Flores

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Seung Baek era el director general del banco de Seúl. Un hombre joven y bastante apreciado por todos los empleados ahí. 26 años de edad, unos delicados lentes de aumento y una blanca piel.
Sus rasgados ojos siempre lucían alegres y sus gruesos labios normalmente mostraban una hermosa sonrisa. Era esa persona conocida como "el jefe", a quien todos querían y respetaban ahí.

Habían pasado ya dos semanas desde aquella noche donde lloré hasta quedarme dormida una vez más, y exactamente 24 horas desde la reunión con la gente de Rusia que deseaba instalar su empresa en Seúl.
Fueron noches y días enteros que dediqué a afinar cada detalle para la cita esperada; incluso había recurrido a la ayuda de un discreto detective privado para investigar a esas personas (Aunque era mejor evitar hablar de eso).

Sé que muchos de mis compañeros desearon que cuando Seung Baek me llamó, fuera para que firmara mi renuncia, incluso pude ver una mirada de victoria en la cara de Ra Nia, la asistente del jefe.
Después de escuchar su llamado me dirigí llena de nervios a su oficina, mis zapatillas de tacón resonaban con fuerza por los pasillos del lugar; era algo de vida o muerte distinto a lo que todos creían: La decisión de los rusos había sido tomada, y de ella dependía subir un escalón más en mi empleo o quedar como la fracasada que no pudo concretar su primer contrato totalmente sola.

Interrumpí la sonrisa de odio en Ra Nia, quien yacía en un escritorio fuera de la oficina de Seung Baek. Necesitaba presentarme ante ella antes de ir con mi jefe.

-Licenciada Helena- Saludó de forma hipócrita- ¿Sabe para qué la llamó el licenciado Seung? Por alguna razón, no me informó-

-No veo porqué debiera informarte- Correspondí la falsa sonrisa- Sólo eres su asistente, no los ojos y oídos del banco. Por favor, lleva a cabo tu trabajo y avisa sobre mi llegada-

Hizo un discreto gesto de desagrado antes de tomar el teléfono de su escritorio y avisar de mi presencia; luego de eso se levantó de su silla para abrir la puerta de la oficina.

-Puede pasar, licenciada. Espero que no sea nada malo- Finalizó. Ignoré su "mensaje de aliento" y entré después de agradecer falsamente.

Seung Baek lucía un elegante traje gris que hacía que su piel se mostrara un poco más blanca de lo normal.

-Helena, tome asiento por favor- Dijo, con una cara que expresaba seriedad

-¿Pasa algo, jefe?- Cuestioné con nerviosismo

-¡Si!- Exclamó, olvidando aquella seriedad- Helena Greci, usted ha logrado ese contrato. ¡Los rusos aceptaron y me dijeron maravillas de usted! ¿Cómo lo hizo?-

-No fue tan difícil- Mentí. Seung jamás se enteraría de las noches que pasé estudiando lo que diría, la ropa que usaría y analizando a los clientes. Tampoco sabría sobre todo lo que pasé para lograr ese contrato; pero ya no importaba, ya que la negociación había sido un éxito.

-Felicitaciones, Helena. Pero aún así, disfrute este día con su último sueldo y departamento anterior. Mañana renovará su contrato con el banco de Seúl, y el que tengo preparado para usted incluye una vivienda mejor e incluso su propio auto. ¿Qué dice?-

-¿Es una broma?- Mis ojos se abrieron con sorpresa- ¿Cómo es que eso pasó?- Aunque sabía que mi puesto inicial era de prueba, jamás hubiera esperado aquello.

-Pues, su contrato fijo incluye transporte propio y un departamento que de seguro le va a agradar- Sonrió- ¿Cómo piensa festejarlo?-

-Quizá conociendo mi nuevo departamento- Bromeé- No se como agradecer por todo, jefe- Hice una reverencia

-Basta de formalidades, desde hoy quiero que me llames solo Seung o Baek. Ve a tu oficina y en unos minutos Ra Nia te enviará los detalles del nuevo contrato. No se como lo lograste, pero convertiste en oro puro esa negociación-

Me retiré de su oficina luego de agradecer una vez más, saliendo de ahí con un semblante victorioso. Al entrar a mi lugar de trabajo, Amber me recibió con esa mirada que denotaba angustia.

-¡Dime que todo está bien!- Gritó

-¿Qué puedo decirte, Amber? El contrato es mío y parece que nos quedaremos mucho tiempo aquí-

Apenas terminé de decir esas palabras, la rubia saltó sobre mi para darme uno de esos abrazos asfixiantes que adoraba.

-Amiga, lo lograste... Todo tu esfuerzo valió la pena- Dijo en voz baja mientras aún me abrazaba.

-Y pensar que la idiota de Ra Nia esperaba que me despidieran- Me solté de su abrazo mientras seguía la conversación- He llegado a pensar que ella es quien pone las flores en mi escritorio a manera de funeral-.

Desde hacía ya algunas semanas cada que llegaba a mi oficina encontraba un ramo de rosas en color rosáceo suave decorado con una gran flor de aciano azul en medio de estas; siempre era exactamente el día lunes. Ninguna persona en el banco admitió ser el responsable, pero la broma había llegado demasiado lejos.

-No lo creo, son flores bastante sinceras si nos basamos en su significado- Amber se mostró pensativa, llevando su dedo pulgar hacia el mentón- Las rosas se refieren a admiración, simpatía... Pero el aciano va más allá-

-¿Desde cuando sabes tanto de flores?- Reí- No me va mucho eso de los significados, pero me gustaría saber sobre el aciano-

-El aciano... Es un amor puro y sólo la enviaría alguien que teme a confesar su amor; además debe ser muy cara aquí, solo se da una vez al año-

-Tonterías, Amber- Bufé- No es más que un gracioso jugando una broma de mal gusto-

-No lo se, Helena. Quizá sea hora de que confíes un poco en el mundo y te des una oportunidad con alguien más-

-Eso no. Aprendí que nada bueno resulta cuando amas a una persona; y me costó mucho dolor entenderlo-.

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>El aciano es la flor que aparece en multimedia. Me costó media madrugada leyendo de flores y creo que ya puedo abrir mi propia floristería hahaha.

>¿Saben de alguien que haga portadas? Me sería de mucha ayuda ;v

¡Te odio! »Suga, temporada 2«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora