BALAS, FLECHAS Y ACERO

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{KAT}

- ¡No te duermas, Abadón!- le grito al chico que aún sigue despistado por la muerte de su amigo Elias.
El chico mueve la cabeza y se concentra en la nueva oleada de infectados que se acercan.
Distingo a lo lejos a mi hija, Hope, luchando espalda con espalda junto a Andrew. No puedo evitar preocuparme por ellos pero soy lo suficientemente lista para saber que eso no me puede afectar. No ahora.

Machete en alto, machete preparado.
Son ágiles, corren y saltan, algunos más y otros menos.
Son peligrosos.
Son mortales.
Pero no podrán conmigo.
No podrán con Kat Prior.

En la primera línea se encuentran los que tienen armas de fuego. Matando a todos los que pueden.
Son muchos.
Uno pasa la línea y se acerca a mí.
Esquivo sus ataques y lo mato por detrás, atravesando su cráneo en un chorro de sangre y vísceras.
Pero no somos suficientes, ellos son más. Nos están ganando. Y la primera línea está cayendo.

- ¡Abajo!- grita alguien y me agacho.
Una flecha pasa por encima de mi cabeza y da a parar al cráneo de otro infectado que se estaba acercando mucho.
Y no es la única flecha.
Le siguen más.
Una figura solitaria bajo una capucha azul y equipada con una ballesta dispara a diestro y siniestro.
Sonrío, la estaba esperando.
Sabía que saldría a luchar.

Pocos minutos después, entre balas, flechas y acero, un cohete.
Una explosión hace saltar por los aires a los infectados que salen del agua. Siguen saliendo pero intentaremos pararlos lo máximo posible.
Otra explosión.
Me giro hacia la dirección de la que procede.
No me sorprendo al ver a Zeth sobre un edificio, apuntando y lanzando a la perfección.
Y de repente, gritos.
Llueven infectados.

{ABADÓN}

Sangre. Gotas de sangre que se funde en la nieve.
Y luego, articulaciones.
Un brazo, una mano, una pierna, una cabeza.
Disparo y acabo con el zombi que aún castañeaba los dientes.
Gritos.
Muy cerca mía.
Peter, un soldado de otro pelotón, y amigo, que se ha criado conmigo desde que éramos pequeños.
Corro hacia él y disparo al zombi que acaba de morderle la cara.
- ¡Mátame, Abadón, mátame!- grita sufriendo, con una mano en su cara herida.
Pero no me paro a dispararle, no a él.
Giro alrededor apuntando y disparando a todo zombi que se acerca.
- ¡Soy uno de ellos! ¡Mátame! ¡Me voy a convertir!- sigue gritándome Peter, suplicándome.
Hago oídos sordos y sigo disparando a los zombis.
- ¡Soy un monstruo, mátame!- sigue taladrándome.
Siento una enorme punzada en mi cabeza, una punzada que aprieta cada vez más, mareándome.
- ¡Hijo de puta, mátame! ¡Pégame un tiro, yo no puedo hacerlo! ¡Soy un puto cobarde!
No se calla.
Pero no estoy atento a él.
No.
Tengo que matar a los zombis.
Los zombis son malos.
Ellos son los que deben morir.
- ¡Mátame, pequeño cabrón! ¡Mátame como mataste a aquella anciana! ¡Tienes experiencia! ¡Tú eres el monstruo, no yo!- Peter empieza a enloquecer y su voz es un tormento en mi interior-. ¡Yo no tengo que morir, muere tú! ¡Tú eres el malo! ¡Eres el que sobra, la verdadera escoria de este mundo! ¡Todos saben que eres un asesino! ¡No has cambiado nada!
Giro mi codo, mi posición del fusil.
Y aprieto el gatillo.
La bala atraviesa el pecho de Peter. Este no cae, se mantiene de pie, con lágrimas en los ojos y el rostro frío.
Me mira fijamente, con una pequeña sonrisa.
"Gracias", me susurra moviendo sus labios.
Y entonces, cae hacia atrás.
Acabo con él de un disparo en la cabeza y sigo disparando a los zombis.
"Todos saben que eres un asesino".
Acabo de matar a un amigo.
Mi mente no me deja centrarme.
El próximo en morir puedo ser yo.
Debo ser yo.
Soy un asesino.
Yo soy el malo.
Malo.
"Mata. Mata a todos. Libera tu furia. Haz lo que te de la gana. Vuélvete loco. En este mundo mandas tú".
El hombre malo.
Su voz.
Su silueta negra y difusa ante mí.
- ¡Abadón!
Caigo a un lado y mi visión se aclara.
Andrew se está cargando a un zombi que estaba a punto de comerme.
" Mátalo, ese cabrón solo quiere llevarse el mérito".
Apunto mi fusil hacia Andrew.
Tiemblo.
No.
No voy a hacerlo.
Dejo caer el arma de fuego, bajo la mirada alerta de Hope y su arma apuntándome.
Echo a correr.
Corro como un loco.
Alejándome de todo.
Está pasando de nuevo.
El hombre malo.
Ha vuelto.

{ZETH}

No paran de llegar.
Parecen una fuente infinita.
No me quedan más cohetes.
Parece que nunca va a acabar.
Deberíamos dar la alarma para evacuar.
Pero entonces lo veo.
Y sé que tengo que hacer.

Unos zombies llegan a un edificio y comienzan a trepar.
No oigo la melodía aterradora.
Pero sé que tiene que ser eso.
No estará en tierra.
Pero sí bajo agua.
Es ella.
Controla un ejército masivo de zombies.
Una musa.
Una asquerosa musa.
Es la causa de todo esto.
De todo este ruido.
Ruido que voy a acallar.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora