Capítulo 04

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Ding Dong escuché ese sonido unas dos veces.

-Amor, olvidé las llaves -era una voz femenina que hablaba desde el otro lado de la puerta.

-¡Ay no! -Raúl se quejó y puso una expresión de asombro -llegó antes

-¿Qué pasa? ¿Quién llegó antes? ¿Podrías explicarme? Por favor

-Claro, mi novia llegó antes, se suponía llegaría en dos horas

-¿Y qué hago?

-Pues ahora, simplemente algo para que no te vea ¿Quieres? -suspiré y me arranque del cuello el collar.

-Listo -dejé el collar sobre el sofá, no podía tocarlo sin que lograra su objetivo.

-¿Segura que ya no puede verte?

-Si, estoy tan segura como de que me llamó Yoseline -ahora él suspiró.

-Bien -me respondió -¡Ya voy amor! -exclamó supongo a la chica que se encontraba del otro lado de la puerta.

Raúl caminó hasta la puerta lentamente, pero a veces, por segundos me observaba, yo me alejé y me senté en una esquina, en la cual podía ver cada rincón de la sala.

-Hola cariño -dijo al abrir la puerta.

-¿Por qué tardaste tanto? ¿Qué tanto hacías? -preguntó de una forma que no fue un reproche.

-Lo siento, estaba en el baño -giró para cerrar la puerta y de nuevo clavó la vista en dónde estaba yo, se notaba nervioso.

-No importa, mejor dime -dejó su bolso en la pequeña mesa de centro -¿tienes algún plan para esta noche?

-No, pero podemos improvisar -los dos se sentaron en el sofá, en dónde hace un momento estaba yo.

-¿Cómo que cosa?

-Lo que tu quieras, puedo preparar la cena, podemos pedir comida a domicilio y ver una buena película, puedo darte un masaje -cuando él dijo eso, no pude evitar que en mi cabeza aparecieran unas imágenes perturbadoras de ellos dos, simplemente mal pensé lo que dijo.

-Me agrada la última idea, pero espero que ese masaje tenga un final muy feliz

¿Por qué a mi? ¿En serio esto acarreaba ser un ángel guardián? ¿Realmente tenía que estar junto a él 24/7?. Raúl se montó sobre su novia y comenzó a besarla, pero cometió el error de mirarme de nuevo y se detuvo; yo decidí entrar a la cocina y mirar desde ahí.

-Espera, tengo que ir por algo -le dio un beso en la frente y me siguió a la cocina.

-Ve al baño -susurró.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Porque no quiero que nos veas ahora -se agachó para buscar algo en la barra de la cocina.

-Soy tu ángel ¿lo recuerdas?

-Si, pero esto es privado ¿okey?, no ahora, eres menor y será mejor que te cubras los oídos -rodé los ojos y suspiré.

-No iré al baño -le advertí.

-¿Ah no? -se levantó y se cruzó de brazos -vas a ir al baño porque yo lo digo.

-¿Y qué vas a hacer al respecto? -lo reté.

-Ahora vas a ver

Raúl tomó una botella de algo y dos copas, lo vi caminar en dirección por un pasillo, su novia caminó tras él y escuché la puerta, pensé que había ganado hasta que vi de vuelta a mi protegido venir hacia mí y me tomó entre sus brazos y sí, como se imaginan me llevó hasta el baño y cerró la puerta con llave.

-¡Ah! Eso me gano por querer entrar al dichoso paraíso -bajé la tapa del inodoro y me senté sobre ésta.

Comencé a tararear una melodía en mi cabeza y en medio de todo el aburrimiento tomé entre mis manos un envase de plástico y comencé a leer la parte trasera.

-Aromatizante, alcohol, agua, glicerina -las palabras comenzaban a sonar raras y deje de leer; me lavanté y caminé hasta el gran espejo del baño, mi reflejo era algo diferente, mis alas no eran ni blancas, ni negras, parecían de un verde azulado oscuro ¿sería verdad lo que me dijo Miguel? ¿Realmente el espejo me llevaba al mundo? Habría que probar ¿no?.
Primero metí mi mano y corroboré que realmente podía atravesar el espejo; trepé el lavamanos y tomé impulso; caí de rodillas en un gran cuarto lleno de papel.

-Qué demonios... -susurré mientras me levantaba y me acerqué poco a poco.

Revisé algunos pergaminos que estaban ahí, y estaba el nombre de cada ángel, de cada mortal y de cada alado ¿pero por qué? Dentro de éstos estaba escrito el pasado de cada ángel guardián, algunos papeles se escribían solos, y parecían ser los de los mortales, los de los ángeles solo tenían datos, y los de los alados estaban en botellas y tenían sus historias.
Todo estaba ordenado alfabéticamente, la curiosidad me ganó y comencé a caminar entre los pasillos.

-A, B, C, D -continúe mi camino mientras leía el alfabeto -O, P -me detuve a pensar y me adentré en el pasillo, era enorme, se dividía en secciones; arrastrando los pies caminé entre todos esos estantes hasta que tropecé con un pequeño tubo de cristal, caí de rodillas, pero no me importó, tomé aquel objeto entre mis manos, saqué el papel y comencé a leer.

Se enamoró perdidamente de un mortal, aquella joven ángel no fue capaz de resistir a aquellas emociones y renunció a su destino con tal de ser una mortal, se arrancó las alas y los dones, pero más temprano que tarde llegó su KARMA por el pecado, su crimen no se quedó sin castigo; perdió las alas arrancadas de su espalda por su propio padre y a él, a su protegido, a su mundo, a su amado, a él también lo perdió, perdió lo que tanto amaba, renunció a su vida en el paraíso por algo que no pudo mantener y se le fue de las manos. Aquella joven ángel se convirtió en uno de los pocos ángeles caídos.

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