Capítulo 3.2

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—¿Cómo se te ocurre subir con Kai? —susurró enfadada y sonrojada a la vez—. Casi me muero.

—¿Por qué? ¿Por qué te ha visto en pijama tal vez?

—¡Porque acababa de levantarme! Qué careto tendría, madre mía... ¡No podré volver a mirarle a la cara!

—No exageres. A decir verdad, no se fijó en tus pintas.

Miyu le dirigió una mirada dolida.

—A ver, no me malinterpretes. Subimos porque el ruido que habías provocado nos llamó la atención y nos preocupó —explicó—. Seguro que el timbre de la puerta te hizo dar cuenta de que tenías que levantarte y con las prisas te caíste de la cama...

—Ja... ja... —rio sarcásticamente con un tono rosado en su cara.

—Bueno, ¿quieres algo más? ¿Podemos salir del trastero este?

—Sí, una cosa más: ¿qué hay entre Kai y tú? —preguntó adoptando ahora una expresión seria.

—¿Qué? No hay nada. Deja de ser tan paranoica, ¡por favor! —respondió aproximando su mano al pomo de la puerta.

—Eso espero, porque pienso conseguirlo —dijo una voz a su espalda. Sin responder a aquello, salió hacia el salón como si nada acabara de ocurrir.

—Tocad un poco ahora por favor —insistieron las tres chicas que había en los sofás.

—Venga, vale. Probaremos los instrumentos... ¿Qué tema tocamos? —dijo Asaba.

—El tuyo mismo —respondió Kai—. Dejaremos los mejores para el final.

—Ja.. ja..

Asaba fue el primero que empezó, seguido por Kai y acabando por Kazuma de acompañamiento. El ritmo de la canción era movida; una mezcla de jazz y blues, con acordes conjuntos en el piano. En una primera impresión, la música les pareció descarada y provocativa, pero se adaptaron a ella y acabó por gustarles.

—¡No está mal! —dijeron una vez que los músicos hubieron acabado.

—Claro que no, por eso les represento —dijo Aoshi asomándose desde la cocina—. ¡Ah! Y la comida está casi lista.

Prepararon una mesa para diez —la cocina y sus muebles eran proporcionales a la casa, es decir, muy grandes—, y comenzaron a deleitar la comida de Aoshi. Misao sonreía sin darse cuenta y sus amigas lo notaron.

Cuando acabaron, recogieron todo y los chicos se dispusieron a ensayar al fin.

—Toquemos las nuevas partituras —sugirió Aoshi sacándolas de su mochila y entregándoselas a cada componente.

Alexia dirigió una mirada a Kai y luego a Miyu y después decidió subir a continuar con su partida. Así que discretamente y sin que apenas nadie lo notara, desapareció del salón.

Llegó a la sala de juegos, cogió el mando de la play, la encendió y se acomodó para empezar a jugar. Cargó la partida y saludó a Tidus. (friki, ¿y qué? xD)

Cuando empezaron a tocar abajo, Alexia podía escucharlo con total claridad desde arriba y recordó la mañana del día anterior sin poder evitar soltar una risita. Mientras jugaba, iba tarareando la música que escuchaba; la verdad es que era pegadiza y atrayente.

Como estaban ensayando, repetían una y otra vez la misma canción para dominarla y Alexia inconscientemente le iba poniendo letra mientras luchaba contra Sinh.

» Quise mostrarme ante ti

como alguien de duro corazón.

El tiempo pasó me arrepentí.

Ahora pediré tu perdón...

Un ruido sonó por el pasillo y éste alertó a Alexia que dejó súbitamente de cantar y dio al pause para fijarse en el lugar de donde procedía. No se movió de su sitio, pero no apartaba la vista de su objetivo: la puerta.

De pronto se entreabrió y por ella alguien apareció con expresión sorprendida.

—¡Kai! —exclamó nerviosa y sonrojada levantándose de golpe—. ¿Q... qué estás haciendo aquí? ¿Quién está tocando abajo?

—Tenía que ir al baño y para no interrumpir los ensayos, Aoshi me ha sustituido —explicó todavía algo desconcertado.

—¡Vaya! ¿Aoshi también sabe tocar? Qué sorpresa... —comentó Alexia

Súbitamente un repentino silencio se apoderó de la habitación.

—Esto... —empezó Alexia—. ¿No tienes que continuar ensayando?

—Oh, sí... pero antes —se acercó hacia donde estaba y le entregó un cuaderno—, ¿podrías escribir eso que cantabas?

—¿Cómo? No sé lo que cantaba... con la música me vino la letra y...

—Escríbela —insistió Kai—. Me gustaba cómo sonaba... transmitía lo que la canción muestra.

—Pero...

—Por favor, me gustaría oír mi canción con letra. Es un favor que te pido. —Y salió de la habitación aún con su mirada fija en ella.

—¡Ah! Qué lío —exclamó ella derrumbándose nuevamente en su asiento con el cuaderno en la mano—. Un momento... ¡¿su canción?!

Vacaciones de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora