DELIRIOS

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{ZETH}

Muevo los brazos.
Hacia la superficie.
Está oscuro pero una ráfaga de luz se asoma sobre mi cabeza.
Mi destino, mi viaje hacia la vida.
El agua me rodea.
Me aprisiona.
Intento llegar a la cima pero sigue pareciendo estar igual de lejos.
Nunca llego.

De repente me encuentro rodeado de cuerpos putrefactos, algo a lo que yo conozco como zombies.
Se mueven rápido hacia mí, ven la carne y se lanzan a por ella.
Una gran melena morena bajo mis pies, una melodía entonada en el agua, en el mar.
Una sirena, es lo primero que se me viene a la mente.
Pero no es eso, o si lo es, es malvada.
Tengo que derrotarla.
Solo hay una forma.
Algo pasa delante de mí.
Alguien con una expresión de dolor, de agonía, de sufrimiento, de muerte.
El azul del agua se tiñe por un momento de rojo, rodeándome por completo.
Miguel, Miguel Kennedy, agonizando tras los mordiscos, los arañazos y el destripamiento causado por los monstruos.
Ya no hay oportunidad de hacer nada, de salvarlo.
Solo puedo seguir buceando lo más deprisa hacia abajo, hacia la muerte.
Treinta segundos.
Se me acaba el aire.
Me ahogo.
Dejo caer la bomba que se sumerge en el agua, hacia la dirección de la musa.
Tardo en reaccionar.
Cinco segundos.

Y de nuevo, me encuentro buceando hacia el exterior, hacia la vida.
No llego, no llego.
Y no estoy lo suficientemente lejos de la musa.
Y entonces, algo tiembla.
Una gran onda me impulsa.
Me impulsa demasiado fuerte.
Y me veo envuelto en rodeos.
Rodeos bajo el agua que hace que todo se vuelva confuso y se empiece a apagar.
Trago agua, mucha agua.
A mi alrededor chocan cuerpos muertos contra mí pero apenas los noto, no a la velocidad a la que viajo.
Solo quería ver la superficie por última vez...
No, tengo que aguantar.
Un poco más.
Llego.
Llego a la superficie.
La alcanzo con mis manos.
No siento mi cuerpo.
Algo me pasa.
Pero no dejo de avanzar.
Tengo que llegar.
Creo que veo la orilla.
No lo sé.
No sé nada.
Me tambaleo.
Caigo.
Trago más agua.
No siento nada.
El mundo se paraliza por un instante.
No lo he conseguido.
Creo que no.
Caigo.
Caigo sin poderlo evitar, no más.
Caigo, pero no sobre el agua.
Caigo sobre la arena mojada.
Y entonces, abro mis ojos.

- ¡Zeth!- exclama la dulce voz de mi chica mientras parpadeo para ver mejor-. Estás sudando.
Intento tragar aire pero no lo consigo.
- ¡Está hiperventilando, un médico, se ha despertado!- grita Kat, alarmada.
Agua.
El agua que me rodea y me aprisiona.
Me sigo ahogando.
Sigo en el mar.

Me muevo inquieto.
Los recuerdos pasan ante mí de una manera muy brusca.
Vuelvo a experimentar el horror de estar ante una muerte muy cercana.
Mi cuerpo convulsiona sin control.
De mi boca salen palabras sin sentido, sin orden alguno.
Agua...
Zombies...
Sangre...
Confusión...
Muerte...
- ¡Está delirando!
- ¡Vamos, vamos!
Empiezo a cerrar los ojos cuando los médicos me atienden.

Tardo un rato en volver a despertar.
Lo primero que veo es la sonrisa aliviada de ella.
- ¿Cómo te encuentras?- me pregunta.
- En tierra- sonrío levemente.
- No vuelvas a hacerme esto, ¿vale?- me dice negando con la cabeza.
- ¿Os he salvado?- le pregunto.
Kat asiente con la cabeza.
- A todos. Nos has salvado a todos.
- Entonces ha merecido la pena, ¿no crees?
- Sí pero ya sabes lo egoísta que soy, me da igual el mundo mientras tú sigas con vida.
Sonrío algo sonrojado.
- No sueles ponerte tan tierna conmigo pero cuando lo haces, todo parece perfecto- le digo entre tiernas sonrisas-. No quiero volver a tocar el agua en mi vida.
- Con algo tendrás que limpiarte, ¿no?- dice ella, divertida.
- Prefiero estar sucio toda mi vida- le digo-. Muy en serio.
Kat se inclina para besarme en la frente.
- No pienses ahora en eso. Concéntrate en que has sobrevivido. Y en que gracias a ti estamos todos vivos. Nos has salvado, Zeth. Has salvado Yanna.
Asiento con una sonrisa de orgullo.
Me habría dado igual morir, con tal de que Kat y todos los demás siguieran vivos.
Ese era mi objetivo.
Y lo he cumplido.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora