Cinquantième Neuvième.

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El tiempo ya era algo de lo Luke y Michael no temían, porque para ellos, si que el tiempo se escapaba entre sus dedos. Dos años y meses de separación, les parecieron un amargo y doloroso pestañear, mientras que cuatro meses, les parecieron un respiro no tan doloroso como el primero. Pero cuando se trataba de ellos juntos compartiendo, todo parecía lento y no les molestaba, sino que disfrutaban cada respiro, pestañear y contacto que el otro les brindaba.


Tal semana, les pareció un fugaz respiro, pero como Michael prometió, intentó inventar cada excusa posible que su mente maquinaba, para raptarse a Luke unos instantes. Montaron con Trueno, Relámpaga y Tormenta hasta el lago. Lanzaron piedras al agua, comieron en secretos pasteles en la cocina, se escondieron en los salones donde almacenaban diferentes artefactos y no dejaron de tocarse el uno al otro cuando la soledad se los permitía.


Lamentablemente, sus días no podían dedicarse exclusivamente al otro. Michael debía comenzar a distribuir su ejército en brigadas,además de bajar al reino diariamente para evaluar rutas y puntos críticos donde la población se concentraría para celebrar la gran boda, pero se iba en paz porque Edward estaba en las mejores manos.


Luke por otra parte, debió quedarse interminables jornadas en el palacio, donde ensayaba sus votos y palabras en latín, además de las pruebas de su traje de bodas que sería blanco demostrando la pureza de la unión.


Si supieran que hacía el rey cada noche.


Pero también debía cumplir con el pueblo que lo visitaba en el salón de ofrendas, y ante la sorpresa de todos, no lo hacía solo aunque su guardián estuviera ausente.


Desde el incidente con los rebeldes y la infiltrada niñera, Edward comenzó a desarrollar una especie de vínculo con el rey. Lloraba en los brazos de su nodriza cuando satisfacía su hambre, lloraba en los brazos de su nueva niñera cuando terminaba de cambiarle el pañal, y siempre lloraba al despertar aunque estuviera medio palacio en el cuarto.  El único lugar donde encontraba la calma y descansaba, era en los brazos de Luke, que sentado en su trono respondió a los requerimientos de los plebeyos con Edward durmiendo. El rumor se expandió tan rápido por el pueblo que incluso le llevaban ofrendas al bebé, que incluso lo acompañaba hasta su almuerzo o cuando Michael podía consentirle.


Así que, como era fácil de intuir, Luke debía llevarlo a sus ensayos de votos matrimoniales que debía suspender cuando Edward se despertaba de sus siestas, para luego retomar con el bebé en sus brazos. A Theodere aquella práctica le hacía mucha gracia, mientras que el cardenal estaba más que irritado por la misma.


Pero como se mencionó en un principio, el tiempo no era algo eterno para ellos, y ya estaban a un día de la boda. El palacio del rey Luke estaba histérico por las importantes visitas de nobles, mientras que el rey estaba impaciente por una correspondencia.


Su amigo Ashton debía ya comunicarle el estado de su planificación, porque dudaba que algo fuera posible luego de la boda, donde no solo él tendría el poder, sino que lo compartiría con Theodere. Así que estaba hecho un manojo de nervios esperando una respuesta, pues la última correspondencia había llegado dos días atrás, donde Ashton le comentaba que había un 50% de posibilidades que  el plan resultara el día de su boda y que lo esperara hasta medio día por una respuesta definitiva del golpe de estado que planearon por meses.

Sword and Crown 》MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora