Olvido

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Tenía ya varios meses que no podía hablar con mi padre.
Entre el horario y el trabajo, tan sólo podíamos enviarnos un mensaje o dos al día; y eso incrementaba mi soledad.

Fue un día mientras estaba un poco más tranquila en mi trabajo. En casa adelanté todo lo que tenía por hacer y sólo me quedaba esperar por documentos y esas cosas en mi oficina.

16:00, cuando por fin la video llamada que mi padre y yo concretamos se hizo presente. Volví a sentirme como una adolescente emocionada, extrañaba demasiado a papá.
Contesté con rapidez y al verle me sorprendí. Los años parecían no pesarle para nada, su cabello y barba lucían arreglados y en perfecto orden; su mirada expresaba que simplemente estaba feliz. Ese era mi padre, Gian Lucca Greci.

-Mi hermosa Helena- Saludó- Mírate, estás tan cambiada y como toda una adulta..

-Sigo siendo tu enana Helena, papá- Reí- ¿Cómo estás? Extrañaba mucho poder verte.

-Y yo esperaba por verte a ti, preciosa. Honestamente me siento en total felicidad ahora que hablo contigo; Italia me está tratando muy bien y sólo me faltaba hablar con mi bella hija para estar completo.

-¿No será cierta italiana que te tiene tan feliz?- Le miré con un gesto de complicidad- Y a propósito, ¿Cómo está Fiorella?.

-Ella se encuentra muy bien, pero antes de hablar sobre Fio quiero saber algo: ¿Cómo te has sentido? ¿Ya estás mejor?.

Papá sabía muy bien sobre el término de mi relación anterior. A él también le había dolido, ya que Min Yoon Gi y Gian Lucca comenzaron a llevarse de forma excelente mientras estuvimos en Italia con ellos. Y era obvio que mi padre sabía sobre mi pensamiento sobre regresar a su país y olvidar todo aquí.

-Estoy pensando aún si debería quedarme en Corea- Desvié la mirada- Pero tú sabes que cualquier decisión que tome serás el primero en saberlo.

-Eso espero, hija. Sinceramente, hay algunas cosas que necesito hablar contigo; y ya no podía esperar más por esto- Mi padre se tornó serio de pronto.

-¿Pasa algo malo?.

-Helena, ¿Qué has pensado últimamente sobre tu madre?.

Cuando papá terminó aquella pregunta, no pude evitar estremecerme.
Hacía ya un buen tiempo que no pensaba en la mujer que me dio la vida. Desde aquel día que se olvidó de mi, la fui extrañando cada vez menos hasta que por fin un día sólo le olvidé.

-¿Qué puedo decirte, papá? Hace casi dos años que no hablo con ella, y funciona para mi. Tú sabes, si volviera a saber de Isabel también vendría Demian y esas cosas que no quiero recordar.

-Hemos estado hablando últimamente.

-Pero papa... Quiere decir que tú y Fiorella...

-No, no pienses en eso- Interrumpió- Puedo asegurarte que amo a Fiorella. Hablamos porque alguna vez fuimos esposos y te tenemos a ti...

-Para ser sincera, no sé porqué hablaría ella de mi. Creo que dejó muy en claro que no me ve más como su hija; si es que algún día me vio así.

Mi voz se quebró en ese instante. El hecho de recordar a mamá cuando aún me encontraba en depresión no me hacía nada bien.

-Preciosa, no llores- Papá habló con una entrecortada voz- Si no quieres saber nada sobre tu madre aún, lo entiendo. Pero por favor, no soporto ver a mi niña llorar.

¡Te odio! »Suga, temporada 2«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora