EL GRAN BANQUETE

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{IAN}

- Hey, ¿cómo estás?- me pregunta Liam Fire.

- Bueh, ya sabes, aún estoy recuperándome de todo- le digo encogiendo los hombros mientras Liam me ayuda a levantarme de la cama y a sentarme en la silla de ruedas.

La maldita silla de ruedas. La maldita batalla de La Forja, eso fue la causante de que en un periodo de tiempo todo estuviera a oscuras, en un profundo coma, y de que ahora no pueda mover las piernas. Los médicos no saben si esto será permanente, dicen que aún hay posibilidades de que en un tiempo me recupere y a esa posibilidad me aferro con todas mis fuerzas para no caer en una profunda depresión. No paro de repetirme que, por suerte y no como otras personas que cayeron en el combate, sigo vivo.

- Sabes que no tienes por qué hacer esto, ¿verdad?- le pregunto a Liam.

Él fue quien estuvo conmigo en el helicóptero durante la batalla, de copiloto. Aún recuerdo el misil enemigo que venía directo hacia nosotros y el miedo que nos paralizaba mientras intentábamos esquivarlo. Y lo conseguimos aunque, inevitablemente, el misil rozó nuestro vehículo y comenzó a caer. Por suerte, Liam salió ileso pero yo y tres soldados más no. Aunque yo he tenido más suerte. Sigo vivo.

- No lo hago porque estuviera allí contigo, porque me sienta culpable o porque no sepas manejarte solo. Sé muy bien que puedes con esto y más. Me viene bien ayudarte, al menos en tus primeros días hasta que te acabes acostumbrando. Y necesito saber que sigues bien, que no vayas a suicidarte ni nada por el estilo. Estoy aquí porque somos amigos, Ian- me dice y asiento con la cabeza, despreocupado.

- No me importa que estés aquí- le digo con una sonrisa divertida-. Pero entiéndeme tú a mí, me imaginaba a una enfermera sexy y no a... a ti.

- Nunca cambiarás- se ríe él-. Y me gusta que así sea. Bueno, hombretón, ¿estás preparado para el gran banquete?

- Qué más remedio- me encojo de hombros pero en realidad lo estoy deseando, como todo el mundo.

Una ocasión ideal para relajarse un poco, para olvidarnos de todo lo malo que ha pasado, para recordarnos que seguimos todos juntos, unidos y victoriosos.

{LUKE}

- Puedes dejar este trabajo cuando quieras, ¿lo sabes, no?- me pregunta Rachel con un abrazo-. Lo has hecho muy bien hasta ahora pero estoy bien sola, de verdad.

- Jamás dejaré de cuidarte las espaldas, Rachel Blair- le contesto, fiel a mi promesa-. Siempre te he admirado y, aunque sé que te las arreglas muy bien sola, me gusta estar aquí, siempre velando por tu salud. Te seguiré hasta el final.

- No me gusta que me hables así- suspira Rachel, reprochándome con la mirada-. Pareces más un guardia que un amigo de toda la vida. Así que déjate de formalidades y ve yendo a la gran mansión, hoy te toca descansar.

- Está bien- ruedo los ojos-. Te veo allí, cuídate.

Me despido de Rachel y me reúno fuera del ayuntamiento con Miguel Kennedy.

- ¿Vamos?- me pregunta y asiento con la cabeza.

- Qué bien sienta ser libre de nuevo- comenta Miguel mientras caminamos al lugar donde tendrá lugar una enorme fiesta local-. No tener que fingir y obedecer órdenes de cretinos.

- Sí- le contesto algo seco.

- ¿Qué te pasa?- me pregunta-. Estás más callado de lo habitual. Es por la presidenta, ¿verdad?

- ¿Por quién sino?- le digo con un suspiro.

- Tranquilo, estará bien, no puedes tener ojos para ella las veinticuatro horas- me dice.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora