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Wake me up de Avicci empezó a sonar.

So wake me up when it's all over
When I'm wiser and I'm older
All this time I was finding myself
And I didn't know I was lost

Estiré la mano para alcanzar mi móvil y apagué la alarma. Abrí los ojos y aprecié la preciosa luz del amanecer que se filtraba por la ventana. Permanecí contemplando aquella belleza unos minutos que me resultaron inolvidables, nunca sabes cuando será la ultima vez que puedas verla. Me senté en la cama y me froté los ojos. Bajé los pies y me puse mis pantuflas de perrito que había comprado en Argentina. Suspiré. Extrañaba Argentina.

Me encaminé al baño y al instante escuché un tintineo detrás de mi, como pasaba todas las mañanas desde hace más de dos semanas. Hanna se sacudió y me siguió, como hacia siempre que yo me movía. Llegué al baño, mi hermosa cachorra se sentó frente a la puerta, y yo la cerré. Abrí la ducha y me saqué la ropa. Miré el espejo y me espanté al ver mi reflejo: tenía unas ojeras inmensas y mi pelo estaba todo enmarañado. Me metí en la ducha, y como siempre hacía, disfruté cada gota que alcanzó mi cuerpo. En mi opinión no hay nada mas hermoso que la lluvia, pero como no puedo tenerla siempre que yo quiera, aprendí a conformarme con esto.

Luego de lo que pensé eran quince minutos, me aseé, cerré la ducha, me envolví en una toalla y salí del baño. Hanna corrió detras de mi mordiéndome los talones con esos afilados dientitos suyos. Caminé hasta mi cuarto, abrí mi cajón de ropa interior y tomé unas bragas de encaje blancas, completamente sexys y un sujetador a juego. Miré la ropa que había colgada en mi pequeño ropero de roble tallado, que no era mucha debo admitir, y luego de pensarlo un poco me decidí por un vestido color crema pegado al cuerpo. Me vestí, tomé unos zapatos blancos, los primeros que encontré, mas concretamente y me senté en la cama para poder ponérmelos. Una vez que estuve lista, me sequé un poco el pelo con la toalla y la llevé nuevamente al baño. Mire mi colorada melena en el empañado espejo y decidí llevarla suelta por lo cuál opté por no cepillarlo. Salí del baño y fuí a preparar café, sería un día largo. Le habían encargado a Fran un trabajo muy importante para la empresa, y era crucial que lo hiciera el vicepresidente de la sede de William Industries más importante de Europa. En otras palabras: Francisco García. Pero no podía hacerlo solo, necesitaba ayuda, y pues para eso tiene una secretaria, que desgraciadamente, era yo. Serví el café en mi taza verde agua, era mi favorita. Era de cerámica trabajada a mano y en el centro tenia grabadoña la frase "Te queremos, papá y mamá". Me la habían comprado mis padres en el último viaje que habíamos hecho juntos a Tenerife hace casi un año. Que rápido pasa el tiempo. Pareciera que fué ayer cuando me enojaba con ellos por no dejarme ir a una fiesta, o por no comprarme algo que yo quería, y ahora que tengo todo su dinero para hacer lo que quiera con él, lo regalaría todo solo por volver a verlos. Que irónico ¿no? Supongo que es como dicen: no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

Terminé mi café entre aquellos pensamientos que siempre estaban en mi cabeza, limpié la taza y fuí a coger mi bolso. Tomé mi móvil de la mesa de noche y miré la hora. Tenía 20 minutos para llegar. No era mucho, pero tampoco era lejos, así que metí el movil en mi bolso y me encaminé a la puerta. Tomé las llaves del coche y del apartamento que estaban sobre la mesita y salí.

Tardé cerca de diez minutos en llegar. Aparqué el coche en la misma cochera de siempre, a media cuadra de mi trabajo y bajé. Como ya era costumbre, entré al Coffe Sweet Coffe y saludé a Elvira, la señora que me atendía todas las mañanas con una gran sonrisa.

—Buenos días señorita.— Dijo la amable mujer dedicándome su mas preciosa sonrisa.— Lo mismo de siempre, ¿verdad?— Sonreí. La simpatía de aquella mujer siempre me alegraba el alma. No hay personas como ella en el mundo, y si las hay, están en peligro de extinción.

—Hola Elvira.— Asentí y ella se dió la vuelta. Para ahorrarnos tiempo, yo le había dicho a Elvira que me preparara todas las mañanas lo mismo: dos cruasanes y dos cafés. Esto nos simplificaba la vida a ambas, yo llegaba mas rápido al trabajo y ella podía atender a los demás clientes sin demorarse en mí. Me entregó mi pedido, y tras despedirme, salí de la tienda.

Llegué a mi escritorio, dejé mi bolso sobre él, y sin parar de caminar, me dirigí al despacho de Fran. Estaba por tocar la puerta, pero me frené al escuchar murmullos. Me acerqué un poco más para escuchar mejor.

—Oh si.— Un gemido llegó hasta mis oidos.— Oh señor García.— Dijo una voz femenina lo suficientemente fuerte como para que yo lo escuchara. Luego de esas palabras, siguieron muchos susurros, jadeos y gemidos. Iba a tocar, pero me pareció de mal gusto interrumpir lo que sea que fuera aquello, así que simplemente retrocedí hasta mi escritorio, dejé lo que traía en las manos sobre él y me senté lista para trabajar. No tenía ganas de perder tiempo, pero si Fran decidía follar en lugar de trabajar, bien por él. Prendí la computadora y comencé a revisar los archivos que tenía que enviar mas tarde al señor Williams sobre la gestión de los empleados en esta sede. Ya que nadie me hablaría, tomé mis audífonos, puse la musica al tope y me concentré en mi tarea.

Estuve concentrada en los archivos todo el tiempo, hasta que una rubia, flaca y alta pasó por mi lado. Salía del despacho de Fran, así que la tomé como la señorita gemidos con la que mi jefe estaba follando. Aquella pedante mujer que se fué sin siquiera un atisbo de verguenza por lo escandalosa que fué me pareció conocida, pero decidí ignorarla y seguir con lo mío. Tenía veinticinco archivos por controlar y solo llevaba uno. Había tardado una hora en tan solo un archivo, y era uno de los más fáciles. Joder. Me tapé la cara con las manos y suspiré. Esto daba para rato y todavía había muchas cosas más para hacer además de los archivos. Alguien me tomó por los hombros desde atras haciéndome sobresaltar. Me puse de pié al instante para encontrarme con el idiota de Fran riendo a carcajadas.

—Eres un idiota.— Dije empujándolo y quitándome los audífonos.

—¿Qué hacías?— Preguntó acercándose a la pantalla que mostraba mi trabajo.

—Lo que tú evidentemente nó.— Dije apartándolo y sentándome en mi silla. Él sólo se quedó ahí parado, atónito. Relajando un poco mi mal humor señalé la bolsa que decía CSC.— Te traje un cruasán y un café. Idiota.— Susurré esto último con la intensión de que no lo escuchase. Él se quedó allí helado durante unos segundos hasta que por fin logró salir de los pensamientos que lo tenían tan atrapado.

—Alguien se ha levantado del lado equivocado de la cama hoy, ¿no es así?— Tomó de la bolsa lo que le había traído, y me saludó con un beso en la cabeza.— Hay mucho que hacer Ele.— No contesté. No pude. Si lo hacía, lo mandaría a freír espárragos por ser tan hipócrita.— ¿Almuerzas conmigo?— Asentí sin darle mucha importancia y cada uno siguió con lo suyo.

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Hola corazones! 💞
Sé que les había dicho que lo iba a subir anoche, pero tuve unos pequeños problemas médicos 😅
Espero que perdonen mi tardanza 🙏
Esta es la tercera y última parte del maratón 😊
No olviden comentar y votar, si lo hacen me animan mucho a seguir escribiendo porque significa que les gusta 😄
Espero que tengan una muy linda mañana/tarde/noche 😘
Los quiere:
~The Dreamer💞~

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