Los reyes de Camberra, el reino más importante de Oceanía, debieron pasar por muchos obstáculos para ser padres, pero cuando la reina dio a luz al príncipe Hemmings, todo fue iluminado en ese lugar lejano y aislado del mundo. La familia real estaba...
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El tiempo en ese lago se pasó lentamente para ambos amigos, mientras que conversaban de lo que había pasado en sus vidas los últimos meses. Cada derrota como cada triunfo lo compartieron, derramando un par de lágrimas como también de sonrisas que se contagiaron mutuamente. Se consolaron, como también se abrazaron para demostrarse cuanto se habían hecho falta el uno al otro.
Eran mejores amigos, se habían cuidado juntos. Uno educó al otro, mientras que este lo protegía. Uno iba en su auxilio mientras el otro escondía pasteles para sus secretos festines. Uno opinaba algo que el otro pensaba, y sus juicios eran muy parecidos. Michael y Luke se complementaban, porque cuando uno volaba en sueños, otro lo esperaba paciente para que volviera a la realidad y lo recibía, esperando que el golpe no fuera tan fuerte, y así los papeles se invertían, pero jamás los dos eran soñadores, como tampoco los dos eran realistas.
Mientras aquel par de amigos estaba en el lago, en el palacio Calum le mostraba a Sir Ashton las locaciones, deteniéndose unos diez minutos en cada una para que el pintor hiciera bosquejos con su lápiz de carbón. Calum escuchaba y veía como todo el lugar estaba en caos, ordenando las cosas del príncipe, como también comenzaban los rumores y las sirvientas más jóvenes se arreglaban las unas a otras, escuchando como algunas habían avistado a la realeza y chillaban lo apuesto que se encontraba, al igual que el pintor, quien solo hacía oídos sordos ante los comentarios.
—Soy un artista y siempre acepto la belleza de las personas, cosa que hice de inmediato en el príncipe, pero jamás había estado acompañándolo en un lugar donde las mujeres estuvieran tan eufóricas por su presencia, sobretodo en el lugar que creció...—comentó el pintor, haciendo un vaivén entre los rosales y su cuaderno de bosquejos, atrayendo la mirada de Calum que observaba los corredores del palacio.
—Usted lo dijo Sir Ashton, el príncipe Luke llama la atención de mujeres a cada lugar que visita, y en este palacio que lo vio crecer, no es la excepción. Aquí hay muchachas realmente guapas, con algunas me he involucrado, pero realmente casi nadie es competencia para los "encantos" del príncipe. Debería haber visto alguna vez a Felicia y Fabianne, ambas perseguían a la realeza y a Michael, que corre con la misma fama por estos corredores de vez en cuando...
—¿Cómo de vez en cuando?—preguntó Sir Ashton dejando su lápiz tras su oreja para mirar a Calum y comenzar a caminar una vez más.
—Desde la partida del príncipe, Michael intenta no aparecer en el palacio para evitar toparse con el rey. A veces no puede escapar de él, porque o su padre lo obliga, o porque la realeza va a verlo. Michael realmente se apartó del rey y el comandante por lo que pasó luego de la partida del príncipe. Con la reina es una historia muy distinta de contar, porque ella siempre está interesada en él como Michael en ella, desde pequeño fueron cercanos.
