Neuvième.

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Cada elemento de ese palacio exclamaba lujo, elegancia y sobretodo, nobleza y poder. La verdad es que esta era la primera vez que el príncipe Luke entraba al palacio donde su amiga Victoria, comenzaría a reinar dentro de pocos días, y la verdad es que se encontraba absolutamente sorprendido de cada decoración con que el lugar contaba.


Como había prometido, en ningún minuto se separó de su amiga, y cuando los anunciaron a ambos al llegar, fue un verdadero espectáculo porque estaba el príncipe de Camberra y la reina del imperio británico, juntos llegando del brazo sin quedarse observando a nadie en específico, siempre con su vista en alto y escabulléndose con elegancia frente toda la atención.


Victoria se había acercado a unas amigas duquesas que habían sido invitadas, claramente presentando a Luke con un poco más de libertad, recordando que este realmente quería conocer damas en ese baile para en algún minuto establecer una relación, pero para su sorpresa, ninguna fue de su gran interés, todo lo contrario que sentían aquellas damas, quienes notaron  que la compañía de la princesa, era demasiado atractiva, además de que su título realmente alto en la escala noble, era demasiado tentador.


  —¿No que buscabas una dama? ¡Fueron tres Luke las que se interesaron!—susurró la princesa, futura reina, cuando se alejaron de sus amistades. Realmente aquella mandataria no entendía el razonamiento de su mejor amigo.


—Su excelencia, quizás deba dejar a su amigo solo con sus intereses y no entrometerse en estos —una voz había interrumpido el llamado de atención de Victoria, haciendo que la princesa y el príncipe se volteara a ver la figura alta que había hablado, topándose como este ya hacía la reverencia pertinente.


—¡Mi buen amigo Sir Ashton!—chilló la princesa, devolviéndole una leve reverencia, todo bajo la mirada de Luke que no comprendía quien era este Ashton y como diablos se había entrometido en una conversación de la realeza, más aún, interrumpiendo a la futura reina.


—Princesa Victoria, un honor verla en su última aparición como princesa antes de la coronación  —aquel hombre le dio una sonrisa a la muchacha, justo a tiempo que un pequeño mechón de su cabello castaño, cayera a la altura de sus ojos—. Discúlpeme príncipe Hemmings, claramente que esto no es protocolar, pero no pude evitar saludar a tan cercana amiga. Sir Ashton Irwin, para servirle en lo que desee—hizo una reverencia hacia el rubio que aún tenía el ceño levemente fruncido.


—Luke, él es Ashton, mi amigo pintor del que tanto te he hablado. Él se ha encargado de pintar cada uno de los cuadros que adornarán mi palacio, además que él es mi fiel informante de la realidad que atraviesa el pueblo, para nada parecida a lo que el primer ministro y los políticos me pintan —susurró la princesa, haciendo que el hombre rubio de artes asintiera con esa sonrisa que no se le había borrado en ningún minuto.


  —¿Cómo que te pintan? —preguntó Luke sin terminar de comprender la importancia de Ashton en aquel asunto político.


  —Príncipe Hemmings, con gusto responderé eso. Generalmente, los políticos y nobles que rodean al rey o reina, ocultan ciertos hechos que el pueblo atraviesa. Si usted cree que me equivoco, más de alguna vez quizás ha notado algún desorden del que usted no tenía ni la menor idea, ¿no es así?—y el joven rubio de ojos azules asiente, recordando el incidente que lo condenó al viaje, el cual dejó a su madre herida por sus impulsos ante la curiosidad y la búsqueda de Michael entre aquel desorden—. Entonces, mi función, además de pintar la figura de su amiga presente, y de paisajes, es también informarle como los plebeyos llevan su vida.

Sword and Crown 》MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora