A la mañana siguiente, todo seguía igual que de costumbre. O, al menos, se intentaba.
Mientras estaban recogiendo el salón, las chicas no perdieron la ocasión de intentar sonsacar algún tipo de información a la pareja que tan rara se encontraba.
—¿No os cansáis nunca? —preguntó Alexia, aún molesta.
—Es que vuestro silencio nos intriga -dijo Sayo.
—Pues la curiosidad mató al gato.
—Además, de ti nos lo esperábamos, pero que ella no suelte prenda es más raro —añadió Miyu señalando a Misao.
Todos desviaron sus miradas hacia ella que, de pronto, se vio sumamente presionada.
—¡Vale! Fue Aoshi que...
—¡Misi! ¿Qué haces? —le reprochó Alexia.
—No aguanto más, Alex. Tengo que desahogarme.
—Pues hazlo cumpliendo con tu palabra.
—¿Por qué sigues defendiéndolos después de todo?
Alexia guardó silencio durante un breve rato, mientras reflexionaba sus palabras.
—Porque lo he meditado y, aunque de mala forma, estaban en su derecho de hacerlo.
—Me da igual. Tú no lo entiendes porque no estás enamorada.
Alexia sonrió sarcásticamente, molesta, y decidió no intervenir. No le parecía una excusa muy plausible.
—Allá tú. Si acaba odiándote por completo, tú solo te lo habrás buscado.
La discusión acabó con la interrupción de un móvil.
—Es el mío—dijo Kano—. ¡Y es Asaba!
Misao y Alexia apartaron sus miradas, mientras que el resto hacía todo lo contrario, prestando la máxima atención.
La expresión de Kano era contradictoria; por un lado parecía contenta de que Asaba le llamara pero, por otro, parecía querer replicar algo que no conseguía sacar. Al final, tuvo que colgar sin haber encontrado las palabras que buscaba, permaneciendo aún paralizada y sin saber qué hacer.
—¿Qué pasa? ¿Qué te ha dicho? —preguntó Riku.
Aquellas preguntas devolvieron a Kano un poco a la realidad.
—Nos agradece toda la ayuda que les hemos prestado y que ya no nos molestarán más, pues han encontrado otro sitio donde tocar... pero que algún día quedaremos para salir y tal.
Alexia se sorprendió y esbozó una sonrisa. Por una parte, se alegraba de oír eso.
—¡Joo! ¡No vale!
—Al menos nos lo podrían haber dicho en persona —protestó Sayo, disgustada.
—¡Es culpa de Aoshi! —soltó Misao frustrada.
—Ahora nos afecta a todas, así que empieza a contar.
—La cosa es que ayer quedamos con él. —Hizo una pausa, en la cual dirigió su mirada hacia Alexia, pero no se la devolvió—
. Y, durante el encuentro, tuvimos una discusión y nos marchamos enfadados.
—¿Por qué os peleasteis? —preguntó Riku al descubrirse al fin el gran misterio.
—Por querer inmiscuirnos en su vida —
intervino Alexia en voz alta, tapando cualquier acusación que Misao fuera a decir.
—¿Y para eso tanto misterio?
—No fue muy agradable, ni algo que querer recordar.
—Pues vaya... ¿y ahora qué haremos? —preguntó Kano—. Nos quedan pocos días de vacaciones aquí y, no sé vosotras, pero yo me había hecho a la idea de pasarlas con ellos.
No hubo respuesta. Todas se quedaron pensando en ello.
—¡Ya sé que podemos hacer! —exclamó Sayo—. ¿Por qué no nos vamos de acampada?
—
¿Qué?
—¡Sí! Es una idea genial. Ayer me llamó Sano, y me dijo que pasaría unos días allí, y por supuesto me invitó, así que podríamos ir sin problemas, y a divertirnos, que es lo importante.
—¡De acuerdo!
—¿Cuándo nos vamos?
—Mañana mismo si queréis.
—Aún hay cosas que hacer aquí. ¿Qué tal dentro de dos días?
—¡Vale!
Con un nuevo ánimo en su interior, siguieron con sus tareas, pensando cada una en sus cosas.
"Allí conseguiré un nuevo ligue".
"Esos dos no se tragan... es un alivio".
"¿Cómo serán los amigos de Sanosuke?"
"¡Voy a estar con él días enteros!"
"Me olvidaré de él, y lo reemplazaré".
Mientras tanto, Kano salió al jardín y llamó por teléfono a alguien, contándole el plan que se le acababa de ocurrir.
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Vacaciones de verano
Teen FictionEl último curso se acaba y es hora de despedirse a lo grande de todo aquello que conoces: instituto, profesores... amigas. Por ello, seis chicas deciden hacer el viaje de sus vidas y pasar el verano juntas para crear recuerdos que poder atesorar en...