Se recostó sobre la pared y empezó a ver su agenda telefónica. Pasaba contactos sin interés y se puso a hacer limpieza, eliminando a quienes ya no le interesaba tener, ni recordaba siquiera. Se detuvo al ver un nombre y, con una leve duda, pulsó a llamar. Esperó tres toques hasta que alguien descolgó al otro lado.
—¿Sí?
—Alexia, perdona si te interrumpo, pero... querría hablar contigo, ¿estás libre?
—Cl, claro... pero no conozco aún muy bien la ciudad, ¿dónde nos vemos?
—¿Te parece bien en el lugar donde te llevé en la playa?
—Sí, de acuerdo... ¿Cuándo?
—Ahora. Si te viene bien... Salgo para allá.
Alexia colgó confusa y fue hacia su dormitorio para cambiarse. Se puso un pareo largo y verde, sus sandalias, y una camiseta corta y ajustada de color azul. Sacó una chaqueta blanca y negra y se la puso por encima. Estaba oscureciendo y haría un poco de frío.
Bajó al salón donde estaban sus amigas y les informó de que salía a dar una vuelta por la playa. La miraron brevemente y se dieron por enteradas volviendo a lo que estaban haciendo.
—Me llevo las llaves —dijo Alexia despidiéndose.
No obtuvo respuesta.
Cerró la puerta y suspiró. Introdujo las llaves en uno de los bolsillos de la chaqueta, junto al móvil, y empezó a caminar hacia el lugar acordado. Cuando llegó, se sentó sobre una roca y miró inexpresiva al horizonte, esperando.
Cinco minutos después, apareció Kai que se quedó mirando su rostro impertérrito, convenciéndose de haber hecho lo correcto.
—Alex...
La aludida reaccionó y volvió a la realidad mirando al recién llegado.
—Hola.
—¿Llevas mucho esperando? Gracias por venir.
—¿Qué pasa? ¿Por qué me has llamado? Se te notaba extraño por teléfono.
—Demos un paseo —ofreció tendiéndole la mano para que se incorporara.
Alexia la aceptó y caminaron sobre la arena en un perfecto silencio, esperando a que alguno de los dos comenzara a hablar.
—Esto... —comenzaron a la vez mirándose sorprendidos por la coincidencia—. ¡Empieza tú!
—¡Je! Empezaré yo —dijo Kai—. Te he llamado porque necesitaba hablar con alguien y vi tu nombre en el móvil y eso hice.
—Muy sincero, sí señor —reconoció Alexia—. Pero ¿por qué a mí?
—Eres la persona que más me conoce y a la vez la que menos.
—Te conozco desde hace unos días, ¿cómo es eso?
—No lo sé. Quizá por nuestro parecido... pero me siento cómodo hablando contigo y supongo que tú también... Si no, no estarías aquí.
—¿De qué quieres hablar?
Se sentaron en la arena y miraron hacia el horizonte, observando el atardecer. Guardaron silencio una vez más contemplando el paisaje, pero esta vez tendría que ser él solo quien comenzara a hablar cuando estuviera preparado.
—Hoy... es un día especial —comenzó.
—¿Por qué? ¿Es la primera vez que te sientes humano? —bromeó Alexia, pero se arrepintió al ver la mirada que le dirigió Kai—. Lo siento... sólo intentaba animar el ambiente.
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Vacaciones de verano
JugendliteraturEl último curso se acaba y es hora de despedirse a lo grande de todo aquello que conoces: instituto, profesores... amigas. Por ello, seis chicas deciden hacer el viaje de sus vidas y pasar el verano juntas para crear recuerdos que poder atesorar en...