Capítulo 6.3

14 3 0
                                    

Cuando por fin lo encontró, lo abrió de mala gana y contestó. Tras recibir respuesta, se sorprendió de la llamada, y parte de su enfado desapareció.

—¿Cómo estás, Alex?

—B... bien, ando en la playa, tomando el sol.

—¿¡Eh?! ¿Y qué haces cogiéndome el teléfono? Vete ahora mismo al agua.

—No me apetece mucho.

—Se te va a olvidar nadar como sigas así. ¿Te ha pasado algo?

—Tal vez...

—Uhhh... eso suena mal, pero ¿acaso has olvidado nuestro lema?

—Es difícil cumplirlo en mi estado.

—¡Es cierto! Para ir allí tenías la condición de nada de ordenador, nada de manga, los videojuegos mínimos y de libros igual... pero hay más cosas aparte de esas.

—Ese no es mi problema.

—¿Que ese no es el problema? —preguntó incrédula la voz—. ¡Alex! Eso entonces solo puede ser una cosa... ¿Quién es él?

—¿Por qué tienes que conocerme tan bien?

—Soy tu hermana. Somos iguales, ¿recuerdas?

—Te echo de menos.

—Y yo a ti, pero no me cambies de tema, que nos conocemos.

—Estoy confusa... Un día parece ocurrir algo entre nosotros y al siguiente empieza a salir con Miyu.

—¿A qué te refieres con "ocurrir algo"?

—Estuvimos en la playa con un ambiente muy romántico y casi nos besamos, pero... fuimos interrumpidos y me fui de allí muy incómoda.

—¿Te gusta?

—No lo sé...

—¿Por qué le ibas a besar si no fuese así?

—Por el momento, o... ¡qué sé yo!

—Tengo dos teorías; sobre ti, es que te estás empezando a enamorar de él. Y sobre él... la primera; o es un aprovechado, o te está poniendo a prueba.

—Podrían ser las dos...

—No le conozco a él, pero te conozco a ti, y sé que eres muy exigente con los chicos. Si le has elegido, por algo será, ¿no te parece?

—¡No le he elegido! Debería dejarlo pasar, que haga lo que quiera con Miyu sin que intervenga.

—Alex, sé tú misma. Y recuerda: carpe diem. ¡Nada de preocupaciones! Estás de vacaciones con tus amigas y tienes que divertirte.

—Tienes razón.

—¡Claro que sí! Sé tú misma.

—¿Intentas decirme algo repitiendo eso?

—Tú también me conoces —dijo riendo—. Piensa en esas tres palabras y en quién las dice.

Una idea se formaba lentamente en su mente.

—¡Bra! Te quiero, hermanita. Como siempre, ha sido un placer hablar contigo. Muchas gracias.

—¡Hey! ¿No vas a contarme lo que se te ha ocurrido?

—¡Nop! Cuando avance con la idea ya puesta en marcha, te llamaré, ¿vale?

—¡Suerte, pues! Espero tu llamada.

Alexia afirmó y se despidió con un nuevo cambio de humor en ella. Con el móvil en sus manos, aún sentada en su toalla, se encogió para sí, cavilando una estrategia que usar.

Vacaciones de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora