Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenaza

ALERTA

{RACHEL}

- ¡No puedes hacer eso!- me grita Liam, intentando que entre en razón.
- ¡No eres quién para darme órdenes! ¡Soy la puta presidenta de los Nuevos Estados Unidos!- le recuerdo, apartándolo y dirigiéndome a la puerta de mi despacho.
Liam me para, interponiéndose en mi camino.
- Y yo soy tu puto marido, ¿recuerdas? Y no solo eso. Soy tu mejor oficial, el que está al mando de tu ejército, tu mejor consejero. Y no puedo permitir que hagas entrar en pánico a todo el mundo- me dice abriendo sus brazos ante mí para que no pase.
Cierro los ojos un momento e inspiro por la nariz.
Unos segundos para pensar.
En lo mejor para todos.
- ¡Aparta!- me deshago de Liam y abro la puerta de mi despacho-. ¡Luke!
El chico rubio aparece a los pocos segundos.
- Dime- me inclina levemente la cabeza.
- ¡Da la alerta! ¡Acciona la alarma del pánico!- le ordeno.
- Pero...- dice este sin entender.
- ¡Hazlo! ¡Ahora mismo!
Observo de reojo como Liam niega lentamente la cabeza.
Luke corre a dar la alarma.
Un minuto después toda la isla nevada se suma en un estallido de pánico.

{ZETH}

- ¡Vamos, eso no es nada! ¡Os comerán en cuestión de segundos!- les grito a mis alumnos-. ¡Tú, Martin, mejora esa forma de lanzar! ¡Alma, el punto débil de los zombies están en la cabeza, no en el corazón, afina tu puntería más arriba!
Voy vigilando uno por uno a todos mis pequeños alumnos en formación. Llegarán a ser grandes soldados. Si mejoran. Ahora mismo esta panda de quinceañeros serían fácil carnada para los muertos vivientes.
Lanzan cuchillos a estatuas de madera con forma humana. Al fin y al cabo es lo que eran. Humanos. Ya no.

Tras un par de horas, doy por terminadas las clases y me reúno con mi otro compañero, Ed Kennedy, que también enseña a la nueva generación a ser personas capaces de defenderse contra el enemigo.
- ¿Qué tal las clases?- le pregunto mientras caminamos sobre la nieve.
- Oh, bien. Serán grandes soldados. No podría decir lo mismo de los tuyos. Si siguen tu ejemplo estarán por un nivel mucho más bajo- dice con egocentrismo.
- ¿Insinúas que eres mejor que yo?- le pregunto sin dejar de mirar al frente.
- Bingo.
- Típico de ti. Subestimar a los demás- le contesto.
Nunca nos hemos llevado bien, siempre ha habido una rivalidad entre nosotros, pero conseguidos sobrellevarlo bien, por ahora.
- No. Simplemente digo lo que hay. Si soy mejor, lo soy. Reconócelo, enmascarado de pacotilla- se burla.
- ¿Eso crees? Pruébame.
- No hace falta, pero si insistes...
Sigo mirando al frente pero veo venir el puñetazo de Ed. Lo paro con una mano y se la retuerzo mientras este da unos pasos atrás y escapa de mí a tiempo.
- ¿De verdad quieres esto?- le pregunto, desafiante-. ¿Ahora?
- Qué mejor momento- sonríe de lado, dispuesto.
Doy un paso hacia él y Ed hacia mí.
Ambos nos preparamos.
Para una lucha cuerpo a cuerpo.
Para ver quién se rinde primero.
Para ver quién es el mejor.
Y justo cuando voy a atacar... un estruendoso sonido inunda Yanna.

Ambos nos sorprendemos y miramos hacia todos lados, en posición de defensa.
¿Qué habrá pasado?
Es la primera vez que suena una alarma como esa. Todos la conocen y todos esperan no tener que escucharla nunca.
Es la misma imagen de la ansiedad, del miedo, de la incertidumbre.
- Vaya, parece que vamos a tener que dejarlo para otro momento- me dice Ed.
- Cuando quieras- le digo y ambos echamos a correr hacia el ayuntamiento, siguiendo el protocolo.

{KAT}

La alarma me sorprendió en la escuela, mientras enseñaba una lección sobre la fisiología de nuestros enemigos.
Alrededor del ayuntamiento se reúnen, en una inmensa plaza que hay justo delante, la gran mayoría de la población de Yanna. Otros siguen llegando. Algunos aún no están aquí.
Rachel, junto a Luke y Liam, y un puñado de guardias que los escoltan, esperan en la cima de las escaleras que dan al ayuntamiento, a que se reúnan más personas.
El ambiente da escalofríos.
Todos están aterrados.
Yo no, solo sorprendida y curiosa.

Me encuentro a mi hija, junto a sus amigos y a Zeth.
- ¡Mamá!- Hope me abraza y mira hacia donde se encuentra Rachel-. ¿Qué ha pasado?
Me encojo de hombros y miro alrededor, expectante.
Ansiosa de saber lo que sucede. Lista para sea lo que sea aquello.

- ¡ATENTOS TODOS!- dice Rachel en un megáfono, repartiendo el sonido de su voz por todo el lugar.
Observo desde lejos a Liam con una cara de desaprobación.
Entonces lo sé.
Rachel va a anunciar la aparición de nuevos mutantes.
¿Pero para qué?
¿Para qué provocar el pánico?
¿Justo ahora que la población está inquieta por la desaparición de Jack, el salvador?

- ¡NO OS ASUSTÉIS, NO ENTRÉIS EN PÁNICO, NO SERVIRÁ DE NADA! !LO QUE ESTOY A PUNTO DE REVELAROS ERA SECRETO, HASTA EL DÍA DE HOY! ¡HACE MÁS DE UN MES QUE AVISTAMOS UN NUEVO TIPO DE AMENAZA, MUERTOS QUE ESCALAN, MUERTOS QUE TE QUEMAN LA PIEL CON ÁCIDO, ENTRE OTROS, YA OS DAREMOS MÁS INFORMACIÓN MÁS ADELANTE!

El murmullo de la población se hace constante, preocupados, asustados.
Haciendo lo que Rachel les dijo que no hicieran, entrar en pánico.

- ¡Y OS LO REVELO EN ESTE MOMENTO PORQUE TENEMOS NOTICIA DE QUE UNA MANADA DE MUERTOS VIVIENTES SE ACERCAN A NOSOTROS, HACIA YANNA, POR EL AGUA! NO SABEMOS CUANDO LLEGARÁN PERO ESTABLECEREMOS UN ORDEN Y LUCHAREMOS CONTRA LO QUE VENGA. LOS QUE NO SEPAN DEFENDERSE O SEAN DEMASIADO COBARDES PARA ESCONDERSE QUE SE ESCONDAN EN SUS CASA Y ECHEN LOS SEGUROS. LOS QUE ESTÉN DISPUESTOS A DARLO TODO POR ESTE NUEVO MUNDO, QUE SE ACERQUEN AL ARSENAL. LES PROVEEREMOS DE ARMAS Y ARTÍCULOS PARA DEFENDERSE. ESO ES TODO, MUCHA SUERTE, VECINOS.

Un segundo. Dos. Tres. Cuatro.
Cuatro segundos de silencio tras el discurso de Rachel.
Están en shock, asimilando la información.
Yo tengo muy claro lo que hacer.
Luchar con uñas y dientes, como siempre lo he hecho.

Espero a que se disperse la multitud.
No tardan.
Yanna no tarda en sumirse en el caos.
Unos gritan, otros permanecen en silencio. Unos salen corriendo, algunos hacia sus casas, otros hacia el arsenal.
Se ha alertado a toda la población. El pánico está presente pero es necesario.
Sin miedo, sin rencor, sin odio, sin ninguna emoción, no se podría derrotar a lo que se nos echa encima.