DESOLACIÓN

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{KAT}

No puedo mirar. No puedo mirar cómo destrozan Yanna, enviando misiles y todo tipo de explosivos para hundir mi hogar, el hogar de todos. Y Zeth se hunde con todo ello.

Cuando me atrevo a mirar por la ventanilla del helicóptero, solo quedan restos. Restos de una isla muerta, como todo lo que hay en ella, envuelta en un espeso humo y algunas llamaradas de fuego que se extinguen enseguida a causa del frío. Ya no hay rastro de él. Ya no está. Ninguno de ellos.

- Tuvimos que hacerlo. Él no...- empieza Rachel al ver que estoy muy alterada, a punto de volverme loca.

- Lo sé- le digo sin ganas, sé que después de eso Zeth, aunque conservara su alma y su inteligencia y astucia, ya no volvería a ser el mismo, ya no volvería a ser humano.

Y también sé que no había forma de que escapara de allí con vida, los mutantes estaban acabando con él. Pero al final todo ha resultado bien, al final hemos ganado. Y hemos perdido, pero eso ya lo teníamos asumido. Aún así, duele, duele esta desolación.

Nos alejamos de Yanna y tras cierto tiempo, toda la agitación, todo el estrés acumulado y todo el miedo empiezan a desaparecer. Empezamos a relajarnos. Y eso solo significa una cosa. Una sensación, una mala sensación, un sentimiento de hundimiento y de vacío que empieza a expandirse por el ambiente.

Rachel es la primera de los que estamos en este helicóptero en llorar. Me agacho a su lado, mientras noto que algunas lágrimas caen por mis mejillas. Me siento a su lado, con la espalda apoyada en la pared de metal.

- No puedo... no puedo contenerme- solloza Rachel-. Debería... debería pero no puedo.

- Tranquila- le digo limpiándome las lágrimas para que luego salgan otras-. Nadie te va a reprochar que llores. Nadie te va a mirar mal por tomarte un tiempo para ti y solo para ti.

- Lo siento...- murmura Rachel-. Lo siento por todo.

- Tranquila, no es culpa tuya- le digo pero por dentro tengo algo de remordimientos hacia ella.

Por permitirnos descansar, por hacer que nos descuidemos en una fiesta estúpida, por no haber averiguado lo que había debajo de Yanna, por el simple hecho de haber sido la presidenta, la persona con más poder e influencia y no haber hecho más.

Pero en el fondo sé que es injusto, es injusto reprocharle nada. La antigua Kat, la joven Kat, lo haría sin pensárselo dos veces. Pero he cambiado, he crecido, y Zeth me ayudó a todo eso, a ser una versión mejor de mí misma. Y no voy a tirar eso por la borda.

- Es como una sensación de angustia... de dolor...- le digo y esta asiente entre sollozos-. Siento haberte dado una bofetada cuando me rescataste, no pensaba con claridad.

Cuando llegamos al helicóptero no pude contenerme y, sin decir ninguna palabra, golpeé a Rachel y me alejé para estar sola.

- Descuida- me dice-. Me lo merezco. No querías que te apartaran de él. Lo entiendo. Pero no te iba a dejar morir por eso.

- ¿Y tú?- le pregunto entrecerrando los ojos-. Con todo lo que has sido con Liam... ¿cómo estás tan tranquila? Ya sabes a lo que me refiero- le digo al ver que sigue llorando-. La Rachel que conozco hubiera querido morir también, quedarse a su lado. Habría gritado y pataleado como una niña.

- Y tienes razón- admite ella secándose las lágrimas-. Mucha razón. Pero hay algo por lo que no he elegido ese camino.

Rachel se coloca sus manos sobre su barriga y abro la boca, sorprendida.

- ¡Felicidades!- le digo emocionada, con las lágrimas rodando por mis mejillas-. No sabes cuanto me alegro. Eso es el futuro. Es un atisbo de esperanza, es la señal por la que seguiremos luchando a pesar de las adversidades, a pesar de las muertes, a pesar de la desolación.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora