo que sabes sobre la empresa de tus padres.

-¿Porqué no esperaste a la reunión?- Cuestionó.

-En primera, porque tú fuiste el que estaba parado en la entrada de mi hotel pero no voy a preguntar el porqué, y en segunda porque hay cosas que debo mostrarte.

-Al menos te agradezco que aquí adentro dejé de ser sólo licenciado Min- Otra ligera risa de su parte- Y está bien, te contaré lo que sé hasta el momento de la compañía.

Yoon Gi no me contó nada que no supiera. Comenzaba a frustrarme el hecho de no tener alguna novedad; en sus palabras no existía algo que me hiciera sospechar de alguien en específico.

-¿Qué hay de tu tío Min Kwon?- Interrumpí, y fue en ese momento que su semblante cambió a uno tenso.

-Si te digo lo que pienso, no me lo vas a creer- Respondió, perdiendo la mirada hacia ningún lugar.

No emití respuesta alguna. Tomé mi laptop y busqué el correo enviado hacía apenas unos minutos.
Cuando busqué en mi bandeja de entrada había algo que logró perturbar mi calma: el correo no aparecía por ningún lado.

-Me vas a matar con tu misterio, Helena- Yoon Gi me miró con cierta preocupación.

Me dirigí entonces a ese lado de mi computador donde había guardado el respaldo, y para mi fortuna ahí estaba; no dudé en mostrarlo.

-¿Quién carajo te envió esto?- La mirada de mi compañero destilaba cierta furia.

-Lo que estás leyendo es sólo un respaldo, el original desapareció de mi correo de alguna forma que no sé explicar. Y no sé si fue alguna coincidencia, pero en el momento en que me encontraba haciendo algunas llamadas para buscar información sobre Min Kwon, fue cuando lo recibí.

Yoon Gi se dedicó por un momento a analizar cada palabra escrita ahí. Revisó letra por letra sin decir palabra alguna.

-Siento que ese estúpido tiene algo que ver con la desaparición de mamá- Confesó, luego soltó un gran suspiro.

-Tal vez deberías hablar con la policía- Sugerí.

-¿Sabes a cuántos minutos de aquí queda el departamento de policía, Helena?- Negué con la cabeza, a lo que continuó hablando- Exactamente tres minutos en auto. Vengo de allá, estuve hablando con ellos y el detective encargado del caso no me creyó. Todos piensan que mamá escapó por su propia voluntad.

-No sé nada de lo que está pasando, pero debemos movernos rápido si queremos que tu madre esté a salvo pronto.

-Helena- Otro suspiro salió de sus labios- Tienes que regresar a Seúl lo más pronto posible, por ningún motivo puedo permitir que ese hijo de perra se atreva a poner una mano sobre ti.

-Vengo aquí a trabajar, y eso voy a hacer Yoon Gi. No regresaré a Seúl hasta no tener una respuesta de negociación- Hablé con firmeza- Debes saber que estoy aquí por trabajo, y ya no tienes que protegerme.

El pálido pasó su mano por su cabello en un intento por relajar su cuerpo, se puso de pie y procedió a hablar.

-Helena Greci, no seas tonta. Tú debes saber que quizá ya no seamos nada, y sé muy bien que justo ahora estás en una relación con ese estirado que es jefe del banco. Pero no me importa una mierda, tú siempre vas a ser una de las personas más importantes en mi vida y aunque me trates como si nada pasara, aunque me grites que te deje sola; yo siempre te voy a proteger aún cuando no esté contigo.

-Fue suficiente, Yoon Gi- Me coloqué de pie, sin poder entender si lo que sentía era rabia, ternura o confusión- Tú mismo lo dijiste, estoy en una relación y todo lo que pasamos juntos ahora es sólo eso, pasado. No me iré de aquí a menos que mi jefe lo indique y la negociación quede resuelta. Creo que es tiempo de que te retires, pero te agradezco mucho por la información; nos vemos mañana en la primer reunión, suerte.

Él no respondió, se dirigió hacia la puerta y de pronto comenzó a reír por lo bajo.

-¿Crees en el destino, Greci?- Cuestionó- ¿Te das cuenta como siempre de una forma u otra terminamos juntos?

-Una vez que las negociaciones terminen, le daré el poder a otra persona y te aseguro que no habrá manera de que estemos juntos otra vez. No hay nada más que un contrato laboral entre nosotros, y te aseguro que así seguirá hasta que esto termine; ve con cuidado a casa.

Una sonrisa hacia mi persona escapó de los labios de Yoon Gi antes de partir. ¿Qué significaba esa sonrisa? ¿Qué significaba su cabello que lucía del mismo tono que cuando estábamos en la universidad?

Mi mente no tenía tiempo de analizar todas esas preguntas; estaba trabajando a marcha forzada enviando el correo y direcciones hacia el departamento de informática del banco estatal de Seúl. Aún tenía que llamar a Baek, estudiar lo que tendría por hablar en menos de doce horas y cuidar mi persona que al parecer estaba siendo amenazada.

Ni siquiera tuve tiempo de hacer caso al mareo y la debilidad que todo mi cuerpo sentía; quería irme de Daegu lo más pronto posible y no volver a ver el rostro de Yoon Gi nunca más.

¡Te odio! »Suga, temporada 2«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora