Vingtième Huitième

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Había absoluto silencio en aquel lugar, donde dos de las tres personas presentes, estaban observando con demasiada atención, las acciones de una de esta. La tercera presencia se limitaba a observar cualquier punto, evadiendo hacer contacto visual con quienes compartía tan incómodo silencio.


  —En serio está bien...cicatrizará rápido.


—Te callas o te juro que te ordeno que lo hagas.


Apretó los labios Michael y asintió levemente, para luego sentir los pequeños toques de Luke sobre su mejilla malherida, sangrante en algunos puntos y con tonos ya morados en otros. Calum veía con atención las acciones del joven futuro mandatario, que con un húmedo y tibio paño, limpiaba a su guardián.


—No comprendo como no hiciste algún gesto de dolor...—comentó el moreno cochero, quien intentaba aprender lo que el rubio hacía.


—Es parte de mi entrenamiento...Principito, en serio no necesita más cuidado, ya he pasado por esto otras veces...—reiteró el guerrero desviando su mirada incómodo, con sus mejillas infladas.


—No comprendo porque tu otra mejilla está roja también...—de pronto comentó Calum y Michael lo fulminó con la mirada. El príncipe arrugó su ceño y observó al su moreno amigo a sus espaldas, para luego tomar el rostro de Michael y voltearlo al otro lado, viendo las ciertas palabras de su amigo.


—Está nervioso e incómodo...—comunicó Luke con una sonrisa autosuficiente, continuando sus acciones, por supuesto.


—No.


Luke arrugó su ceño y detuvo finalmente su limpieza, para observar fijamente a Michael:—¿No? ¿Estás seguro de eso?


Y se inclinó lo suficiente, con una sonrisa en sus labios, donde sus narices casi chocaban. El guardián sentía sus mejillas arder y podría jurar que Luke era capaz de sentir todo ese calor que desprendían aquellas.


—¡Sí! ¡No me gustan que estén cerca de mi!—aceptó Michael cerrando sus ojos con fuerza, esperando que su amigo se alejara de él. Luke sonrió y como si pudiera leer su mente, volvió a la misma posición anterior, para limpiar su rostro.


—Michael, no seas así. El príncipe te intenta ayudar...—comentó Calum y el rubio príncipe se volteó con una sincera sonrisa, asintiendo en dirección a su buen amigo que conocía uno de sus profundos secretos. 


  —Comprendo absolutamente todo su plan con intenciones de ayudar al pueblo, su plan de emergencia, donde sé que debo ir a entregarle tan importante acta a Sir Ashton, pero no termino de comprender porque Michael no pinta nada aquí. Él es el más adecuado para defenderse a sí mismo y tal acta que viajará hasta el Reiino Unido, él es el más preparado para recibir tales amenazas y desafíos, pero usted no me lo estás mencionando.


El joven príncipe observa fugazmente a Calum y luego suspira, para volver su vista a la ventana con el vaivén del carruaje acunándolos en aquella noche. Quedaba aún mucho tiempo de viaje para llegar al Reino de Canberra, pero necesitaba todo este para enseñarle a Calum.

Sword and Crown 》MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora