Los días en el reino desde que el príncipe Luke se había marchado, no habían sido para nada buenos para el caballero Clifford, quien había escondido demasiado bien los golpes que sus compañeros le entregan en diferentes oportunidades descargando cada frustración y envidia pasada.
Esa noche, luego de la primera y más brutal golpiza, su padre había sido engañado por compañeros de la brigada, que Michael había sido golpeado por unos saqueadores que se habían fugado rápidamente, y que ellos no persiguieron por el pésimo estado del pelinegro, hecho que Kabir Clifford, solo lo llenó de furia por el bajo desempeño de su hijo, dándole el doble de entrenamiento y los peores castigos por las siguientes semanas, ignorando los hematomas de diferentes colores que Michael tenía regados en su piel.
Aquellos primeros días había intentado a toda costa evitar al rey, pero más de alguna vez tuvo que saludarlo con una reverencia, como correspondía, pues el mandatario iba a ver los entrenamientos de vez en cuando. Primero que todo, para ver la calidad de ejército que Kabir entrenaba, y lo segundo y más importante, para ver el desempeño de Michael, quien más de alguna vez, quedó atrás por las contusiones que tenía en su cuerpo.
Aunque sonara extraño, la información que Michael sería el guardián del futuro rey de Camberra, era una información confidencial a la que solo tenían información los sirvientes del palacio y los caballeros en entrenamiento, claramente guardando el secreto, así podrían asegurar la protección de Luke.
Luke y Michael habían tenido salidas al reino más de alguna vez, pero Michael en vez de estar al lado de Luke en todo momento, él estaba siempre más atrás como los otros caballeros en entrenamiento, dejando la información que él solo era uno más entre el montón, pero sin nunca quitarse de encima la mirada de Luke, pues desde sus quince años, luego de su primera salida, el rubio siempre se aseguraba del estado de su guardián de alguna u otra manera.
—¿Y quién es Michael Clifford?—el pelinegro escuchó una voz aguda dentro de todas esas voces graves, así que abrió sus ojos, topándose con las copas de los árboles verdes, pues todos se encontraban en un entrenamiento en el bosque, cerca del lago, aprendiendo nuevas prácticas que los ayudarían a desempeñarse en dichas áreas.
Estaban juntos los 4 grupos más jóvenes del ejército del reino de Camberra. Primero que todo, el pequeño grupo de "niños" de catorce y quince años, para luego avanzar al segundo grupo de dieciséis y diecisiete, pasando por el tercer grupo de los chicos de dieciocho, diecinueve y veinte años donde Michael estaba, para finalmente terminar en el grupo de los chicos de entre veintidos a veinticinco años, quienes habían entrado un poco después al ejército y les faltaban habilidades.
Michael conocía que la voz que había preguntado por él se trataba de un chico joven, del primer grupo, quienes finalmente se vincularía con todos los demás, así que ya esperaba que sus compañeros hablaran pestes de él, que lo trataran como un perdedor para llegar hasta su descanso y patearle el estómago o algo parecido, pues aún debía tener una alimentación blanda por miedo a que algo desencadenara una tragedia a su débil organismo lleno de palizas.
—Es aquel, está recostado por allá—y se volteó lentamente al oír como alguien le entregaba indicaciones a un grupo de tres chicos, quienes asintieron y ya habían comenzado a caminar hasta él.
Michael jadeó, ya no quería lidiar con más personas.
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Sword and Crown 》Muke
RomanceLos reyes de Camberra, el reino más importante de Oceanía, debieron pasar por muchos obstáculos para ser padres, pero cuando la reina dio a luz al príncipe Hemmings, todo fue iluminado en ese lugar lejano y aislado del mundo. La familia real estaba...