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Un agudo y repetitivo sonido me despertó.

Arrugué los ojos y me estiré. Miré a mi lado y me encontré con un semi-desnudo James.

—Que linda forma de despertar.

—Buenos días preciosa.— Dijo levantándose de la cama sin siquiera mirarme.

—¿Todo en orden?

—He dormido solo dos horas y a pesar de que aplacé el reloj durante dos horas, ya son las nueve y debo ir a la empresa.

—Las desventajas de ser el jefe, ¿verdad?— Me fulminó con la mirada y yo me limité a sonreír inocentemente. Miré a mi alrededor y noté que estábamos en nuestro cuarto... ¿Nuestro?...— ¿En qué momento hemos llegado? Lo último que recuerdo es haberme despedido de Ana y haber subido al coche.— Me froté los ojos.— ¿Has tenido que cargarme hasta aquí? Lo sientooo.— Dije al tiempo que me sentaba en la cama. Me acerqué a él, lo abracé por detrás y deposité un beso en su mejilla.— ¿Me perdonas ojitos claros?— Susurré en su oído al tiempo que descendía mis manos por su pecho.

—Claro que si pelinaranja.— Se levantó de la cama conmigo agarrada a su cuello y para no caerme enrollé mis piernas en su cuerpo.

—¿Qué haces?— Pregunté entre risas.

—Iremos a tomar una ducha juntos.

—¿Es una propuesta o una orden?

—Ambas.— Y sin mas, comenzó a caminar hacia el baño mientras ambos reíamos a carcajadas.

Nos quitamos la ropa y nos metimos debajo del chorro de agua.

—Es sorprendente que con todo lo que has bebido anoche no te duela nada.— Empezó a frotarme el jabón por la espalda con una esponja.

—Pensé lo mismo cuando abrí los ojos hace unos minutos.— La sensación de la esponja con mis pezones me causó una sensación de placer enorme, tanto que un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

—Solo tomaremos una ducha, debo llegar al trabajo antes de las diez, pequeña.— Susurró a centímetros de mi cuello.

—Le sacas la diversión.— Hice un mohín, pero tristemente no logré convencerlo.

Salimos de la ducha y nos envolvimos con unas toallas antes de salir del baño para ir al cuarto. Agotada por haber dormido menos de cuatro horas, me recosté en la cama.

—Tráeme algo de ropa James.

—¿Qué quieres que te lleve?

—Cualquier cosa.

Cerré los ojos mientras esperaba a que terminara de vestirse y me trajese lo mío.

Abrí los ojos y me encontré con que ya estaba vestida.

—¿Pero cuándo ha pasado esto?— Hablé entre risas. Apoyé mis manos, una a cada lado, para poder sentarme en la cama, pero con una de ellas toqué algo. Tanteé hasta encontrar lo que había sentido y resultó ser un pedazo de papel. Era una nota.

Te has quedado dormida y he tenido que vestirte (al igual que anoche). Espero que no te despiertes tarde, prometiste esperarme con el almuerzo
Te quiero, pelinaranja.
Atte: Tu ojitos claros.
Pd: Por si no lo recuerdas, me dijiste así durante toda la noche.

Sonreí ante aquel pequeño detalle. Tomé mi móvil que se encontraba en mi mesa de noche y vi que faltaba cerca de una hora y media para que James llegara, así que me puse en pié y me dirigí a la cocina.

—Buenos días.— Saludé cuando entré y me encontré con... Julieta.

—Buenos días querida.— Contestó sonriente la amable mujer.— Me han informado que hoy harás tú el almuerzo.

Dime tu nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora