Prólogo

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Las Vegas

La música estaba a tope a tal punto que si alguien era sensible al ruido quizás podría quedarse sordo. John Wayne de Lady Gaga sonaba en los altavoces y cientos de personas bailaban a su ritmo dentro de esa discoteca exclusiva de la ciudad. Luces de neón adornaban el ambiente más la entusiasta actuación del DJ, era uno muy famoso el que hacía la residencia en ese momento.

El chico estaba sentado en su mesa esperando a que su manager apareciera pero dudaba mucho que lo hiciera en la próxima hora, su guardaespaldas le hacía compañía estando de pie ahí a su lado de la mesa vistiendo de negro y mirando a todas partes.

- ¿Crees que esté teniendo otra reunión con el agente de otra persona?- preguntó el chico bebiendo de su cerveza, era la segunda de la noche y esperaba que la última.

- Es lo más probable joven.

La voz monótona del seguridad lo hizo soltar un suspiro, ya hasta ellos sabían lo que hacía su manager a sus espaldas. Bien que debió haber escuchado a su madre y aceptar a su padre como su representante y no a otro que haría lo que mejor le convenía.

- Iré al baño ¿Me acompañas o me dejas ir solo?

El guardaespaldas lo miró.

- Joven, usted sabe muy bien cual fue el pedido de su madre.

- Sí, que me acompañes hasta ir a dormir literalmente para que nada malo me pase.

El hombre asintió porque lo que había dicho su protegido era cierto, la vida de ese jovencito estaba en sus manos y estaría en un gran lío si algo, por muy pequeño que fuese, le sucediera y eso que el chico ya era mayor de edad, tenía su propio apartamento y una vida propia pero su madre era sobreprotectora al límite.

Ambos se dirigieron al baño VIP, eso existía en ese lugar aunque sonara loco, el hombre parado frente a la puerta levantó la mano como señal de que se detuvieran.

- Necesito ver su pase VIP.- ordenó.

El guardaespaldas sacó del bolsillo de su chaqueta un pase, solo eran aceptados diez de estos por noche y el chico era uno de ellos, el seguridad del lugar asintió aprobando y con un movimiento leve de la cabeza le indicó al chico que podría entrar.

- Espérame aquí y si viene le dices que estoy en el baño y no demoro.

- Como usted diga joven.

No lo pensó dos veces y entró al recinto, estaba completamente vacío ya que era el único en el. Cerró sus ojos y suspiró fuertemente dejándose llevar por la tranquilidad del lugar, al abrirlos se vio en el reflejo del espejo ancho que abarcaba casi la mitad de la pared, sonrió a su reflejo con desgana ya que no se reconocía y menos se sentía el mismo chico de hace tres años atrás cuando empezó en esa aventura, sacudió su cabeza levemente y decidió ir a hacer lo que tenía que hacer al ir ahí, solo dos cervezas y ya su vejiga no aguantaba más a parte de que durante toda la tarde se dio una caminata con sus amigos y tomó mucha agua. Cuando terminó fue al lavabo para limpiarse sus manos pero antes de mojar sus manos se quitó el anillo de oro que le perteneció a su abuelo dejándolo al lado del lavamanos, era el de aniversario y el que al cumplir la mayoría de edad su padre se lo regaló. Lavó sus manos y se las estaba secando con papel de toalla cuando abrieron abruptamente la puerta haciéndolo sobresaltarse mientras soltaba una maldición.

- ¡Shawn tenemos que irnos!

El chico frunció el ceño ¿En serio? ¿Se desaparecía por casi una hora y ahora aparecía diciéndole que tenían que irse? ¿A que estaba jugando su maldito manager?

- ¿Por qué?- fue lo único que pudo decir mientras botaba en el basurero el papel de toalla.

- Shawn, al parecer llegó un grupo de "niños famositos" y eso acaba de atraer muchos paparazzis.

Coachella in your Heart (Trawn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora