—Oye Alex, tengo que pedirte perdón.
—¿Oh? ¿Y eso por qué?
—Es que... he estado dudando de ti durante estos días... Como les defendías y hablabas a solas con él... Pensaba que...
Alexia dedujo que hablaba de Aoshi.
—¿Qué pensabas?
—Pues que estabas interesada en él. Y como tampoco me decías nada, esas ideas se incrementaron.
—¡Qué bonito! ¡Cuánta confianza!
—Lo siento...
—En primer lugar, no me gustaría Aoshi ni loca.
—¡Ey! ¿Y eso por qué? —preguntó ofendida.
—No me malinterpretes. Aoshi me infunde un gran respeto, demasiado, diría yo...
—¿Como si fuera tu hermano mayor?
Alexia se sorprendió por la pregunta. No se lo había planteado de esa forma.
—Sí... supongo.
—Los cuñados se consideran hermanos, ¿no? —preguntó Misao maliciosamente.
Alexia estaba aún reflexionando y asintió sin pensar en su significado. Pero cuando volvió a la realidad...
—¿¡QUÉ!?
Misao salió corriendo de la tienda, huyendo del grito de su amiga.
Pocas horas después de comer, hicieron varios grupos para pasar el rato. Unos jugaban en la pista de baloncesto, otros nadaban en el lado, otros intentaban dormir la siesta y, como novedad, otros decidieron jugar a las cartas.
—Solo somos tres —comentó Riku.
—No será tan divertido, pero podemos jugar.
—¿A qué?
—¡Mentiroso! —exclamaron a dúo Kazuma y Tsubasa.
En ese momento, Kai pasaba por allí.
—¡Ey, tío! Juega con nosotros.
—Paso.
—Ha dicho que juegues —Tsubasa lo perforó con la mirada, adoptando un tono tan serio y peligroso que Kai prefirió no ignorar. Esa chica llegaba a dar miedo si se lo proponía.
Alexia estaba en su tienda pensando en el día anterior y en a qué podría haberse referido Aoshi con recompensa. Eso le hizo pensar en su hermana y miró el móvil por instinto. Sonrió al recordar sus palabras y, aunque la echaba de menos, decidió hacer caso de ellas. Se levantó de un salto y salió al aire libre a dar una vuelta.
—He ganado —anunció Kai sin ningún tipo de expresión.
—¡Jooo! ¡Otra vez! —exigió Tsubasa—. Esta vez casi lo consigo.
—Ya os dije que no me gana nadie.
—¡Vuelve a repartir! ¡Pero baraja bien!
Kazuma y Riku observaban a ambos sin intervenir, disimulando lo divertido que era el mal perder de Tsubasa.
—¿Qué hacéis? —preguntó Alexia, que acababa de llegar.
—¡Alex! —exclamó Riku—. Juega con nosotros.
Ella miró de reojo a Kai y vio que no prestaba atención y que seguía barajando.
—En tal caso, yo ya me voy —anunció dejando las cartas.
—¡De eso nada! —Tsubasa se tiró a él como un perro rabioso—. Tú no te mueves de aquí hasta que gane.
Alexia cogió la baraja y se acomodó entre Riku y Tsubasa.
—Muy bien, ¡a jugar! Pero advierto que soy buena.
Durante la partida, Alexia adivinaba los faroles de Kai y viceversa, lo que provocó que Tsubasa ganara por fin y que estos dos quedaran los últimos aun enfrentándose para ver cuál de ambos ganaba al otro.
—¡Dos caballos!
Alexia intuía que era mentira. Si lo decía, ganaría y si seguía, aquello se prolongaría más. Meditó unos segundos qué hacer hasta que dijo:
—Un rey.
Kai levantó la carta y comprobó que era mentira, dándole así la victoria. Alexia sonrió sarcásticamente y suspiró.
—Podrías haber ganado —comentó Riku—. Solo tenías que haber levantado las dos cartas que había echado.
—Podrían haber sido ciertas —respondió queriendo evitar el tema.
—¡Pero si tú tenías tres caballos! Era imposible que fuera verdad.
Hubo un silencio en el que toda la atención se centró en Alexia.
—Uy... qué despiste.
El extraño ambiente fue roto por las dos parejas que llegaban del lago.
—¿Jugando al mentiroso? —se fijó Sanosuke.
—Ay, pequeñajos. A mí no me gana nadie a esto —dijo Aoshi.
—¿Significa eso que mientes bien? —atacó Sayo.
—Qué gran pareja se ha ido a juntar —bromeó Riku.
—¡Ey! —protestó Misao.
Los cuatro se añadieron al grupo y se colocaron mientras esperaban a mezclar otra baraja nueva para jugar con tantas personas.
—La perdedora se retira este turno. Quiero estudiar antes al "insuperable" Aoshi.
La tarde pasó a una velocidad increíble y, antes de que todos quisieran darse cuenta, ya iba siendo hora de hacer algo para finalizar el viaje. Por eso mismo, Aoshi se acercó a Asaba para intercambiar ideas sobre esa noche. Pronto tendrían que despedirse de las chicas y para ello solo les quedaba un día. Querían hacer algo que fuera inolvidable, especial. Estuvieron bastante rato discutiendo mientras el resto cenaba.
—¿De qué crees que están hablando? —le preguntó Misao a Kano.
—Ni idea, pero presiento peligro.

ESTÁS LEYENDO
Vacaciones de verano
Teen FictionEl último curso se acaba y es hora de despedirse a lo grande de todo aquello que conoces: instituto, profesores... amigas. Por ello, seis chicas deciden hacer el viaje de sus vidas y pasar el verano juntas para crear recuerdos que poder atesorar en...