DISTURBIOS

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{JACK}

Cae la noche. Espero, impaciente, a que llamen a la puerta. Ya lo tengo todo preparado.

Son las cuatro de la mañana cuando alguien da unos toques. Abro enseguida. Es Zombi.

- ¿Lo has traído?- le pregunto entrecerrando los ojos.

- Sí, aquí están- me responde en voz muy baja.

- Pasad, pasad- le digo abriéndoles la puerta.

Llevo sintiéndolos desde hace un rato pero le he preguntado de todas formas. Detrás de Zombi y acompañados por unas cuerdas, como si fueran perros, Zombi trae a unos muertos vivientes con él. No producen ningún ruido porque están amordazados y Zombi les ha quitado los dientes para que no suenen al castañear.

Son seis. Los conduzco a una pequeña sala y los encierro allí.

- Como pediste, directamente desde Tiberius- me informa mi amigo.

- ¿Te ha visto alguien?- le pregunto desconfiado.

- Espero que no- murmura-. He pasado por todas las zonas sin cámaras y no han causado problemas. No te voy a preguntar qué propones con esto porque confío en ti pero ten cuidado. No te acostumbres, si alguien descubre el tráfico de los zombis te lo harán pagar.

- Tranquilo, nadie lo sabrá- le digo con una leve sonrisa-. Muchas gracias, Zombi. Eres un buen amigo.

- De gracias nada. Ya me devolverás el favor- me guiña un ojo-. Y a Zero y Zeta también, los tres te hemos ayudado. Y no ha sido fácil traerlos a escondidas.

- Lo sé. Os lo debo todo.

- Todo y más- me dice devolviéndome la sonrisa-. Nos vemos pronto, cuídate, las cosas aquí se están poniendo muy tensas.

Asiento con la cabeza y Zombi sale de mi apartamento. 

Me dirijo a la sala donde se encuentran los zombis. Cierro la puerta tras de mí y me quedo casi a oscuras (a excepción de una pequeña lamparilla púrpura).

- Bienvenidos, amigo- les sonrío-. ¿Qué hay de nuevo?

Los zombis se pasean lentamente a mi alrededor, en círculos, por la sala, haciendo caso omiso de mis palabras. Me sitúo entre los seis sintiéndome vivo por un momento. Pero ese momento no dura mucho, me vuelvo a sentir débil y cansado de nuevo, casi como si fuera uno de ellos.

- Parece que me estoy muriendo- les confieso-. Siento tanta hambre como vosotros. Habrá que hacer algo, ¿no?

{KAT}

La humanidad está viviendo relativamente en paz después de la guerra más larga y sangrienta que ha existido, conocida como "Apocalipsis Zeta". Para seguir viviendo después de eso, hay que recordar la historia. Y por ello se han erigido monumentos en honor a los héroes del apocalipsis. En Asia, donde antes se encontraba Ordos y ahora es un cementerio vacío se ha levantado una estatua de la figura de Mary Fire. En la Yanna en la que vivimos ahora, justo enfrente del edificio del concejo, una estatua refleja a Liam Fire, con su peculiar cicatriz. Y, en el lugar donde me encuentro ahora mismo, en Las Montañas Rocosas, en el centro de un pequeño bosque, se erige una estatua de un personaje que lleva una máscara.

Me quedo en la linde del bosque, sin adentrarme en la pequeña plaza. Un hombre de avanzada edad y un niño pequeño que debe ser su nieto, se pasean por el peculiar lugar de la comunidad. El niño señala la estatua de Zeth y le pregunta algo a su abuelo.

- Abuelo, ¿quién es ese?

- Siéntate, pequeño- le dice el hombre al niño mientras ambos se acomodan en un banco frente a la estatua-. Te contaré la historia del hombre que salvó la humanidad.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora