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Bajaba a la recepción en el ascensor, que casualmente estaba repleto de gente. Fijé la vista en mi móvil y me dispuse a escribir un mensaje para Ana.

Ana, tenemos qu...

Dejé de escribir cuando sentí que alguien me tocaba el hombro.

—¡Hola!— Saludó sonriente la mujer.

—Hola.— Contesté cordialmente. ¿Cuál me dijo que era su nombre?

—¿Te acuerdas de mi?— Preguntó sonriendo.

—Si, por supuesto.— Se creó un incómodo silencio durante unos segundos. ¿Cómo jolines dijo que se llamaba? Extendió la mano a la espera de que yo se la estrechara.

—Mónica Acuña.— Estreche su mano y sonreí a modo de disculpa por no recordar su nombre.— Eres la chica que vive en el 16A, ¿cierto?— Asentí.

—Elena Fernandez.— El ascensor llegó a recepción y todos bajamos. Estaba por despedirme de ella para seguir mi camino, cuando me agarró del brazo y me apartó un poco de las demás personas.

—Ese día que te conocí ¿Estaba realmente todo bien?— La pregunta me pilló por sorpresa y no supe qué contestar, me quedé helada durante unos segundos. ¿Sería bueno decirle? ¿No la metería en problemas? Lo último que quería era perjudicar a alguien más.— Puedes confiar en mí.— Sonrió de una forma cariñosa que me transmitió cierta confianza, como si supiera todo sin necesidad de que yo se lo dijera.

—La verdad es que no, no estaba todo bien.— Los ojos me escocían, pero no me permití llorar, no merecía la pena.

—Lo sabía.— Maldijo por lo bajo.— Lo supe cuando vi tu cara. Debí haber hecho algo.— Estaba teniéndome lástima. Odiaba cuando la gente lo hacía. Yo había tomado desiciones que me llevaban a donde estaba hoy. No estaba orgullosa de ellas, pero no podía volver el tiempo para corregirlas, solo quedaba seguir adelante y ser fuerte ante las consecuencias. Monica bajó la mirada y sus curiosos ojos marrones parecieron apagarse un instante.— Sé como se ve una mujer que es abusada por su pareja.

—Él no es mi pareja.— Dije alterada. Que la gente pensara que seguía saliendo con ese enfermo me molestaba. La mujer abrió los ojos muy grandes.

—Entonces ¿quién es él?— Ella parecía muy sorprendida.

—Es mi ex novio.— Esta vez fuí yo quien bajó la mirada.

—Bueno preciosa, tengo que ir a comprar unas cosas para mi bebé. Si me necesitas alguna vez, solo grita.— La mujer rió, pero no entendí la broma.— Ah ¿no lo sábes?— Permanecí en silencio y ella río.— Soy tu vecina. Vivo en el apartamento que está al lado del tuyo.— La cara se me puso roja al instante. ¿Cómo es que nunca te has dado cuenta de eso Elena?

—En fin. Tengo que irme. Se hace tarde y cerrarán la tienda. Adios.— Me dedicó una gran sonrisa y se fué. Me quedé unos instantes en mi sitio pensando en lo que acababa de pasar. ¿Cómo es que viviendo en el mismo lugar durante más de seis meses nunca conocí a mi vecina? Sacudí la cabeza borrando esos pensamientos de mi mente y saludé a Abel.

—Hola Abel.— Me apoyé en el mostrador de roble con ambos brazos y le sonreí.

—Buenas noches, Ele. ¿Vas a salir?— Preguntó dándose la vuelta para mirarme de frente.

—¿Por qué buenas noches?— Pregunté curiosa.— Si, ¿traerías mi coche?

—Tal vez porque es de noche...— Dijo señalando la gran puerta de vidrio por la que se veía perfectamente la hermosa oscuridad de la noche. ¿¿Ya es de noche??— Enseguida te lo traen Ele.— Dijo colgando el teléfono que no lo vi agarrar en ningún momento.

—Vale, no sabía que era de noche.— Contesté incrédula.

—Demasiado tiempo encerrada Ele.— Dijo saliendo de atrás del mostrador para acompañarme a mi coche.

—Gracias Abel. Buenas noches.— Me saludó con la mano y volvió a su puesto.

Conduje cerca de 15 minutos hasta llegar al apartamento de Ana. Aparqué a una cuadra y bajé del coche. Entré al edificio y saludé al portero. Subí por el ascensor hasta el piso dos, que era donde Ana vivía. Mientras subía mi cerebro no paró de pensar no un segundo. ¿Qué diría Ana? ¿Me dejaría pasar? Debía hacerlo, era su hermana. Mis pensamientos fueron interrumpidos por un timbre. Era el ascensor indicando que había llegado a mi destino. Caminé hasta que estuve frente a la tercer puerta, tomé aire y golpeé tres veces. Escuché pasos, pero nadie abrió la puerta. Toqué una vez más, pero esta vez si obtuve respuesta.

—¿Qué quieres Elena?— Una voz dura y fría habló.

—Hablar, ¿Tal vez?— Esperé y al no obtener respuesta continué.— O quizás mi perro...— Escuché el cerrojo de la puerta al cabo de unos segundos. Mi hermana apareció frente a mí.

—Pasa.— Su tono era malhumorado, y su aspecto, como siempre, era impecable. Aunque no pasé por alto lo rojo de sus ojos. ¿Por qué cojones le había afectado tanto simplemente vernos cerca?— Solo entras a por Hanna y luego te vas.— Dijo fríamente sin siquiera mirarme. Entré a su apartamento y el olor a limón que siempre había allí invadió mis fosas nasales. Caminé detrás de ella hasta donde Hanna estaba, quien al verme corrió hacia mí y empezó a dar saltitos de alegría, rasguñándome las piernas.

—Auch.— Me agaché para evitar que siguiera haciéndolo y me sobe las piernas. Escuché una corta risa detrás de mi y lo supe: me perdonaría. Tomé a Hanna en mis brazo y le hablé.— Se que te gusta venir a ver a tu tía— Acaricié su peluda y pequeña cabecita.— pronto volveré a traerte.

—Ele.—Dijo Ana detrás de mi. ¡Me ha dicho Ele! Estámos progresando. Pensé.— Tienes que irte.— Toda mi seguridad se desplomó. Me dí la vuelta y la miré a los ojos.

—Ana...— No me dejó teeminar.

—No quiero saberlo.— La frialdad con la que lo dijo me partió aún más el corazón.

—Pero...

—Solo vete.— Guardé silencio un momento pensando en lo que ella estaba diciendo. ¿Me estaba echando? ¿Mi propia hermana me estaba echando de su casa?— No quiero escucharblo que rengas que decir.— Y eso fué todo. Exploté.

—¿Sabes qué? Me importa una mierda lo que quieras. Me escucharás te guste o no.— Grité. Hanna se escapó de mis brazos y corrió a quién sabe donde. La  cara de Ana era todo un poema. Yo nunca la trataba así, siempre hacía todo lo que me pedía, pero esta vez no. No la dejaría enojarse por algo tan estúpido como esto, que dicho sea de paso, no comprendía del todo. Me escucharía aunque tuviera que atarla a una silla para que lo hiciera.— Toma asiento porque te aseguro que me escucharás.

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Hola mis corazones 💞
Voy a hacer una maratón a petición de una fiel lectora 😏 (Sé que vas a leer esto, así que te mando un beso enorme 😘)
Actualizaré mañana por la noche o el martes por la mañana. Serán tres capítulos, pero para poder cumplirlo, tendré que hacer los capítulos mas cortos 😅 Tendrán mil palabras cada uno 😊
Como siempre, no olvides compartir la historia con tus amigos, me motiva mucho a seguir  escribiendo cuando lo haces, porque significa que de verdad te gusta la historia 💜
Les mando un fuerte abrazo y espero que hayan pasado una muy feliz navidad 🎉🎁🎄
~The dreamer💞~

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