Mentiras (1)

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Una casa  hecha de cartas y nosotros dentro de ella.

Incluso si el final es visible, incluso si colapsará pronto.

Incluso si es un sueño inútil, mantente un poco más así.

-House of cards.

🔹🔷🔹


› Te dije que dormiría temprano, Baek. Justo ahora estoy en mi habitación, sólo desperté por el sonido del celular. ¿Pasó algo?

› Perdón por despertarte, princesa... No pasó nada de qué preocuparse, tú descansa y que duermas bien. ¡Te extraño!


Analicemos esto:
Me encontraba en la habitación de mi ex novio mientras le escribía a mi novio para decirle que estaba durmiendo.
No, no suena bien en ningún contexto.

Realmente estaba muriendo de nervios. Min Kwon estaba a metros de mi y no debía verme ahí; y mientras la debilidad y mareo volvían a mi ser una vez más, no pude hacer más que tomar de mi bolso un par de píldoras de hierro, estaba dispuesta a tragarlas sólo así cuando pude escuchar que alguien llamaba a la puerta.

-Señorita Greci, el joven Yoon Gi me envía a traerle algunos bocadillos, por favor recíbalos- Era una voz de mujer, lo que me hizo entender que se trataba de una empleada domestica. Ella hablaba en un volumen apenas lo suficientemente alto para poder escuchar.

Realmente no me interesaba aceptar nada proveniente de Min Yoon Gi; pero no quería hacer que aquella empleada sintiera que trabajó por nada.
Está bien, también me estaba muriendo de hambre.

Me dispuse a abrir, para encontrarme a esa empleada de cabello azabache recogido en una coleta y pulcro uniforme azul celeste, quién ya me recibía con una sonrisa y un carro de servicio con una bandeja llena de alimentos.

-Creo que es demasiado, pero muchas gracias- Asentí con una reverencia.

-No es nada, si necesita algo más en unos minutos vendré yo o alguien más del servicio; a sus órdenes, señorita Greci- Dicho esto, la mujer se retiró dejando ahí todo el montón de comida.

Bocadillos con espinaca, algo de pescado y otras cosas más que la última vez que recordaba haber comido de esa forma, fue cuando el doctor Kim trataba mi anemia.

Tomé una taza de té verde y procedí a ingerir de una vez por todas una de las pastillas... Después otras dos más, la estúpida debilidad me estaba sofocando.

Diez, quince, veinte minutos pasaron y no hubo más noticias; cada minuto pasado se hacía más difícil estar en la habitación del jodido pálido.
¿Porqué a pesar de que los años pasaron y nuestras vidas habían avanzado llegaba a dolerme estar en ese lugar?
Quizá algo tenía que ver con el hecho de que Yoon Gi no se había preocupado por remodelar su habitación; la cama en color negro y las figuras de kumamon seguían ahí, junto con todos los recuerdos que la universidad había dejado.
Intentaba distraerme en mi celular, pero era esa aura que poseía el lugar lo que no me dejaba en paz; un ambiente en el cual aún se respiraban nuestras memorias de los amargos y dulces días de la primera vez que estuve en Daegu.

«Ya basta idiota Helena, usa tu tiempo en algo de provecho».

Sacudí mi cabeza en un intento por centrarme en mi realidad, y después procedí a enviar un mensaje a Jin Sil, mi asistente. Fue toda una fortuna que ella estuviera activa en ese momento.

¡Te odio! »Suga, temporada 2«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora