EL GRAN ZETH

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{ZETH}

Azula... Aledis... ha muerto. Su cuerpo sin vida yace a mi lado. Recuerdo sus palabras... Su último deseo... Me ha confiado una misión importante...

Con el corazón aún palpitando con fuerza, me acerco a los papeles de los que Aledis me ha hablado y a la caja que hay sobre ellos, una cajita pequeña que parece muy antigua y majestuosa, de un terciopelo muy suave. Echo un vistazo rápido a los papeles, una lectura rápida a los informes de la que se hacía llamar Azula.

Su vida, su historia, y también la de Adam Rogers, el que se hacía pasar por un tal Noah. Toda la verdad, verdad que tengo que mostrarles a todos. Ese es mi objetivo.

Esas armas humanas que hicieron los dos rebeldes... No pidieron permiso, no tenían derecho, no sin que nadie lo decidieran. Al igual que los otros tres. Me doy cuenta de que esta no es nuestra batalla, es la batalla de ellos, de las cinco personas que un fatídico día quisieron cambiar el mundo, de unos locos, de unos superdotados, el apocalipsis es el fruto de su pelea, y nos ha salpicado a todos nosotros. Aledis y Adam han intentado pararlo. Y casi lo consiguen. Solo falta un rey en el juego al que derrotar. Un rey que puede acabar con todos los peones él solo. Y para eso está la caja, para una ocasión en la que no nos queden opciones.

Salgo de la cueva con los informes y la cajita guardadas en el interior de mi chaqueta.

Por el bien de Kat, por el bien de todos.

{XAVIER}

No quería tener que hacer esto tan pronto. Aún me quedaba cosas por hacer. Más supervivientes a los que reclutar. Pero no tengo opción, me han dejado sin opciones. Y tendrán lo que se merece.

Está amaneciendo. Hace tan solo unas horas mis compañeros aún seguían vivos. Y estábamos seguros de que íbamos a barrer Yanna de una forma sencilla, sin necesidad de sacar a todos los mutantes que habitan en el subsuelo. Solo cogimos a una manada no muy numerosa y secuestramos a algunos jóvenes para destripar a algunos y sorprender a la población con sus extremidades para que cundiera el pánico, y a otros para convertirlos en nuestros esclavos, nuestro transporte y nuestros defensores, con el reciente descubrimiento de nuestro último experimento, los bebés caníbales, que tienen el poder de deformar un cuerpo y aumentarlo de tamaño y fuerza, un monstruo que podemos controlar a nuestro antojo. Pero con la amenaza de Aledis, con su niebla verde, todos mis experimentos están rotos, destrozados, muertos. Y no me queda otra, no veo otra opción. Sé que ha llegado el momento, que es ahora mismo.

Solo hace falta que ellos lo sepan, que sepan que han perdido, que mientras uno de nosotros siga con vida, ellos están perdidos.

{ALEX}

Mi madre parece notarlo, parece que advierte que me he despertado.

Pero aún estoy muy confusa.

Maya se acerca hasta mí y me coge de las dos manos.

- Cariño...- murmura como emocionada, aún no sabe expresarse del todo bien pero si lo supiera, estaría llorando, lo sé-. Has despertado...

- Sí...- murmuro y toso, tengo la voz seca y ronca.

- Toma, bebe un poco de agua- me dice ofreciéndome un vaso y ayudando a incorporarme.

- Gracias- murmuro y, angustiada, sigo mirando hacia todos lados.

- ¿Qué buscas?- me pregunta mi madre y luego se da cuenta, como si fuera obvio-. Ah, tu hermano... Estoy preocupado por él... Alex... esta noche ha pasado algo, las enfermeras nos han pedido que no salgamos, nos han dicho que Yanna está siendo atacada por... mutantes...

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora