Quarantième Quatrième.

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A la mañana siguiente, Michael se despertó a su horario usual de todas las mañanas, junto al sol, como si las horas de sueño que le faltaban no fueran necesarias. Hizo su rutina diaria normal, dejando sus aposentos ordenados, pero justamente mientras buscaba el orden y tendía su cama, su atención fue tomada por la salida de 5 caballos y caballeros, todos en direcciones distintas con la vestimenta de mensajeros.


El rey Luke había enviado algún decreto.


Se encogió de hombros quitándole importancia y salió de su habitación, listo para ir a acompañar a Luke en su desayuno y sus actividades, además de comenzar a ordenar su agenda para poder ir al palacio del rey Arthur y ahí impartir sus lecciones con el ejército, además de la arena especial que poseían como caballería.


Se hizo camino entre los sirvientes notando gran movimiento porque ya era hora que los nobles abandonaran el palacio, así que todos corrían como locos empacando y dejando todo impecable. Michael avistó a Tina que estaba trabajando al igual que todos los demás sirvientes, le hizo un gesto de saludo que ella respondió, para luego volver a concentrarse en sus tareas.


Al llegar al salón, ya algunos nobles charlaban alrededor de la gran mesa, comentando por supuesto lo ocurrido la noche anterior con Lord Wyatt. Al escuchar tantas voces, el rumor que se expandió con rapidez por el palacio, el guardián recordó todo lo sucedido la noche anterior con lujos de detalles, además de recordar que entre sus tareas, por supuesto debía de agregar la inspección al cuerpo de Wyatt, algo que realmente lo hacía temblar por la culpa y nervios. 


Ante su aparición, por supuesto poco a poco los susurros se detuvieron y él se sintió el incómodo centro de atención, algo que por supuesto no deseaba.


Se quedó quieto en su lugar, buscando a Luke con su mirada, deseando que él estuviera entre tantos nobles charlando, para que así diera la orden de desayunar y que todos tomaran asiento, pero buscó y buscó y no lo encontró.


Un suave toque en su hombro lo obligó a voltearse.


  —¿Cómo estás?—preguntó con dulzura y preocupación la joven rubia de ojos azules, a la vez que Michael le dedicaba una reverencia, parte del protocolo.


—Me encuentro bien princesa Theodere—respondió con una sonrisa nerviosa al guerrero, pero la joven rubia observó a sus costados y luego enganchó su brazo con el del guerrero, haciéndose camino hasta la salida.


Michael no tuvo más remedio que seguirla y agradecerle mentalmente por sacarlo ahí, porque por supuesto el rey Luke no se encontraba ahí.


—Michael, me acompañaste en repetidas ocasiones en mi reino, charlamos un montón de veces y creo que se estableció un vínculo de confianza entre nosotros. Te estimo, eres alguien muy fiel e interesante, por lo mismo me encuentro preocupada por ti. Sé que ayer ocurrió un incidente con consecuencias mortales en el despacho del rey, sé que él debería ser el que concentrara mi preocupación por su episodio con alto riesgo, pero también charlé con la reina y ambas concordamos que contigo el rey Luke, difícilmente iba a salir perjudicado físicamente, pero tú te llevaste un gran impacto y quizás trauma por esta defensa que terminó con un asesinato. Comprendo totalmente que has sido entrenado toda tu vida, pero también conozco que para nada debió ser fácil matar a alguien y, por lo mismo, estoy preocupada por ti. ¿Te encuentras bien? ¿No quieres hablar del tema? ¿Quizás desahogarte de tantos malos pensamientos?

Sword and Crown 》MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora