Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenaza

AÑO CERO

{RACHEL}

Después de tantos años la cosa va mejorando. O eso parece. Las muertes en masa ya no existen. Apenas tenemos bajas desde que estamos organizados y preparados para enfrentar el nuevo mundo. Parecía imposible. Pero lo estamos consiguiendo. Los estamos derrotando.

Después de tantos años, estamos acabando con la maldición de los tres. El Gran Alboroto. Lo temíamos. Fuera no hubiéramos durado ni una semana. Pero aquí, en esta isla que ellos mismos fabricaron, estamos protegidos. Una vez unos voladores intentaron atacarnos pero se encontraron con una barrera invisible, una cúpula que cubre y protege Yanna. Los aviones de caza despegaron y acabaron con ellos en un santiamén.

La cúpula cubre la isla entera salvo la zona de estacionamiento de vehículos aéreos, una gran plataforma que hemos levantado donde antes estaba el pequeño aeropuerto. Aún así, hemos levantado un edificio alrededor que lo protege.

La población ha aumentado. Los supervivientes siguieron llegando hasta que ya no hubo espacio para más. Increíblemente, había personas ahí fuera que todavía resistían, que habían conseguido burlar a los mutantes. Personas de comunidades que seguían en pie, afortunadamente. Otros que han estado sobreviviendo en solitario mucho tiempo. Otros que han conseguido escapar de sus comunidades en ruina. Casi todo ha quedado destrozado bajo sus pasos. Y ahora es nuestro deber levantarlo todo, arreglar el desastre.

América está limpia y ya estamos trabajando en reconstruir algunas comunidades y levantar otras. Establecemos puntos seguros. Asentamos vida en ellos. Casi nadie se quiere marchar de aquí, de este paraíso terrenal. Aunque esta versión de Yanna sea muy tediosa por poseer calles muy idénticas entre sí y un toque aburrido, tiene sus ventajas como los caminos automáticos, el calor y buen tiempo y, por supuesto, la seguridad. Ningún lugar es tan seguro como este. Por ese motivo nadie quiere marcharse. Pero han de hacerlo porque, aparte de que estamos al límite, tenemos que repartirnos por el mundo. Tenemos que repoblar el planeta. De todas formas, nadie está obligado a marcharse aún. Al menos hasta que La Tierra vuelva a ser completamente segura de nuevo, cuando acabemos con los mutantes y, luego, con los demás zombis, los tontos.

- ¿Estás preparada?- me pregunta Luke, irrumpiendo en mi despacho y sacándome de mis pensamientos, de nuestros logros conseguidos hasta la fecha.

- Nací preparada- le contesto, imitando a la gran Mary Fire.

{KAT}

El sol brilla en Tanzania. Pero el país está muerto. Solo queda un rastro de muerte vacío y desolado.

Ya hemos llegado a la base de donde los mutantes de este lugar deben de haber salido. Esta vez no se trataba de un búnker secreto ni nada parecido. El nido de estos mutantes estaba en plena tierra, en un estadio gigantesco. Antes de destruirlo, nos hacemos con algunas cosas que pueden sernos de utilidad, como material científico, material tecnológico o medicinal. Todo lo que podamos necesitar. Luego, ya no nos sirve de nada. Y, aunque en la base no quede ningún mutante, tenemos que destruirla. Es nuestra orden deshacernos de todas ellas. Muchos han estado de acuerdo en que estos lugares no nos aportaría nada salvo un mal recuerdo y restos de asquerosos experimentos, restos de la profanación de Los Tres Malditos. Todos sus sellos serán destruidos. Y yo estoy de acuerdo. Que así sea.

Desde el cielo, una gran explosión ilumina el paisaje. Después de esto, nos alejamos de una Tanzania llena de animales muertos (avestruces, babuinos, cebras, cigüeñas, cocodrilos, flamencos, gacelas, guepardos, hienas, hipopótamos, jirafas, liebres, tortugas, zorros, etc.). Toda una fauna destruida y perdida por el paso de los mutantes, por el hambre de los monstruos. Han abandonado este lugar porque seguro que no encontrarían ninguna presa después de que mataran a todos esos animalitos, después de que el lugar se quedara tan vacío de vida, tan lleno de muerte.