Ra Nia (Especial)

6.9K 613 86
                                    

Kahn Ra Nia.
Ella recuerda cuando terminó sus estudios básicos.

-¿Universidad?- Dijo su padre, mirándole con cierto recelo- Estás loca, eso es demasiado caro hoy en día y no puedo permitirme darte ese lujo. Además, mírate hija mía; eres hermosa y pronto un hombre se enamorará de ti, no necesitarás estudios para vivir, tú deberás ser una linda esposa.

Ra Nia deseaba que su madre no hubiera muerto cuando ella era niña; deseaba más que nada al ser que le dio la vida para que la apoyara en sus decisiones. Quería estudiar, ser alguien de utilidad para el mundo más allá de ser una simple ama de casa; porque a pesar de valorar el esfuerzo de tantas mujeres, ella no sentía que hubiese nacido sólo para atender un hogar y criar hijos.
Después de días y días de pensarlo y hacer planes, encontró un empleo apto para ella; y era bastante gracioso ir a trabajar a escondidas de su padre para después decir que se encontraba saliendo con amigos y en alguna que otra cita amorosa... Así debía ser la vida de una mujer como ella, según su padre.

Trabajó de forma ardua por varios meses, aún teniendo que lidiar con ese extraño comportamiento en su padre, y justo cuando comenzó a sentir que su vida por fin tenía sentido y pronto estudiaría una carrera universitaria como siempre lo había querido, fue que llegó él: Jang Yun Su.

Jang Yun Su era el hijo del dueño de la empresa donde el padre de Ra Nia laboraba; alto, atractivo y todo un conquistador, ella ni siquiera comprendía de qué forma era que el hombre había dado con ella y comenzado a cortejarla.
Con el pasar de los días, Jang Yun Su había confesado sus sentimientos a una inocente y joven Ra Nia; quien en ese entonces apenas había cumplido 19 años mientras Yun Su, 26.

Ra Nia creyó en el amor por primera vez.

Y fue hasta poco tiempo después que comprendió lo ilusa que fue al creer en un concepto de amor.

-¿Yun Su?- Habló una enamorada Ra Nia, meses después de aquella relación que parecía sacada de una telenovela perfecta; un noviazgo en el que ella aseguraba que todo era amor y confianza en su estado más puro.

-¿Qué pasa, linda?- Habló Yun Su, ese que ni siquiera podía despegar la vista de su computadora para ver a Ra Nia a los ojos al momento de hablar.

-He estado pensando... Sé que tenemos muchos compromisos gracias a tu empleo, pero estoy un poco cansada de no hacer más que ser la que sonríe a tu lado. No me malinterpretes, soy feliz pero también quiero hacer algo de mi vida.

Yun Su por fin despegó su mirada del computador. Le miró serio, con un gesto frío que poco decía sobre que él apoyara la idea de Ra Nia.

-¿No te basta con todo lo que te doy? Pronto heredaré la empresa de mi padre, seria muy mal visto que la pareja del futuro presidente tenga un trabajo de simple empleada y no tienes los estudios necesarios para darte un puesto más alto. ¿Qué es lo que quieres? ¿Más dinero? Te lo daré, pero no volvamos a tener este tipo de discusión nunca más.

Esa noche Ra Nia comprendió que aún con todo el dolor de su corazón; Jang Yun Su no era para ella. Luego de días y días de analizarlo con detenimiento encontró su verdadero sentir: Estaba harta. Harta de no tener voz, harta de sólo ser una novia modelo para alguien que más allá de hacerle sonreír en las reuniones de aquella prestigiosa empresa hotelera; no era nada más.

Lo último que Ra Nia recuerda con detalles fue ese momento donde tomó sus pocos ahorros que algún día fueron planeados para una universidad; apartó un boleto de autobús de Gwangju a Seúl.

Y su relación terminó en un punto en el que ella tuvo que huir de Jang Yun Su; ya que la voz de Ra Nia importaba tan poco para él, que lo único que hizo cuando la joven quiso sacar a relucir sus sentimientos, fue burlarse en su cara.
Y como capítulo final, su padre la desconoció; y después de decirle cosas horribles como que era una deshonra y que su vida se había ido a la basura, terminó por echarla de su hogar.

No había mucho que hacer más que esperar que ese puesto de asistente en el Banco Estatal de Seúl, aún estuviera disponible cuando arribara a esa gran ciudad.

Fueron días difíciles entre conseguir un departamento económico, acudir a las entrevistas laborales y lograr sobrevivir con poco dinero.
Pero cuando por fin consiguió el puesto fue que lo vio, al joven y poco experimentado director del banco quién recién entraba a laborar luego de finalizada su carrera universitaria.

Seung Baek.

Ra Nia no pudo entender como la sola presencia de ese hombre le había hecho temblar de un extraño nerviosismo que recorría todos sus sentidos sin rumbo; cuando Baek sonrió por primera vez ante ella, fue que sintió que su corazón volvía a tener vida. Eso, hasta que conoció a la prometida de tal caballero: Mook Suk Jang.

Ra Nia ayudó a organizar aquella boda que jamás se concretó.
Ella vivió el dolor que Seung Baek experimentó en su propia carne, odiaba escuchar a ese hombre de gesto encantador llorar a escondidas, odiaba a Suk Jang con toda su alma.

Baek sanó con el paso del tiempo, su sonrisa volvió y con ella la vida en Ra Nia.

Y justo el día en el que después de cinco años por fin iba a declarar sus sentimientos de una vez por todas hacia Seung Baek, recibió la orden que logró destrozar todo su mundo.

«¿Ra Nia? Necesito un favor, pero debes ser muy discreta. Tienes que conseguir un ramo de rosas en color rosáceo pálido y la flor de aciano más bella que encuentres... Después de eso, antes de que la licenciada Greci llegue a su oficina, vas a colocar las flores ahí; por favor, procura que nadie te vea».

Ra Nia no pudo evitar odiar a Helena Greci por todo el tiempo que siguió mientras por semanas enteras colocaba el mismo arreglo floral en el escritorio de aquella latina de ojos verdes que había llegado para cautivar a Seung Baek.
Helena jamás le había hecho algo personal a Ra Nia. ¿Pero qué podía hacer? Ella le estaba arrebatando a Seung Baek sólo con acudir a trabajar... Helena no era consciente de que mientras su vida transcurría de forma normal; había una Ra Nia que lloraba en cuanto llegaba a su hogar.

Y entonces, cuando la vida dio un giro inesperado en el que Helena Greci se convirtió en su amiga; Ra Nia tan sólo quiso que Baek fuera feliz, y si él sonreía, entonces ella también lo haría.

🔹💠🔹

Pero ahí está Ra Nia, sentada en una banca de un parque que encontró mientras recorría las calles de Daegu, después de confesarle a una Helena Greci que le miraba con ojos de decepción sobre todo lo que hizo pensando que Seung Baek sería feliz.

Ra Nia después de todos aquellos años está desempleada, ya que acaba de renunciar a su trabajo.
Quizá es algo mayor, pero ahora tiene el dinero suficiente para por fin hacer una carrera universitaria y ver por ella misma por primera vez en su vida.

Ya no tiene empleo, pero ahora tiene la determinación y el carácter que por tanto tiempo estuvo buscando.

Ya no tiene a Seung Baek sonriendo, pero se tiene a ella misma.

¿Enfermería? ¿Quizá un secretariado? No, quizá la escuela de leyes.
Tal vez debería visitar a ese empleado de la cafetería que alguna vez conversó con Helena, parecía recordar que él estudiaba para ser un abogado. ¿Cuál era su nombre? ¿Korbin?
Es lo único que piensa, mientras sonríe para por fin comenzar a vivir su propia vida.

¡Te odio! »Suga, temporada 2«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora